PALABRAS CONTADAS
Brumario
Parece que regresemos a las más viejas distopías y ensueños de esos tiranos que paren con dolor en todas las revoluciones
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El golpe de Napoleón contra la fiesta de la guillotina tuvo un nombre inolvidable: 18 de brumario
Parece que regresemos a las más viejas distopías y ensueños de esos tiranos que paren con dolor en todas las revoluciones. Por ejemplo: «Ese mes se llamará brumario», dijeron en la Convención hace más de dos siglos, inmersos en ese racionalismo intolerante de los ... tontos decimales. No sabían que tal vez se llamó brumario sólo para que el golpe de Napoleón contra la fiesta de la guillotina tuviese un nombre inolvidable: 18 de brumario. Más nombres: ahora que la Navidad la va a decretar el Herodes venezolano en plena tortura de los inocentes vernácula, cuando quiere imponer que la esperanza madure en el árbol de la desesperación, entrega cestas y perniles a sus adeptos y deja con hambre de justicia al resto del mundo.
Será en octubre su Navidad bárbara, inculta, de chiste. Por cierto, entre las novedades de la rentrée, ha caído en mis manos un ensayito de Louisa Yousfi, autora francesa de origen argelino, que argumenta que «la cultura es una glotonería que vuelve a la mente obesa e impotente». Sin embargo, continúa, es «la barbarie una vitalidad primitiva que permite la escritura verdadera, el gesto puro, la poesía».
Hay que volver a la barbarie, defiende, y aplica a esa lectura de la realidad el 'ethos' provocativo del rap: los raperos le recuerdan «a una vía espiritual del islam medieval que se llamaban los malâmati, el pueblo de la culpa». Por lo visto estos se veían a sí mismos como puros de corazón y a la vez se hacían censurables a propósito con acciones impías. Casi como todos los tiranos. Feliz brumario.