'Los diálogos', de Jorge Luis Borges y Osvaldo Ferrari: mil caras se resumen en una

Y era ahí, donde al comienzo de su exquisito e inteligente ensayo cuenta cómo del período 1923-1973, Horacio Jorge Becco había recogido, solo en el apartado 'Crítica y Biografía' más de diez mil (10.000) trabajos sobre el autor argentino, también advierte el haberse encontrado con títulos tan extravagantes como 'Borges, pobre ciego balbuciente', de Alfredo Alfini y otro, del que no conseguía recordar su autor, que respondía a 'Mi nota triste (cinco minutos, cuarenta segundos con Jorge Luis Borges)'.

ENSAYO

'Los diálogos'

• Autores Jorge Luis Borges y Osvaldo Ferrari
• Editorial Seix Barral
• Año 2024
• Páginas 790
• Precio 24 euros

Al menos tuvo cinco minutos, porque bien se reía Billy Wilder cuando relataba su encuentro con Freud en la Viena de las primeras décadas del siglo XX que apenas duró un minuto y concluía diciendo que era, sin duda, la entrevista más corta que había realizado en toda su vida. Ahora, quizá, una (que fueron dos, 1976, 1980) realizada por Joaquín Soler Serrano en ese programa irrepetible, por tantos melancólicos motivos, de TVE, 'A Fondo' fue tan emocionante como reveladora. A Borges le encantaba hablar de literatura, vivió para ello. Se vestía pulcramente para hablar de literatura, porque de literatura no se puede hablar de cualquiera manera. Menos mal que no vive estos cochambrosos tiempos.

Ahora Seix-Barral, con excelente criterio de oportunidad editorial recupera en un solo volumen 'Los diálogos' que Osvaldo Ferrari (Buenos Aires, 1948) mantuvo con el autor de 'El Aleph' entre 1984 y 1985, es decir, unos años antes de la muerte cervantina de Borges en Ginebra. Ciudad de la que partió en su adolescencia para convertirse en escritor y ciudad en la que quiso morir, tal vez, con la idea de que don Quijote ya había regresado a ser Alonso Quijano.

Era un programa de Radio Municipal de Buenos Aires, en el que no había guion previo. Surgía al albur de la conversación, pero fueron centrándose en obras, autores, asuntos de retórica literaria, de cómo surge la creación, de ética y cultura, de su familia, del paso del tiempo, del público lector, del cine (al que fue hasta su ceguera, y después de ella, un crítico muy certero) de política. Y por sus páginas desfilan los clásicos de la biblioteca particular, una enciclopedia borgiana, que uno puede elegir sin orden pero no sin concierto. Además, se añaden hacia el final del volumen unos 'Diálogos inéditos' en el que se incluye una semblanza formidable sobre el que fue el gran amigo de su vida: Bioy Casares. 

Será la edad que tenía Borges en los dos años de las entrevistas pero entra, en corto y por derecho, a cualquier asunto planteado, y no se resiste a la exégesis o el vituperio respecto a determinados autores y determinadas obras. Erudición, memoria, boutade, ironías, comentarios, interpretaciones conforman un lujo a la medida de su inmenso conocimiento de la historia literaria.

Por destacar alguno de los 118 capítulos del libro, no se pierda el lector los dedicados a Macedonio Fernández (su maestro oculto), Alfonso Reyes, los wésterns (a los que identifica como la épica contemporánea), el 'poema conjetural', Chesterton, Spinoza y tantos y tantos. Las mil caras de Borges se resumen en una: el escritor del siglo XX.