más que palabras
Enrique Parrilla en las revoluciones del libro
Consolidó en España la primera empresa española dedicada al mundo de la autoedición: Lantia, que pasó enseguida de consultoría a editorial
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![En 2020, Parrilla sumó un nuevo reto: la edición en español de la revista americana 'Publishers Weekly', «el New York Times de los libros»](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/01/03/parrilla-R3xvw0Vt0XkVn4txT1PuwpM-1200x840@abc.jpg)
A su bisabuelo, de nombre José Luis Gallegos, le enviaron sus padres a estudiar a Oxford. Y a su regreso a España, después de conocer las pasiones del balompié, fundó el Sevilla FC. Él se fue un poco más lejos, hasta Houston, Texas. Y como ... quería ser astronauta, se hizo ingeniero. Pero a su vuelta el amor por los libros, sumado a sus conocimientos técnicos, le impulsó a embarcarse en el mundo editorial. Allí creó el sello de Lantia: luz que ilumina el cuaderno de bitácora de un barco. Y esa misma luz, debidamente reorientada, le llevó a consolidar en España la primera empresa española dedicada al mundo de la autoedición.
A Estados Unidos se fue siguiendo los pasos de una mujer. La chica de la que se enamoró en Sevilla, leyéndole las rimas de Bécquer en el parque de María Luisa. Se casaron al otro lado del Atlántico, y allí decidieron, después de barajar otras opciones, regresar a España para sacar adelante a su familia. Así que Lantia pasó enseguida de consultoría a editorial.
Después de recorrer las grandes ferias del libro del mundo, embarcó en la empresa a su hermano Iván y a su amigo Chema García, y juntos decidieron subirse a la ola de la revolución tecnológica del mundo de la impresión. A los servicios de impresión, distribución, diseño y estudio para empresas y particulares, en septiembre de 2020 sumaron un nuevo reto: la edición en español de la revista americana Publishers Weekly, «el New York Times de los libros», la biblia de los libreros, bibliotecarios, editores, escritores e interesados en general por el mundo del libro.
Con anterioridad a lo del asunto de las Rimas, el joven Parrilla ya se consideraba un chico de letras. Un niño que aprendió a leer, antes de aprender a leer, con los tebeos. «Aquí pone Mortadelo y Filemón», les dijo a sus padres, memorizando las formas de las letras. Frente a su casa había una biblioteca, de esas «de cuando los bancos se preocupaban todavía por su obra social», y ahí accedió a las series completas de Tintín, Spirou y Lucky Luke. Cuando se sumergió en las páginas ilustradas de 'Las aventuras de Yoko Tsuno', de Roger Leloup, publicadas por Norma, fue consciente de hasta qué punto la creación y la edición se podían unir para dar forma a un objeto extraordinario.
Así fueron cayendo los números sucesivos de Cimoc, Tótem, 1984 o El Víbora. Todos los títulos de Verne, las colecciones de Ediciones Generales Anaya, Sherlock Holmes, los Hollister, los Cinco… hasta los tebeos de Lily y sus amigas y Esther y su mundo, que se llevaba prestados de casa de sus primas. En su paso a mayores literaturas, hubo una «gran frikada» llamada 'Los viajes de Joenes', de Robert Sheckley. Y otra confusión no menor, que fue la lectura de 'El Decamerón'. Pero cuando tuvo por primera vez conciencia de que las letras podían tumbar gobiernos y cambiar el curso de la historia fue cuando leyó, en bachillerato, 'El contrato social', que marcó «literalmente» sus creencias políticas.
Un chico de letras, pues, que se embarcó en ingenierías. Pero con aprovechamiento. Porque el conocimiento universal, desde su punto de vista, requiere por igual comprender la física de Newton y la poesía de Miguel Hernández. Cuando estaba en Houston, una de las cosas que más le impresionó fue el gran amor de los americanos por sus libros. Y la magnitud de sus bibliotecas. Ahora, en España, él se dedica a seguir llenando de libros los anaqueles de las bibliotecas y de las casas. La mayor parte de ellos costeados por su propio autor. Porque hay gente, dice, que vende 300.000 ejemplares al año por sus propios medios, sin necesidad de terceros.
Alguna sorpresa guarda para este 2024, y que demuestra que todo sigue cambiando
Y porque verdaderamente, dice más, aunque el trabajo para sacar un libro de calidad sigue siendo el mismo, la tecnología ha abaratado los costes de manera exponencial. Libros y revistas, claro. Porque cuando, en el caso de Publishers Weekly, convenció a los propietarios de la edición estadounidense de que doblarían la cantidad de lectores gracias a la edición en castellano, tardó muy poco en darse cuenta de que tenía razón.
Libros y revistas y ahora, dice, todavía con una vuelta más de tuerca desde el mismo sello de Lantia. El catálogo de casi 90.000 libros que gestiona la editorial, debidamente clasificados por temáticas, argumentos y líneas maestras de cada historia, les ha llevado a entrar en contacto con productoras que, ellas también, siguen buscando textos para llevar al cine, a la televisión y a las plataformas. Ya van por la tercera adaptación cinematográfica, en lo que quizás, asegura, se ha convertido ya en la línea más exitosa de la empresa. Alguna sorpresa guarda para este 2024 que acabamos de estrenar, y que demuestra que todo sigue cambiando. Sin despegarse de los libros.
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