LA GRAPA
Los suburbios del 11M
Sería imposible 'Nos vemos en otra vida', necesariamente más contundente en la época previa al 11M, sin un reparto asombroso
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Cuando leí el magnífico libro-reportaje 'Nos vemos en esta vida o en la otra' de Manuel Jabois, imaginé que allí esperaba una película. Pero mi cabeza de productor cagón razonó que aquello –la historia de 'El gitanillo', el menor secuaz del ex minero ... Trashorras en la trama asturiana del 11M– era imposible.
Por su envergadura económica, por el conservadurismo de distribuidoras y 'streaming' y, sobre todo, por la aversión de la sociedad española a contemplar hechos históricos que nos desacrediten como tal. Los Sánchez-Cabezudo ('Crematorio') han arrasado mis prejuicios: acaban de estrenar el serial 'Nos vemos en otra vida' en Disney+. Ojalá mi querida sociedad española no sea tan imbécil como yo.
Nací en Oviedo en 1980. Discurrí en paralelo a los ambientes de estos personajes. Por vivir yo en existencia burguesa, sólo llegué a intuirlos: alguna copa en algún barrio chungo, algunos amigos que me lo contaban, aquel poblado chabolista al lado del río, cerca de El Berrón (Siero). Aun así su rumor, su conciencia, su ser, me acompañan. Si alguna vez murieron, los Sánchez-Cabezudo han conseguido revivirlos gracias a su habitual cuidado por los detalles.
Dénle una oportunidad: no hay mejor terapia que ponerse frente al espejo. Pese a que duela
La época, el andar, los barrios, el habla, configuran unas vidas-nada que, de pronto, se destruyen con la excepcionalidad del horror. A ratos con ritmo de mosaico 'scorsesiano', la serie expresa esa inocencia de los que —clase baja, cultura limitada y adicciones ilimitadas— consideran que dominan el mundo. El mundo, avisaron ya los clásicos, acaba arrasándoles.
Sería imposible 'Nos vemos en otra vida', necesariamente más contundente en la época previa al 11M, sin un reparto asombroso. Desde la inocencia del debutante Roberto Gutiérrez, un chaval sin experiencia actoral capaz de mantener la acción, o los secundarios que parasitan ese Avilés oscuro hasta Pol López con su Trashorras pequeño e inmenso, rata y penoso. Dénle una oportunidad a la valiente 'Nos vemos en otra vida': no hay mejor terapia que ponerse frente al espejo. Aunque, a veces, duela.
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