CRÍTICA DE:
El Centro de Hortensia Herrero como acontecimiento
valencia
Tras diez años conformando una colección, la empresaria abre un centro de arte en Valencia para albergarla. Estos son sus hitos
¿Quién es Hortensia Herrero?

Cuando se accede al Centro de Arte Hortensia Herrero, ubicado en el antiguo Palacio Valeriola de Valencia, la sensación de adentrarse en un espacio único es abrumadora. Parece que tengamos por delante una exposición inabarcable, ya que contiene un centenar de obras de ... los artistas internacionales más cotizados. No obstante, la distribución y el recorrido propuesto convierten la experiencia en un proceso ameno, accesible para todos y deleitable para los especialistas.
El vestíbulo acoge una instalación de Tomás Saraceno que recuerda pompas de jabón gigantes y refleja colores cambiantes a lo largo del día en función de la luz solar. Su estructura está realizada en metacrila- to y tanto la idea original como sus dimensiones fueron pensadas para este espacio.
Esa será la tónica general: nada queda al azar, las instalaciones son 'site-specific', o sea, un tipo de trabajo artístico diseñado para esta locación en particular, y las obras adquiridas años atrás tienen todas un sentido dentro de la colección. No hay piezas típicas por cumplir un cupo; de hecho, suelen encontrarse dos o tres de diferentes etapas del artista en cuestión. La mayoría, con ciertas rarezas. Reconocibles pero guardando una curiosidad por descubrir y, al tiempo, vinculadas a las de las otras salas, ya sea por estética o conceptualmente.
Un guiño a la sangre de Cristo
Porque el centro tiene dieciséis salas que son habitaciones monográficas, de techos altos y conectadas por pasillos en los que desplazarnos y digerir la información. Incluso una de las estancias es un área de descanso. Que las zonas estén bien comunicadas, las obras respiren y no exista abigarramiento son detalles cuidados que diferencian este de otros proyectos.
La capilla palaciega ha sido intervenida por Sean Scully de manera integral. Los cristales de la cúpula y las ventanas lucen las vidrieras más grandes creadas por el artista hasta el momento. Hechas a medida con vidrio soplado, proyectan un reflejo que mancha la pared de colores vivos y dialogan con un cuadro muy característico del autor. La pintura allí expuesta tiene una particularidad y es que, pese a que se trate de uno de los mayores representantes de la abstracción contemporánea, Scully deja en el entramado horizontal unas gotas que, como guiño a Caravaggio y a la iconografía cristiana, refieren a la sangre de Cristo. Tiene, por lo tanto, una inspiración figurativa que la distingue de otras piezas de etapas anteriores y no da la espalda al peso simbólico de la arquitectura que la rodea.
Abunda la pintura abstracta y matérica. Desde Antoni Tàpies a Anselm Kiefer, aunque también otros estilos y, por supuesto, representación de ilustres valencianos como Sorolla, Alfaro, Genovés y Manolo Valdés. Por su parte, Mat Collishaw homenajea las Fallas con un pasillo de fuego espectacular en pantalla led infinita. Mientras, Cristina Iglesias se inspira en la vegetación y el fondo marino mediterráneo para esculpir una gruta en la que sorprende con un juego de espejos.



La relación entre arte y Naturaleza cobra protagonismo sin dejar de lado a las nuevas tecnologías. Jaume Plensa ha sido el encargado de intervenir la salida al patio ajardinado del centro y lo ha hecho con una instalación compuesta por letras plateadas. Así, el jardín es visible desde diversos ángulos a lo largo de las cuatro alturas del museo y también lo son las obras colgantes.
Además, un bloque dedicado al arte multimedia permite adentrarnos en el universo de Ann Veronica Janssens, donde la adecuada iluminación es crucial. El paisaje que dibuja David Hockney en digital y que acompaña a su vídeo sobre las cuatro estaciones provoca una inmersión embriagadora.
No es el Hockney de las piscinas: es el que ha creado el primer vídeo cubista de la Historia, filmando el mismo trayecto camino de Yorkshire durante primavera, verano, otoño e invierno. Reproduce las imágenes en movimiento simultáneamente, unas encima de otras.
El túnel de Olafur Eliasson y las piezas espejadas de Anish Kapoor se han posicionado ya como escenarios favoritos para selfies, vídeos y fotografías volcadas en redes sociales por los visitantes. Probablemente porque ambos artistas generan trampantojos extraordinarios.
Recuperar, proteger y promocionar el patrimonio artístico son las bases de este proyecto que abarca las principales preocupaciones del arte actual, a saber, el medioambiente, las cuestiones de género y la crítica al colonialismo.
Coleccionista y mecenas, la empresaria Hortensia Herrero ha contado con el asesoramiento del crítico y comisario Javier Molins, quien la ha acompañado en el proceso de adquisición de las obras durante más de una década, así como en la toma de decisiones respecto al centro.

'(S/T) Colección'
Colección Hortensia Herrero. Cuatro estrellas. Centro de Arte Hortensia Herrero. Valencia. C/ Mar, 31
La coherencia entre el resultado que ahora puede visitarse en la entidad privada y la trayectoria de Molins como agente cultural independiente es digna de mención. Asimismo, Herrero tiene un excelente criterio y una vocación filantrópica ya constatada.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete