La talaverana
Elogio de la tradición
Uno puede intentar vivir con las pobres herramientas que a todos nos han tocado o podemos servirnos del legado que la historia pone a nuestra disposición
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La tradición es un antídoto contra la soledad. Constatar que mucho antes que nosotros existieron personas que sintieron nuestro mismo dolor, análogas esperanzas o miedos parecidos nos ayuda, necesariamente, a ratificar que no estamos solos y que nunca lo estaremos. La compañía de quienes nos ... precedieron y a los que podemos leer en los libros viejos es, también, un eficaz tratamiento contra la tentación narcisista. No sólo no somos mejores que nadie, sino que es posible que ni siquiera seamos especiales. Usted y yo, afortunadamente, somos como todos.
Leer a los clásicos, pasear por los museos o entrar en contacto con productos culturales del pasado es la mejor manera de constatar nuestra pertenencia a una humanidad que es más grande que nosotros. Y nos demuestra, de paso, que nuestras habilidades son escasas cuando se ponen al lado de los grandes logros. Una vez le leí a Gistau que él era consciente de que nunca sería Faulkner o Balzac y que eso le daba una enorme tranquilidad a la hora de escribir. Para vivir y escribir como los grandes, es importante no creérselo.
La vida es lo suficientemente corta como para que no nos dé tiempo a aprender a vivirla
La tradición no es una historia de salvación invertida. Hay pasados terribles y errados pero el tiempo sido es el único lugar al que podemos recurrir como fuente de sentido. Sólo un temerario podría intentar afrontar la vida a solas con sus propias fuerzas, aunque es una opción tan legítima como insensata. Cortar el cordón umbilical con lo que fuimos o revocar nuestra herencia es, sobre todo y ante todo, una torpeza.
Uno puede intentar vivir con las pobres herramientas que a todos nos han tocado o podemos, en cambio, servirnos del legado que la historia pone a nuestra disposición. No copiar a las mejores cabezas que fueron o no intentar reconstruir los productos espirituales de quienes nos precedieron es una insensatez. La vida es lo suficientemente corta como para que no nos dé tiempo a aprender a vivirla. Nunca tendremos días suficientes para desentrañar los secretos de la existencia si no es a través de otros: copiando a otros, imitando y aprendiendo de quienes fueron antes que nosotros. Y es eso, y no otra cosa, a lo que llamamos tradición.
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