Palabras contadas
La lápida de Borges
María Kodama ha muerto sin testamento. Se ha ido sin realizar la más importante de sus tareas: asegurar que el legado de Borges queda protegido
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La noticia, si ningún letrado la desmiente, sorprende. María Kodama ha muerto sin dejar testamento, lo cual es como decir que se ha ido sin realizar la más importante de sus tareas: asegurar que el legado de Jorge Luis Borges queda protegido. Esa temeridad, ... sin duda, rima con la inscripción que la viuda del genial autor de 'El Aleph' mandó grabar sobre su lápida: 'And ne forthedon na', parte de la arenga a los últimos guerreros de Northumbria que cayeron en la carga final contra los vikingos, que les superaban en número, en la batalla de Maldon en el 991.
Este final heroico —a lo Rocroi— procede de un poema que Borges recitaba en sus últimos años y significa 'y no temieron' a la muerte. De una forma similar, Kodama no debió sentir aprensión por la consecuencia de abandonar este mundo dejando un enigma por testamento. Todo lo cifrado sienta bien al universo de quien imaginó el mundo como un laberinto biblioteca en cuyo desorden repetido se formula el orden. 'Funes, el memorioso', aquel personaje suyo incapaz de olvidar un solo detalle, sería el perfecto cicerone.
Borges fue enterrado en el cementerio de los Reyes de Ginebra, tras su muerte en 1986, y sabemos que en la tumba vecina yace Grisélidis Réal: «Ecrivain-Peintre-Prostituée, 1929-2005». No muy lejos está el supuesto sepulcro de Calvino, cuyo lugar exacto se desconoce. ¿Quién puede saber toda la verdad? El sentido de la vida podría ser un sentido del humor, y el universo sólo un verso de la gran maquinaria del azar. Falta una testamentaría por ChatGPT.
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