PALABRAS CONTADAS
Un cigarro con Michnik
Sólo uno fuma y sonríe, es Adam Michnik, el héroe de la libertad de prensa en la Polonia que logró dar la espalda a la dictadura comunista
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Capítulo del último libro de Adam Michnik

La mañana es fresca y en la calle Lope de Vega de Madrid hay dos hombres fumando. En realidad sólo uno fuma y sonríe, es Adam Michnik, el héroe de la libertad de prensa en la Polonia que logró dar la espalda a la ... dictadura comunista, y el otro, su traductor Marciej Stasinski. Casualmente están frente a la gigantesca sede de Comisiones Obreras. Les saludo y hablamos brevemente del temor a la llegada de Trump y de la guerra de Ucrania: «Moscú está más cerca de Varsovia que Washington de Madrid», dice.
Recuerdos añosos y temores actuales por el acoso a la democracia y el futuro de la prensa libre se desvanecen entre expresiones polacas, traducciones de ida y vuelta y bocanadas de humo universal. Michnik sigue en la brecha, la del periodismo, y también la del optimismo. De pronto, un recuerdo intempestivo: la amargura que sintió cuando el PSOE de los ochenta no quiso apoyar al movimiento Solidaridad. «Tiempo después conocí a Felipe González y se lo reproché. Me explicó que ellos recelaban de que fuera un instrumento de la derecha extrema». Comento que había que tener mucha voluntad por entonces para no ver en Lech Walesa un luchador por la libertad.
Y que el PSOE siempre ha tenido un panteón simbólico más comunista que su fachada, y que eso explica su escasa y fútil crítica al castrismo y su simpatía por los epígonos de Castro, desde la Nicaragua sandinista a la Venezuela dictatorial de hoy, con Zapatero como 'curator'. Sonríe. Apaga el cigarro en una papelera y se despide: «Escríbalo. Hoy no podemos callar»
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