CrÍTICA DE:
'Dejarse quieto flotar', de Javier Garcerá en el CAB de Burgos: Un reto para nuestra inteligencia
BURGOS / PINTURA
El valenciano Javier Garcerá será el artista que acompañe este año a ABC en ARCO'24. Su muestra actual en el CAB de Burgos adelanta parte de lo que allí descubriremos
En el estudio, con Javier Garcerá
![Obra de la serie 'Dejarse quieto flotar', de Javier Garcerá](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/01/02/GARCERA_1-RM27RShr4xrfdcZeR77I6xI-1200x840@abc.jpg)
Hay obras que imponen una temporalidad para su recepción integral (aquellas que establecen un principio y un fin, como pueden ser las audiovisuales, las 'performances'...), pero el tiempo que dediquemos a la contemplación de un cuadro depende exclusivamente del criterio del espectador. Más ... allá de lo que comprenda, cuantitativamente hablando, somos nosotros quienes decidimos la manera de examinarlo y la duración a la cual ello comprometa.
Sobre este particular, no existe ninguna convención tácita con el artista a la que atender o acogerse. Esa recepción integral, mencionada al comienzo, es fruto de nuestra decisión: una magnitud tan ilusoria –en cuanto a completitud se refiere– como subjetiva.
Ante una pintura, solemos alternar el vistazo general, de conjunto, con el examen puntual de aspectos concretos y, a partir de la suma de todos los datos que dicha operación nos proporcione, componer una imagen que daremos por válida. Esta acción a veces requiere ciertos desplazamientos ante el cuadro, en función de sus dimensiones y complejidad; por lo común, de acercamiento y alejamiento.
Reconducir una conducta
Valgan las líneas precedentes para destacar que las obras de Javier Garcerá (Puerto de Sagunto, 1967) constituyen un reto para ese proceder perceptivo habitual que acabamos de enunciar, hasta el punto de que, en ocasiones, hemos de reconducirlo, extremarlo. No porque el artista se abisme en una pintura prolija y enrevesada, dificultosa u oscura, sino en virtud de la complejidad de sus composiciones y de su fascinante, casi mágica, definición de los elementos.
Desde una consideración estrictamente formal, sus cuadros son algo así como tramas bastante sofisticadas que comprometen nuestra inteligencia visual de manera radical; cualidad en la que coincide con aquellos pintores del Barroco que, provistos de una técnica muy efectiva en términos de representación, se dedicaron a problematizar la realidad por medio de un ejercicio de altísimo valor simbólico: lo virtual como piedra de toque para no extraviarse, paradójicamente, en lo meramente sensible.
Tanto hay que contemplar en los cuadros de Garcerá que no cabe otra opción que perderse en ellos, que examinarlos con detenimiento y suma atención. Tenemos que dejarnos impresionar por la sugestión de sus imágenes para así poder penetrar en ellas, pues está claro que dificultan lo que sería una consideración superficial – a diferencia de otras muchas obras que sí se nos dan, o algo nos ofrecen, sin mayor contemplación.
![Imagen principal - En las imágenes, algunas de las obras de la serie 'Dejarse quieto flotar', de Javier Garcerá](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/01/02/GARCERA_2-U60076832313DDq-758x470@abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - En las imágenes, algunas de las obras de la serie 'Dejarse quieto flotar', de Javier Garcerá](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/01/02/GARCERA_3-U40053554175Rrc-464x329@abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - En las imágenes, algunas de las obras de la serie 'Dejarse quieto flotar', de Javier Garcerá](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/01/02/GARCERA_4-U50662366557gGj-278x329@abc.jpg)
Toda imagen plantea un espacio ilusorio, sujeto a su propia lógica (por más que pretenda ser reflejo de algo externo), cuya peculiaridad hemos de ser capaces de intuir reconociendo las claves en que se fundamenta. No se trata de llevar a cabo una simple labor de interpretación o análisis de índole formalista, sino un acto de perspicacia, de apreciación productiva, de entendimiento emocional. Solo de este modo es pertinente aproximarse a unas obras en las que todas las cosas aparentan estar ante nuestros ojos, definidas en sintético y eficaz claroscuro, en igual medida que parecen evadirse de su mismidad, absorbida o asimilada su presencia en el color rojo que envuelve las composiciones, generando un clima de extrañamiento y suspensión.
Sensación ésta que se acentúa en los casos de aquellos cuadros del CAB de Burgos ante los que resulta imposible mantener una visión frontal, única, pues los increíbles matices en la modulación cromática no se revelan sino alternando diferentes puntos de vista; no ya de aproximación o alejamiento, como antes se dijo, sino recorriéndolos de un extremo al otro para obtener una figuración cabal de su totalidad, que nunca se producirá de forma simultánea.
Tal imposibilidad constituye uno de los más logrados aciertos de este artista, por cuanto de ella se derivan una serie de reflexiones sobre lo que las imágenes suponen, y encierran (de muy oportuna consideración en estos tiempos de prodigalidad icónica), y también sobre lo que estamos dispuestos a hacer, como espectadores, para consumar una operación perceptiva.
En panorámica
El impresionante políptico de ocho cuerpos que se encuentra en la última sala de esta exposición, articulado en tres ámbitos espaciales, podríamos afirmar que representa una manifestación significativa del universo pictórico de Javier Garcerá, en cuanto a discurso, temáticas y procedimientos. En su complejidad, también cabe contemplarlo como elaborada expresión de la cosmovisión existencial del artista, inclinado a la meditación trascendente.
![Javier Garcerá](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/01/02/GARCERA_567-U64117707131mSy-366x206@abc.jpg)
Javier Garcerá
'Dejarse quieto flotar'. Centro de Arte Caja de Burgos. Burgos. C/ Saldaña, s/n. Hasta el 28 de enero. Cinco estrellas
A pesar de su materialización plana y longitudinal, esta melancólica escenografía parece invitarnos a efectuar una lectura circular, cíclica; no lineal, sino panorámica e itinerante. Pocas veces tenemos ocasión de encontrar en la actualidad planteamientos tan sólidamente estructurados, resueltos con tal calidad y precisión que otorguen un elevado e incontestable nivel de credibilidad a sus obras.
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