CRÍTICA DE:
'Brilla, mar del Edén', de Andrés Ibáñez: Tercer Reich y otros juegos reunidos
Narrativa
Publicada en 2012 y revisada para esta nueva edición, esta novela surgió de un reto lúdico, como otros proyectos del autor madrileño
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Tras un accidente de avión, un centenar de supervivientes recala en una isla perdida del Pacífico. Súmenle a esta promesa de aventura el arranque trepidante de una trama que no dejará de expandirse, enlazando con pasmosa naturalidad exuberancia y calado.
El resultado: el lector ... avanza a través de las más de setecientas páginas de 'Brilla, mar del Edén' a pasos de gigante, como los del Doctor Manhattan de los primeros capítulos. Se debe sobre todo al afán de divertir de Andrés Ibáñez, que entiende la literatura como un juego. Esta historia está repleta de ellos.
NOVELA
'Brilla, mar del Edén'
- Autor Andrés Ibáñez
- Editorial Galaxia Gutenberg
- Año 2024
- Páginas 728
- Precio 29 euros
Publicada en 2012 y revisada para esta nueva edición, la novela surgió de un reto lúdico, como otros proyectos de un autor de múltiples talentos e intereses. Músico, crítico cultural e instructor de yoga, podría decirse que Ibáñez practica la 'imitatio' renacentista desde la infancia, cuando escribió su versión del 'Quijote'. Así ha abordado libros tan brillantes como los cuentos chinos de 'El perfume del cardamomo', la novela medieval 'La duquesa ciervo' o 'Leonís. Vida de una mujer', inspirado en el 'Orlando' de Virginia Woolf. Un impulso aún más audaz es el origen de esta novela: reescribir la famosa serie de televisión 'Perdidos'.
Junto a algunos arquetipos derivados de aquella historia, la isla de Ibáñez está poblada por una colección de personajes multiculturales, encabezada por el español Juan Barbarín, narrador principal de la novela, un músico obsesionado con la Octava Sinfonía de Bruckner y con las mujeres, que encarnan aquí la idea del eterno femenino. La fascinación que Barbarín siente por el escritor chileno Roberto B. opera en sentido inverso: le irritan su verborrea, sus embustes y las trampas que hace en el 'El Tercer Reich', su juego preferido en la isla. ¿Les suena de algo?
Las interpretaciones de los fenómenos extraños que suceden en la novela son tan heterogéneas como lúcidas
Otro homenaje paródico al autor de 'Los detectives salvajes' son las numerosas listas. La variedad de elementos desconcertantes a los que se enfrentan los personajes merecería una extensa. Criaturas quiméricas, platillos volantes, hermandades utópicas y científicos guerreros son sólo algunos ejemplos de una mezcla entre la ensoñación y la realidad que puede sonar fabulosa, pero está llena de sentido en una novela que pretende poner en cuestión toda creencia.
No faltan los asuntos habituales en la obra de Ibáñez. El misterio de la conciencia, las relaciones de dominio o el poder de la naturaleza, la música y la imaginación como motores del ser humano, aquí representado en forma de isla. Las interpretaciones de los fenómenos extraños que suceden en la novela son tan heterogéneas como lúcidas y se sustentan en la erudición y el músculo narrativo del autor. Hay sin embargo una cierta tendencia a que los personajes sobreexpliquen lo que en ocasiones sería preferible ver representado con hechos.
La estructura lineal del libro también contribuye a la fluidez de la trama, que solo se ve alterada por algunos capítulos que ahondan en el pasado de la isla y de sus protagonistas. En ellos hay improbabilidades tan jugosas como la de Wade, un mecánico de coches de origen indio convertido en asesor literario de autores como Salinger o Pynchon. Que Ibáñez se transforme en un escritor americano para contar su historia es una de las múltiples apuestas lúdicas que emprende en estas páginas, donde se acerca a la complejidad de la experiencia humana a través de lo que más se le parece: un gran juego.
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