crítica de:
'Los incorregibles', de Julia Wertz: reírse por no llorar alcohol
cómic
Entre las memorias hilarantes y el tebeo de autoayuda, la artista relata cómo dejó de beber alcohol en Nueva York con veintipocos años
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Entre las memorias hilarantes y el tebeo de autoayuda, aunque este último punto en menor grado, pero no menos importante sino al contrario, Julia Wertz ('La fiesta de los pedos') cuenta en 'Los incorregibles: de cómo dejé de beber en Nueva York' ( ... Errata Naturae) exactamente ese final de ciclo con el alcohol y bastante más, pues hay sociología y psicología de la ciudad de los prodigios y las soledades, su submundo de la creatividad y las viñetas, y de una protagonista, la autora, que padece una inercia nociva con el bebercio que quiere atajar a la agitada edad de los veintipico años (pronta absolución habría que apuntar también).
Si en 'Yo, adicto', la serie de Javier Giner interpretado por Oriol Plá, basada en el libro autobiográfico del primero, vemos a un hombre tocando fondo y sus días en el centro de rehabilitación, desde el realismo (sucio) y el drama y lo modoso, en este caso es otra cosa, más amable, menos intensa y más ácida y que en su desarollo directamente pasa a pasar del Tema de su lucha contra el vino a ser algo más como 'Girls' de Lena Dunham pero solo una 'girl', con sus cuitas existencialistas de distintos pelajes.
Cómic
'Los incorregibles'

- Autora Julia Wertz
- Editorial Errata Naturae
- Año 2024
- Páginas 320
- Precio 29 euros
En el inicio del cómic, nos encontramos a Julia cumpliendo 30 años en medio de la selva en Puerto Rico junto al jeep que acaba de estrellar. Para comprender qué ha pasado, volvemos atrás unos años antes, cuando emprendió el camino de la sobriedad tras darse cuenta de que, como modus vivendi, bebía todos los días hasta la inconsciencia. Pintaba chunga la cosa, vamos. Una dibujante con cierto éxito para permitirse un cochambroso minisótano inundable en la capital del mundo, donde recibir a sus citas fallidas y novios infames, y a la que vemos seguir los pasos de Alcoholicos Anónimos con recaídas varias y hasta absurdas.
Desde el dibujo naíf, la autora se ríe de sí misma a lo bruto, como nos gusta, con el toque cafre de los tebeos (nada igualado en otros formatos más cobardes), y, sin embargo, hay una sutileza harto notable aunque esto último parezca un contrasentido. Más allá de su ingenio tremendo para la anécdota patética, hay un manejo docto de lo pocho que entraña vivir, que es sufrir, con algún instante bello y/o de comunión con los otros.
Como reza el acertado título en español (en inglés fue 'Imposible People') y contraviniendo a la ciencia: «No seas uno de esos incorregibles». Por favor. Una viñeta que vuela como un meteoro luminoso y que ilumina este retrato del cuarto oscuro por el que transita tanta gente sensible y artística y que con ternura algunas maestras del costumbrismo, tal que aquí, nos regalan hasta la risa.
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