más que palabras
Daniel Gascón, espacios para la conversación
Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) es literato por partida triple. Como escritor de ensayos y novelas, como traductor y como editor de la revista cultural 'Letras Libres'
Otros textos del autor
![Escribir es su oficio preferido, pero también el que le hace sufrir más, porque nunca está seguro de que si lo que escribe es bueno o no](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/10/25/daniel-RoHORNrR70pK2MYynEwoPiL-1200x840@abc.jpg)
Se estrenó en la escritura al lado de su padre, Antón Castro, con el libro 'Parábolas y monstruos' de Javier Tomeo. Pero antes de eso, antes incluso de que su padre se convirtiera en periodista y escritor profesional, cuando era pequeño le veía leer ... y escribir en cada momento que tenía libre. Así que en su cabeza, de alguna manera, asoció desde niño los libros con la diversión, con pasárselo bien. Lo que sumado a los cuentos que le leía su madre, y a las visitas con su abuelo a las entradas de ciencia, historia y geografía de la enciclopedia, forjó en él una inequívoca afición literaria.
Una afición que se terminó de forjar con lecturas como 'El libro de las tierras vírgenes', en aquella edición inolvidable de Gustavo Gili; como 'La isla del tesoro', o los 'Cuentos populares españoles', de Antonio Rodríguez Almodóvar. Primero con la voz de su madre y, en cuanto pudo, con sus primeras habilidades de lector. Todo ello aderezado, claro está, con las historietas del Jabato, el teniente Blueberry y Astérix. O el 'Robinson Crusoe' que tradujo Cortázar, para gozo de los lectores en español. Más tarde hubo autores, como Félix Romeo o Ignacio Martínez de Pisón, que le gustó compartir y sobre los que le quiso departir con su padre.
Hoy, Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) es literato por partida triple. Como escritor de ensayos y novelas, como traductor de autores como Steiner, Saul Bellow o V.S. Naipul, y como editor de la revista cultural 'Letras Libres'. La publicación mexicana mensual de crítica y creación a la que le puso nombre Octavio Paz, y cuya edición española él dirige. Un pequeño gran lujo editorial que nació en 1999 y que se estrenó aquí en 2001; que además de la herencia de Paz, asume la de los exiliados republicanos en México, y que le permite pensar, entre otras cosas, que las relaciones literarias entre estos dos países todavía tienen territorio que ganar.
A todas sus labores, habría que sumar también la de guionista, al lado de Jonás Trueba
Hasta aquí llegó primero como licenciado en Filología Inglesa y Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza, además de estudiar en la Universidad de East Anglia, en el Reino Unido. Comenzó su carrera como comentarista cultural en 'El Heraldo de Aragón' y allí mismo, en Zaragoza, empezó también a colaborar con algún relato con la revista ¡La expedición¡, que dirigían Fernando Sanmartín y Adolfo Ayuso. Ellos fueron quienes le animaron a traducir algunos poemas de la neozelandesa Jenny Bornholdt, que le abrieron el camino hacia sus primeras traducciones. Un trabajo, dice, el de traductor, frustrante, agotador, y «por el que siempre pagan poco. Pero con el que aprendes mucho adentrándote en los secretos de la escritura de los demás.
El futuro de los libros
Y de la traducción a la edición llegó casi sin darse cuenta. Antes de entrar en 'Letras libres', escribía en libros y periódicos, traducía, tenía un blog y había hecho algunos trabajos como corrector orto-tipográfico. Cuando entró en la revista empezó a hacer «todas estas cosas a la vez y alguna más». De sus trabajos y su días, éste es uno que le gusta mucho, sobre todo porque le da la capacidad de crear «un espacio para la conversación». Escribir, claro está, es su oficio preferido, pero también el que le hace sufrir más, porque nunca está seguro de que si lo que escribe es bueno o no. Si traduces, dice, por lo menos sabes que el texto original es bueno, y si editas, puedes confiar también en que los otros textos lo sean. Pero escribir uno solo, contra sí mismo… A pesar de ello, en su carrera apunta libros de relatos como 'La edad del pavo' (2001); novelas como 'El fumador pasivo' (2005), 'La vida cotidiana' (2011) y 'Entresuelo' (2013), o ensayos como 'El golpe posmoderno' (2018).
Casi se me olvidaba. A todas estas labores más allá de las palabras, habría que sumar también la de guionista cinematográfico, al lado de Jonás Trueba en los textos de 'Todas las canciones hablan de mí'. Esta cuarta escritura, dice, tiene la ventaja sobre todas las demás en que se trabaja en equipo. En un equipo donde uno puede aprender y divertirse. Eso sí, lo de ser guionista, dice también Daniel Gascón, «hay que afrontarlo con humildad y con resignación». Porque un guion, en el mejor de los casos, «es un plano, no una casa»: sirve más que nada para que la gente entienda qué película ha imaginado el director. Entretanto, sus dos últimas novelas satíricas, 'Un hípster en la España vacía' (2020) y 'La muerte del hípster' (2021), le han hecho pensar que, frente a lo que decían algunos, los libros parecen tener un futuro asegurado. Cuando menos «mucho más allá» de los hípsters. Y que los productos en papel, desde los libros hasta los periódicos pasando por las revistas, tendrán también garantizado su futuro solo en cuanto cuiden su calidad y, sobre todo, en lo que apuesten por lecturas menos urgentes. Habrá que ver.
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