'Imposible decir adiós', de Han Kang: las pesadillas de la Historia

NOVELA

'Imposible decir adiós'

• Autora Han Kang
• Editorial Random House
• Año 2024
• Páginas 256
• Precio 21, 90 euros

Se trata, obviamente, de un trasunto ficcional de la propia Han Kang y su libro 'Actos humanos', de 2014. En el peor momento de su crisis, Gyeongha incluso ha redactado su testamento. Un mensaje la saca de esas ideaciones suicidas. Su amiga Inseon, una antigua documentalista con la que trabajó varios años haciendo reportajes en zonas de conflicto, ha tenido un accidente en su taller de carpintería y está convaleciente en un hospital en Seúl.

Gyeongha va a visitarla y, una vez allí, Inseon le pide un favor: que vaya de inmediato a su casa en la isla de Jeju, de donde la han traslado de emergencia, para atender a Ama, su cotorra, que se ha quedado sola. Una interminable tormenta de nieve convierte este argumento, en apariencia banal, en una odisea y en un infierno. Pero, ¿dice esto algo verdaderamente importante sobre la novela?

La historia transcurre entre la dimensión microscópica de los cristales de nieve (una fijación que ya había tratado en 'Blanco', de 2016) y los planos abiertos de las más horrendas masacres sufridas por el pueblo coreano a mediados del siglo XX. Un marco que va de lo íntimo a lo histórico en el que estos dos personajes, estas dos amigas, se miran, conversan, se escuchan y se comprenden. Las unen, también, dos pesadillas.

La pesadilla de la Historia, como diría Joyce, y la pesadilla recurrente que atormenta a Gyeongha: una ladera repleta de troncos negros, «ligeramente ladeados y curvos, como miles de hombres, mujeres y niños escuálidos andando cabizbajos en la nieve». Uno intuye que se trata, en el fondo, de una sola pesadilla. La novela se encamina hacia esta confirmación sin que el hecho de presentirlo le quite un ápice de intriga y sorpresa a la trama.

Gyeongha le propone a Inseon materializar la imagen de su sueño en una instalación artística, como una suerte de exorcismo. Ambas posponen el cometido año tras año hasta que Inseon decide apropiarse de la pesadilla y hacer la obra por su cuenta. Esta decisión propicia un nuevo acercamiento y lleva a Gyeongha a buscar las respuestas a esas preguntas que no se ha atrevido a hacerle a su amiga: ¿por qué dejó una prometedora carrera como documentalista para convertirse en carpintera? ¿Por qué se quedó viviendo en la isla de Jeju, en la vieja y aislada casa familiar, aun después de que su anciana madre muriera?

Y, sobre todo, ¿por qué tanta soledad? Entre estas interrogantes se despliega la mirada de Han Kang, que prospera, como las flores que crecen en los intersticios del asfalto, en los espacios reducidos, angostos y angustiantes, para encontrar nuevas formas de belleza, de libertad y de sosiego, en medio de un mundo feroz. En 'Imposible decir adiós' bellamente traducida por Sumne Yoon, hay páginas que son de lo mejor que se ha escrito en este siglo y que probablemente seguirán resonando, en su murmullo bajo pero constante, en los años venideros.