Crítica de:
Guardi, y la Venecia que se diluía entre los dedos
Madrid
Con los fondos del Museo Gulbenkian de este vedutista veneciano organiza el Museo Thyssen una aproximación a su figura madura
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!['La fiesta de la Ascensión en la plaza de San Marcos' (h. 1775), de Guardi](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2025/02/12/guardi_san_marcos-RJeLzGg8Fbkho0NXzBxqV1H-1200x840@diario_abc.jpg)
Venecia fue siempre una ciudad turística, que atrajo desde la Edad Media a toda clase de curiosos. Consciente de la pasión que despertaba entre los viajeros, un pintor, Luca Carlevarijs, publicó en 1703 una guía de la ciudad con 104 grabados al aguafuerte.
El éxito del proyecto fue tal que la producción de estampas y cuadros con vistas de la ciudad se convirtió en un lucrativo negocio. Varios talleres de renombre, entre ellos los de Marieschi y Canaletto, la máxima figura del género, entraron en el juego.
También el de la familia Guardi, cuyo representante más notable fue Francesco. Era una época difícil para la República veneciana, cada vez más irrelevante en el concierto internacional, pero que disfrutaba de un presente esplendoroso en el orden artístico equiparable a sus mejores tiempos. Vivaldi, Albinoni, Tartini, Galuppi, Piranesi, Rosalba Carriera,Goldoni, Lorenzo da Ponte, Canova o Casanova, por citar sólo a las figuras de la época, así lo demuestran.
Plena madurez
Las 19 obras de Francesco Guardi que pueden contemplarse ahora en el Museo Thyssen de Madrid (pertenecientes a la colección de Calouste Gulbenkian, un filántropo de origen armenio que creó la maravillosa fundación lisboeta que lleva su nombre) fueron realizadas entre 1765 y 1791, cuando ya era un artista maduro. Guardi pintó desde joven, pero debutó como vedutista muy tarde, en 1756, con 44 años. Aunque los críticos discrepan sobre quién pudo ser su modelo, la calidad de sus panorámicas urbanas hizo que desde el principio se hablara de él como de un aventajado seguidor de Canaletto.
No está claro que fuera así, y si lo fue no impidió que su estilo diera un giro radical justamente en la época en que ejecutaba las pinturas que compró Gulbekian. La geométrica y meticulosa perfección de Canaletto, muerto en 1768, se convirtió en sus obras (no en todas, claro, pues los talleres viven de la rutina), en una pintura suelta, vivaz y seductora, que explica la atracción que suscitó entre los impresionistas.
![Imagen principal - De arriba abajo, 'La partida del bucintoro' (h. 1765-1780); 'Las compuertas de Dolo' (h. 1774); y 'El pórtico del Palacio Ducal' (c. 1778)](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2025/02/12/guardi_bucintoro-U65626076817sbO-758x470@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - De arriba abajo, 'La partida del bucintoro' (h. 1765-1780); 'Las compuertas de Dolo' (h. 1774); y 'El pórtico del Palacio Ducal' (c. 1778)](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2025/02/12/guardi_dolo-U64581014656sht-464x329@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - De arriba abajo, 'La partida del bucintoro' (h. 1765-1780); 'Las compuertas de Dolo' (h. 1774); y 'El pórtico del Palacio Ducal' (c. 1778)](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2025/02/12/guardi_portico-U66261625563bIM-278x329@diario_abc.jpg)
¿Cuál fue la causa de ese giro? Los estudiosos coinciden en que el intenso lirismo que se aprecia en tantas obras suyas a partir de esa fecha ('vedute', fantasías arquitectónicas o ruinas, temática que no reflejaba la nostalgia de épocas mejores, sino el presentimiento del desastre que se avecinaba) guarda relación con el pesimismo reinante en Venecia. Nadie allí estaba dispuesto a renunciar a 'la gioia di vivere' que constituía su seña de identidad, pero todos sabían que el final del milenario régimen que la hizo posible era inminente. De hecho, la Serenísima cayó en 1797, cuatro años después de la muerte del pintor.
Una pintura de 1765, 'La góndola en la laguna', propiedad del Museo Poldi Pezzoli de Milán, marca el inicio de ese estilo caracterizado por la deliberada falta de rigor en la perspectiva, el carácter nervioso de la pincelada, el oscurecimiento de los colores y la sensación espiritual de claudicación y desvanecimiento que se refleja en la forma en que Venecia parece hundirse en las aguas. Agoreros celajes y edificios de imprecisos contornos reflejan el pesimismo de alguien que más que reproducir lo que ve, lucha por preservar la atmósfera de una ciudad que lo fue todo y ahora agonizaba.
!['Guardi y Venecia en la Colección del Museo Gulbenkian'](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2025/02/12/guardi_puente-U26803584764kdn-366x206@diario_abc.jpg)
'Guardi y Venecia en la Colección del Museo Gulbenkian'
Colección. Museo Thyssen. Madrid. Paseo del Prado, 8. Comisaria: Mar Borobia. Hasta el 11 de mayo. Tres estrellas.
Desafortunadamente, no son las piezas de Gulbenkian las más representativas de esta tendencia. Con ser relevantes, y algunas muy bellas, la mayoría no alcanzan el nivel de las obras maestras del pintor. No digo esto para hacer de menos la muestra del Thyssen, que seguro complacerá a los aficionados, sino para reivindicar la figura de un artista que firmó obras aún mejores.
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