CRítica de:
'El atropello a la Razón', de Darío Villanueva: la revolución del sentido común
ENSAYO
El auténtico valor de este prodigioso ensayo del profesor y académico: dirigirse a las entrañas del disparate
Otras críticas del autor
Al grano del asunto: hoy lo único radicalmente, en el sentido que le dio al término Karl Marx, revolucionario es el sentido común. Sin virajes, ni retruécanos, ni gárgaras, ni alharacas. El sentido común.
Por ejemplo, si por sentido común se entiende lo que, con ... lógica, señala Javier Vilanova: «Una propiedad de algunos hechos, dichos o pensamientos humanos que se distinguen por su obviedad, su carácter implícito, su familiaridad, su no necesidad de prueba y su orientación práctica».
ENSAYO
'El atropello a la Razón'
![Imagen - 'El atropello a la Razón'](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/07/14/1627portafernando.jpg)
- Autor Darío Villanueva
- Editorial Espasa
- Páginas 276
- Precio 22,90 euros
Que hoy el sentido común está ausente de buena parte de la vida pública es algo tan evidente que causa hasta pudor repetirlo. Pero así están las cosas. Darío Villanueva completa con 'El atropello a la Razón' lo que había comenzado con 'Morderse la lengua' (2021, Espasa). Es decir, no ya la denuncia sino el viaje a la semilla de este fenómeno, uno no se atreve a llamarlo intelectual, que marca las primeras décadas del presente siglo.
Para decirlo con la suavidad que requiere un uso modesto de la Razón, el libro se dirige a mostrar a la nueva policía del pensamiento y a las raíces filosóficas, más allá de sus contenidos más superficiales, pero no por ello, menos letales, que el lector puede encontrarse en el devenir diario. Esto es la apoteosis del disparate, pero ya institucionalizado, no sólo en la política o en los medios o en las aulas o en redes sociales, sino lo que es más grave, porque la cosa va a algo más profundo, en la filosofía.
Y he ahí el auténtico valor de este prodigioso ensayo de Villanueva: dirigirse a las entrañas del disparate: la filosofía de la deconstrucción con Derrida y Foucault como los principales protagonistas. Una cosa es lo mundano de la práctica y otra, muy bien Villanueva, apuntar a la luna no al dedo que señala la luna.
Ahora no es la policía habitual, ahora somos todos policías del otro y de nosotros mismos
Darío Villanueva, en unas páginas que combinan, magistralmente por cierto, el rigor académico con la narración contagiosa, desgrana la antología del disparate: los orígenes del populismo (soluciones sencillas para problemas complejos, lenguaje banal revestido de pompa y circunstancia), anacronismo (juzgar los hechos del pasado con la mentalidad del presente) y una sofística vaporosa (la de los Derrida, Foucault, Baudrillard), además de un asalto a lo íntimo, todo enredado en un origen nietzscheano: la realidad no existe, y si la realidad no existe, por qué va a existir la verdad, y si la verdad no existe, aquí, allí y en el espacio exterior, todo el año es carnaval. El carnaval de la interpretación.
Si a populismo y anacronismo le sumamos neopuritanismo, diz que progresista, pero ¿cuándo el puritanismo ha sido progresista? la ecuación es infernal. Se convierte en un acoso constante a la libertad de expresión, a la libertad de creación y a la libertad individual. Ahora no es la policía habitual, ahora somos todos policías del otro y de nosotros mismos. Y la pobre Razón, sentido de lo que construyó la cultura europea, por ejemplo, queda atropellada por una ignorancia tan brutal que si no tuviera consecuencias muy graves para la convivencia, sería objeto de un cachondeo universal.
Dos virus
Darío Villanueva continúa la estela de los Steiner, Bloom, Eco, Finkelkraut, Ordine que ya advirtieron de la que se nos venía encima. La posverdad y la corrección política. Los dos virus que recorren el mundo actual, sí, poseen una naturaleza lingüística y se ha dado el paso de lo que Umberto Eco ya vaticinó: De la estupidez a la locura. Razón frente a sin razón, o si se prefiere, irracionalidad. Si existe la idiotez, existe la verdad. «Digo, señor don Quijote (…) que todo lo que vuestra merced ha dicho y hecho va nivelado con el fiel de la razón».
Ese es el fiel que se ha roto, o que se atropella en museos, aulas, parlamentos, redes, campañas electorales. La quiebra de la racionalidad que puso en marcha la deconstrucción, que tuvo su delantero centro en el Poshumanismo, que se crece en la sociedad liquida y que suspira embobada con la llamada inteligencia emocional, todo envuelto en un pensamiento débil que ignora los «relatos legitimadores imprescindibles para alcanzar una interpretación ilustrada del mundo y la humanidad». Ahí queda dicho. Libro imprescindible en estos delirantes momentos de patética ignorancia.
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