CRÍTICA DE:
'Fuego cruzado. La primavera de 1936', de F. del Rey y M. Álvarez Tardío: los frutos del odio sembrado
ENSAYO
La larga «primavera de 1936» fue el momento más trascendental de la historia de España en el siglo XX. Cinco meses entre las elecciones de febrero y el golpe de Estado de julio en los que se decidió el futuro de la República
Artículo de César Cervera
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![Carteles de propaganda en 1936](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/04/03/propaganda-RGSvI7SLcWeBtsojSJ16OzN-1200x840@diario_abc.jpg)
Fernando del Rey y Manuel Álvarez Tardío, catedráticos de historia del pensamiento y de los movimientos sociales y políticos de las universidades Complutense y Rey Juan Carlos respectivamente, vienen realizando, desde hace muchos años, la impresionante tarea de poner en su sitio los discursos ... ideologizados que parecían haberse impuesto en la historia de lo que sucedió en España a partir de 1931.
Son un ejemplo claro de que, a pesar de las enloquecidas críticas de algún divulgador y del silencio de algunos colegas, no todo el mundo académico se ha rendido a un discurso conformista —y bien subvencionado— puesto al servicio de algunos intereses políticos, especialmente desde la llamada ley de la memoria histórica del 2007.
ENSAYO
'Fuego cruzado. La primavera de 1936'
![Imagen - 'Fuego cruzado. La primavera de 1936'](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/04/03/1611portaoctavio-U33447708844ZsD-224x330@diario_abc.jpg)
- Autores Fernando del Rey y Manuel Álvarez Tardío
- Editorial Galaxia Gutenberg
- Año 2024
- Páginas 696
- Precio 28 euros
Del Rey, por aquello de centrarnos en sus aportaciones fundamentales, ha dejado claro y cristalino, que la imagen de la República como un régimen democrático ejemplar estuvo alterada desde sus primeros pasos, a pesar de que el nuevo régimen trajera sinceras ilusiones reformistas. En el laberinto republicano se perdieron muchas de ellas, y la intransigencia política derivó frecuentemente en políticas de odio que tampoco fueron exclusivas de España.
Álvarez Tardío, por su parte, ha puesto en duda el presunto paralelismo entre aquel régimen republicano, en donde se impuso la idea de exclusión del adversario, y el reflejado en la constitución de 1978. Muy recientemente, junto con Roberto Villa, realizó una detenida disección de las elecciones de febrero de 1936 —las últimas de aquel periodo republicano—, en las que los resultados electorales quedaron gravemente distorsionados por la presión popular que se generalizó desde el día siguiente al de la elección. A pesar de la lectura apresurada que han hecho algunos, el fraude al que aluden en el título su libro, no estuvo en la campaña ni en la jornada electoral, sino en lo que sucedió en los días siguientes.
Ahora, tanto Del Rey como Álvarez Tardío se han centrado en la violencia que se apoderó de la sociedad española a partir de las elecciones de febrero de 1936, que ganó el Frente Popular de izquierdas y desembocó en el pronunciamiento militar del mes de julio. Cinco meses que superan ampliamente la imagen de la 'primavera trágica' de la que se viene hablando desde hace muchos años.
Las cifras globales de esa violencia, según nuestros autores, superan incluso las que esgrimieron en el Parlamento los líderes de la oposición conservadora: Gil-Robles y Calvo Sotelo. Los resultados que se ofrecen en este libro nos hablan de 484 muertos y 1.659 heridos graves en este periodo, un nivel que nunca se había alcanzado en los cinco años anteriores del régimen republicano, si se exceptúan las víctimas del estallido revolucionario de octubre de 1934. Eso significó triplicar la media de víctimas mortales diarias que había sufrido España desde la implantación de la República en abril de 1931.
Esa violencia, sin embargo, no ha parecido preocupante a algunos historiadores que, con la intención de disculparla, han llegado a sugerir que fue el fruto de una movilización legítima de sectores de la sociedad a los que, en los años anteriores, se les había negado el acceso al debate público y a las instancias del poder. Eso les ha permitido apuntarse al discurso políticamente correcto que se ha impuesto en la legislación más reciente.
Se han centrado en la violencia que se apoderó de la sociedad a partir de las elecciones
Los autores de este libro no se han conformado con estos discursos complacientes con el poder y han analizado, con sumo detalle, las características de esta violencia y a los protagonistas de ella: censura de prensa, violencia anticatólica, presión de las organizaciones obreras, actuación de los gobernadores, dificultad de acción de las fuerzas del orden para el uso proporcional de la fuerza, límites de la acción judicial y, en última instancia, un deterioro de la cultura política que permitió transformar una ajustada victoria electoral en un programa de ocupación de todo el poder con el pretexto de 'republicanizar' el régimen.
En esas circunstancias, el adversario político se convirtió en enemigo al que convenía eliminar en el sentido más completo de la palabra. El odio se convirtió en un factor determinante de la vida política española y en este libro se nos ofrecen ejemplos sobrados del ensañamiento que distinguió a muchos de aquellos asesinatos.
Las páginas destinadas a pormenorizar el de Calvo Sotelo nos ofrecen una imagen angustiosa de lo que fue la degradación del clima político en aquellos meses.
El odio se convirtió en un factor determinante de la vida política española
Los autores han dejado bien claro que, con su libro, no han pretendido mostrar los prolegómenos de lo que llevó a la Guerra Civil. Somos muchos los historiadores que nos negamos a aceptar la inevitabilidad de lo que ocurriría después, pero tampoco debemos conformarnos con la idea de disculpar a quienes actuaron como sembradores de odio.
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