Más que palabras
Pilar Álvarez, el gusto por las buenas historias
Actualmente es directora de Alianza Editorial. Antes lo fue de Alfaguara Hispánica y antes aún de Turner. Muchos años en todos los frentes de la profesión
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![Para Pilar Álvarez (Gijón, 1967) buscar buenas historias siempre ha estado en lo mejor de su profesión como editora](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/08/30/pilar-RdVWy34zWEhVgy7nHhfUM7M-758x531@abc.jpg)
Nunca es tarde si la dicha es buena. Eso piensa Pilar Álvarez (Gijón, 1967), directora de Alianza Editorial, que antes lo fue de Alfaguara Hispánica y antes aún de Turner. Y antes de todo eso, publicista, tras estudiar la carrera en la Universidad Complutense ... de Madrid en los ochenta. Los ochenta: el tiempo de la imagen, del diseño, de la moda, de la publicidad… de la movida. Un universo que se evanesció, o casi, en cuanto tuvo la oportunidad, casual como tantas veces ocurre en la vida, de entrar a fondo en el mundo de la edición, de los libros.
Tardó treinta y cinco años, dice, en ser consciente de que lo suyo era en verdad lo suyo. Antes, Pilar Álvarez había sido lectora vivaz; de los clásicos de Bruguera y la editorial Juventud, primero, y de los americanos modernos (Salinger, Irving, Capote), después. Aunque entonces, como ahora, se quedara y se siga quedando con Louisa May Alcott. El deslumbrante vigor de las grandes narraciones. Las historias. Las sagas…. Y del sueño (y el estrés) de la movida pasó al sueño (y la emoción) de la escritura. La escritura creativa en la célebre Escuela de Letras de Madrid, la academia que fundaron Constantino Bértolo, Alejandro Gándara y Juan Carlos Suñén en 1989, y que funcionó hasta 2011.
Tardó treinta y cinco años en ser consciente de que lo suyo era lo suyo. Antes, había sido lectora vivaz
El punto de encuentro literario en el que conoció a Juan José Millás, a Jesús Ferrero, a José María Guelbenzu o a Antonio Muñoz Molina, y en el que se dio cuenta de que escribir no se le daba mal, si bien se le daba mucho mejor opinar. Juzgar sobre la calidad de lo que escribían otros, como le demandaban sus propios compañeros.
En esas andaba cuando conoció, en una fiesta, al director de la editorial TF (Tito Ferreira), que buscaba traductores, y allí tuvo la oportunidad de ponerse a prueba por primera vez, al otro lado del libro, con títulos como 'Nadie gana', la famosa novela autobiográfica de Jack Black. Una cosa fue llevando a la otra y, cuando se quiso dar cuenta, después de pasar un tiempo por la editorial Losada, se encontró trabajando como editora en Turner. «Once años de felicidad», dice, en la que publicaba entre quince y veinte libros «de librería» al año, con absoluta libertad. Libros como la fascinante autobiografía del ingeniero e inventor Nikola Tesla, o la 'Historia mínima de España', de Juan Pablo Fusi. Por no hablar de la revolución de 'La España vacía', de Sergio del Molino.
Los libros que nos hicieron. Y los que siguen haciendo a las nuevas generaciones
La constatación, dice, de la capacidad de un género como el ensayo, cuando su autor goza de las técnicas de la mejor escritura, para llegar y tocar absolutamente a todos los lectores. Para hacer recapacitar y mover a la sociedad entera. La evidencia, también, de que el límite entre los géneros literarios tradicionales cada día es más estrecho. A algunos buenos lectores, asegura Pilar Álvarez, quizás lo que les ha echado de la literatura han sido los excesos de la llamada novela literaria. A saber, cierta literatura elitista, ensimismada, que no cuenta historias, y que se sitúa lejos de la vida y de los seres humanos. Buscar buenas historias siempre ha estado en lo mejor de su profesión como editora. Y de su placer como lectora.
El cambio de ser editora de Turner a fichar como directora literaria de Alfaguara Hispánica, en 2018, fue el paso «a la primera línea de la edición», en todos los sentidos. Por poner algunos ejemplos gozosos, la oportunidad de conocer y editar a Manuel Jabois, a Antonio Lucas, a Aixa de la Cruz, a Noemí Sabugal… o a Antonio Scurati, el sensacional biógrafo de Mussolini. Y ahora, de la dirección de Alfaguara Hispánica a la de Alianza Editorial, la culminación. La ocasión de editar «lo que va a quedar entre lo que va a quedar». Incluidos algunos monstruos sagrados de su panteón personal como lectora, llámense Salinger o William Golding.
Esplendor
Los libros que nos hicieron. Y los que siguen haciendo a las nuevas generaciones. Porque, aunque sea cierto eso de que los lectores españoles sufren un bache tremendo (eso que los pedantes y el último diccionario llaman gap), cuando llegan a secundaria, también es verdad que en estos momentos el libro goza, dice, de un nuevo momento general de esplendor. Esplendor en la hierba, bajo la sombra de un árbol y más allá, mucho más allá, de las pantallas devoradoras. Hace 15 años, dice, teníamos muy claro cuál era el futuro del libro de papel: ninguno. Hoy es evidente que los agoreros se han equivocado.
Sin embargo, ¿alguien les ha oído pedir perdón? Los lectores lo saben. Y los autores también. Y al editor, dice por último Pilar Álvarez, no le queda otra que tratar de estar a la altura de los dos. Así sea.
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