PUES DICES TÚ
El de la escopeta
Las dos personas 'normales' se encuentran en una cola para comprar entradas de teatro. Y hablan con 'gran conocimiento de causa' de Delibes, obras y actores
![El de la escopeta](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/01/18/cortes-RU3ForqLFy7WO3qHsUWPahL-1200x840@abc.jpg)
Las dos personas normales se encuentran en la cola del teatro. No es la cola de antes de la función, es una cola normal, de las desabridas, a mediodía; para conseguir entradas, nada más. Es una cola corta (ya no es como antes de internet).
—Hola.
—Ah, hola. ¿Qué tal?
—Pues ya ves. Aquí, esperando que me toque.
—Como yo. ¿A ti quién te ha mandado?
—¿A mí? El pequeño, ¿y a ti?
—A mí la mía también, que es la teatrera. A mí el teatro, plin.
—Pues yo un poco lo mismo, pero ya ves. Quiere ver no sé qué, el pequeño, que le he dicho yo al pequeño que si no podía comprarse las entradas él, que para eso tiene teléfono. Pero va y me dice que así aprovecho y me da el aire, ¿te puedes creer?
—Ya, la mía un poco igual. Y que ella se apaña menos con el móvil que tu hijo, me parece. Dice que en internet primero lo ponen todo muy fácil, pero que al final es un lío. Que te preguntan números y cosas y que se te escriben los números solos, aunque no sean los que tú quieras, y que luego te faltan datos y te dice la pantalla, no sé cómo, que tienes que ir para atrás, y luego vas para atrás y se te borra todo, y a las tres veces que se te borra todo te pones a dar gritos en el cuarto, por lo visto, así que la oímos hablar sola, que se la siente desde donde tenemos la tele, y luego ya me dice a mí que por qué no me doy un paseo, que me va a sentar muy bien. Cada vez que quiere ir al teatro, lo mismo. Y cuando quiere ir en tren.
—Es que los que han hecho internet lo tienen todo manga por hombro, como digo yo. Será para que no compres.
—¿Cómo va a ser para que no compres? A ellos les interesa que compres, ¿no?
—Pues será para que compres de más. O para que compres otra cosa, algo que ellos quieran. O para que no sepas lo que compras, que ahora nos quieren así, gastando sin saber. Para que no nos enteremos de que está todo más caro, que ojos que no ven, corazón que no siente.
—Pues dices tú, pero igual sí, porque el pequeño se compró una vez un libro y le llegaron seis, nos explicó, que él sólo quería uno, que no era culpa suya, que él qué iba a saber, nos dijo. Que sería un error.
—Igual fue cosa de internet.
—Pues no te digo yo que no.
—¿Y no le dijiste que los devolviera?
—Le dije. Pero me dijo que era casi mejor quedárselos, me dijo, y le dije que iba yo a la tienda, que a mí me daba igual, y me dijo él que no, que no me molestara, con el frío que hacía fuera.
—Igual es que los libros venían de otra ciudad.
—No, no. Venían de aquí. Se lo pregunté. Pero le daba pena hacerme andar, decía. Y se los quedó todos.
—Será que sólo le gusta cuando hay teatro.
—¿Le gusta qué?
—Hacerte andar. Ponerte a dar paseos.
—Ah, ya.
—Ponerte a hacer recados…
—Ya, ya. Si lo he entendido. Es que los chicos son muy complicados, ahora. Un día te quieren mucho y otro no te quieren nada. Como son de otra generación…
—Lo mismo le pasa a internet.
—Exacto. Lo mismo le pasa a internet…
La mañana es fría, pero no mucho. La cola avanza bien. Los árboles parecen muñecos desnudos. El sol se esconde entre las nubes leves (casi una gasa) y sale otra vez con desgana. Los coches pitan cuando quieren.
—Vamos bien, ¿no? —dice la segunda persona, consultando el reloj de pulsera.
—Vamos muy bien. En cinco minutos estamos.
—¿Y tú qué entradas quieres?
—Las del teatro, como tú. ¿Es que hay más cosas?
—Hay conciertos, hay un mago… Hay hasta más funciones, que la ventanilla es para muchos sitios. Y a veces en el mismo sitio van y cambian de función. Por las mañanas, por ejemplo. Para los niños.
—No sabía. Yo adonde vengo es donde Delibes.
—¿Y ese quién es?
—El escritor. El de la gorra.
—Ah, ese Delibes. Ya sé. El de la escopeta, ¿no? ¿Hace teatro ahora?
—Se murió.
—Ya, pero si hacía, digo.
—Pues parece. Se casó con Conchita Velasco, ¿no?
—No. Ese es Pepe Sacristán. En un tranvía, me parece.
—¿Sacristán no se casó con Paloma San Basilio?
—Pues lo mismo. ¿Hace Sacristán lo de Delibes?
—Me suena que sí. Pero otra obra.
—¿Hay varias obras de Delibes?
—Se conoce. Esta es de guerra. Es con Carmelo Gómez.
—Ese es vasco, ¿no?
—Por la cara, sí.
—Y el Gran Wyoming también.
—También, pero ¿a qué viene el Gran Wyoming?
—Hay muchos vascos, ¿no?
—¿En el mundo?
—¿Y dan muchos tiros en tu guerra?
—Pues supongo. Como Delibes tenía escopeta… Para cazar, eso sí.
—Para cazar, ya me acuerdo. Salía mucho por la tele. Seguro que tenía perros.
—Pues seguro.
—Aunque ahora no se llama cazar. Se llama cienciología, creo. Está muy perseguida, ahora. Ahora cazas un conejo y te ponen una multa.
—¿Por eso persiguen en Alemania a Tom Cruise?
—¿Persiguen en Alemania a Tom Cruise?
—Igual era en ‘Misión Imposible’.
—Pues igual. ¡Mira, te toca!
—¿Me toca qué?
—Lo de las entradas.
—Ah, ya. Pues gracias, ¿eh?
—Por nada. Gracias a ti.
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