Crítica de:
'La desaparición de Majorana', de Leonardo Sciascia: el arte de contar más con menos
narrativa
En apenas cien páginas, con ritmo de novela policiaca y alcance de ensayo filosófico, cuenta el caso del físico Ettore Majorana
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Tras los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, uno de los tripulantes del Enola Gay enloqueció y otro se quitó la vida. Para su comandante, aquella misión «fue sólo parte del trabajo». El impacto tampoco afectó por igual a los científicos que desarrollaron la energía nuclear. ... Nolan nos ha recordado hace poco el viraje de Oppenheimer.
En ‘Maniac’, Labatut escribe sobre «el hombre más inteligente del siglo XX», un «monstruo» que, tras participar en el proyecto Manhattan, ayudó a construir la bomba H. Se trata de Von Neumann, y su legado matemático se extiende hasta adentrarse en la Inteligencia Artificial. La conexión tiene sentido para Labatut, que equipara aquel conflicto moral del siglo XX con el reto al que la tecnología generativa nos enfrenta hoy.
NOVELA
'La desaparición de Majorana'

- Autor Leonardo Sciascia
- Editorial Tusquets
- Año 2023
- Páginas 120
- Precio 17 euros
Resulta oportuno que Tusquets recupere ahora ‘La desaparición de Majorana’, una novela de misterio en torno al caso real del físico siciliano Ettore Majorana, un visionario que llegó antes que Heisenberg a ideas clave para el diseño de la bomba atómica, pero se negó a publicarlas. En 1938, con apenas treinta años y una carrera científica prometedora, embarcó en Nápoles hacia Palermo y se esfumó. Poco importaron los esfuerzos de su familia y el interés del propio Mussolini por encontrarlo, a la Policía le bastaron dos ambiguas cartas de suicidio para resolver el asunto dando con lo que buscaban: nada.
Así lo entiende Sciascia, que equipara las pesquisas policiales con la investigación científica a nivel cuántico: el observador determina lo observado. También cree que las enfermedades de las personas inteligentes son fruto de la inteligencia y que el diagnóstico certero es imposible sin comprender antes al paciente.
Equipara las pesquisas policiales con la investigación científica a nivel cuántico
Transformado en un perspicaz 'dottore', Sciascia retoma el caso tres décadas después para integrarlo en su obra, marcada por la idea de Sicilia como metáfora del mundo y por un afán moralista que mueve a Sciascia a destacar de esta historia su trasfondo filosófico: «¿No es ya como un sueño de lo que el hombre era la sombra que quedó grabada en una pared de Hiroshima?».
El Majorana de Sciascia ve la ciencia como una condición natural frente al acto de voluntad que suponía para Fermi —su mentor, que lo comparó con Galileo y Newton—, y los chicos de la Vía Panisperna. Sciascia muestra al genio inadaptado y solitario, y también al hombre juicioso y afable.
¿Enloqueció?
Su familia, que nunca creyó la teoría del suicidio, le reservó —«para cuando vuelva»— su parte de la herencia y lo consideraba una víctima de la avidez científica. Sciascia parece ponerse de su parte, mostrando a un Majorana que intuye antes que nadie la «zozobra religiosa» hacia la que se dirigía la ciencia.
¿Enloqueció? ¿Se tiró de aquel barco?¿Acabó escondido en un convento sículo o desapareció, rizando el rizo de su propio mito, en otra dimensión cuántica? Las posibilidades son, 'à la Pirandello', una, ninguna y cien mil, pero nadie se ha acercado más a la verdad que Sciascia. La forma en que lo hace también resulta un misterio. En apenas cien páginas, con ritmo de novela policiaca y alcance de ensayo filosófico, consigue dibujar el retrato veraz y lúcido de un personaje y una época. El prodigio está relacionado con su estilo conciso, incisivo y plástico. No se puede decir más, ni mejor, con menos palabras.
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