CINE
Exorcismo al Hollywood clásico
En plena degradación de los documentales, que buscan una verdad a la carta, el cine dorado hace un ejercicio de honestidad y baja a sus mitos del pedestal

En un ejercicio de contracultura, de nadar contra la corriente, el cine clásico está exorcizando a sus leyendas, bajándolas del pedestal y recuperando, de paso, la vocación perdida del documental, pervertido por su democratización y contaminado con el espectáculo frívolo de la telerrealidad. Un ... género desnortado que vende la verdad al servicio del mejor postor, y que ahora, para encontrarse de nuevo, se aferra al rigor por recuperar el legado de los que ya no están, porque es el tiempo, y no uno mismo, el único que puede poner a cada uno en su lugar.
Frente a la tendencia de productos al servicio del 'marketing' de las autoproclamadas estrellas mediáticas (Meghan Markle y Harry, Tamara Falcó, Georgina Rodríguez), aflora una hornada de honestidad donde, por su inclinación fabuladora, menos cabría esperar. El mundo del cine está llevando a cabo hoy un crudo proceso de humanización de sus gigantes del Hollywood dorado con una vuelta a la esencia original de los documentales cuando, plataformas mediante, más degradado está el formato. Obras que resucitan la verdadera vocación del género, la búsqueda de la verdad, que persiguen escarbando en los recuerdos, en el material inédito, para dibujar un panorama completo sobre esas estrellas que, desde su muerte, han sido cubiertas de una infinita cantidad de capas de ficción, leyenda y rumores maliciosos.
No hay verdades absolutas pero sí una intención por desacralizar a actores y directores imprescindibles del Hollywood de mediados del siglo pasado a través de 'flashazos', de testimonios, de escenas de una vida que vivieron detrás y no delante de la cámara. Destaca la serie documental, por innovadora, 'Las últimas estrellas de Hollywood' (HBO Max), en la que Ethan Hawke reivindica, a partir de un homenaje a Paul Newman y de la transcripción de unas grabaciones quemadas por el propio actor, a Joanne Woodward, tan brillante como su marido y también el sostén de un hombre que, tras la fachada de galán, escondía a un ser tembloroso y lleno de inseguridades. Pasados los años, no se necesitan eufemismos para referirse a estas leyendas del cine, corrompidas por los placeres mundanos como el resto de los mortales. Las infidelidades, las adicciones y los traumas de infancia de Newman asoman en sus capítulos, no como ardid para mantener al espectador enganchado sino para entender, sin distorsión, quién fue y qué motivaba al protagonista de 'El golpe'.
Virtudes y defectos
Sucede lo mismo en el caso de 'John Huston, un alma libre', más convencional pero con el mismo propósito en su casi hora de metraje: profundizar en la figura de ese dotado rebelde que revolucionó el cine con algunas de las mejores películas de la historia. «Estoy convencido de que en la humanidad ha habido más fracasos que éxitos», se escucha al director de 'El halcón maltés' en el documental, disponible en Movistar Plus+, que se detiene en las virtudes y no esconde sus defectos. Y lo dice un hombre que durmió en la calle en Londres durante seis meses antes de que Jack Warner le confiara la película de cine negro que impulsó su carrera y también la de Humphrey Bogart. En esto de recuperar el género a través del cine dorado, Movistar Plus+, por cierto, está haciendo un doctorado. En sus filas se cuentan los ejemplos a montones, desde 'La voz de Charlie Chaplin', 'Peter O'Toole', 'Frank Capra, érase una vez en Hollywood' a 'Grace Kelly: los millones perdidos'.
A veces, la excusa para volver a la palestra es una curiosidad, una anécdota, que invita a indagar en las obsesiones de esas estrellas. Como hace '¡Boulevard! Una historia de Hollywood', de Filmin, donde se descubre la historia del musical desconocido de 'El crepúsculo de los dioses', pero también la redención de Gloria Swanson, una actriz maldita por el propio personaje al que dio vida en el filme de Billy Wilder. Y, por supuesto, no faltan los que cruzan la línea y coquetean con el morbo, como 'El misterio de Marilyn Monroe'. Las cintas inéditas', de Netflix, que aprovechan el silencio para contar lo que les interesa, sea verdad o mentira. 'Blonde', sin ser documental, hace ese mismo esfuerzo por diseccionar las miserias de la bendición rubia desde una perspectiva que no hace prisioneros.
En lugar de las autoloas con las que el 'streaming' parece imitar a la televisión tradicional, con estos documentales se persigue completar el puzle de unos mitos que, bajo la lupa, terminan desmitificados. Y, ciertamente, tiene gracia que sea el cine, un engaño en sí mismo y una industria proclive a lo autoimpostado, el que se convierta ahora en bastión de ese esfuerzo por ajustar cuentas con la verdad, por convertir a los ídolos en personajes de carne y hueso. En fin, por desempolvarlos y sacarlos de las vitrinas de los museos. Nunca es tarde para encontrar, si no cincuenta, al menos un puñado de justos en Sodoma.
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