Andrés Trapiello: «La ficción no se discute, se acepta como realidad desde el principio»
El autor vuelve a la novela con 'Me piden que regrese', ambientada en el Madrid de los años cuarenta, un libro que llevaba escribiendo en su cabeza desde hace veinte o treinta años, tantos como los que ha dedicado a caligrafiar la capital
El escritor presenta su más reciente novela 'Me piden que regrese'
![Andrés Trapiello](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/11/06/trapiello-tsieira-kHuF-U603300873679tlF-1200x840@diario_abc.jpg)
Le pregunto a Andrés Trapiello (León, 1953) por los escritores que mejor han escrito Madrid, porque si alguien ha leído Madrid es él. Y le sale una lista ordenada de manera cronológica. «Solo algunos», dice: Larra, Antonio Flores, Galdós, Baroja, Azorín, Gómez de la ... Serna, Ruano, Aldecoa, García Montalvo. Ah, y uno más, quizá el que más le gusta: Gutiérrez-Solana. «Me olvidé. Imperdonable». ¿Y Rafael Cansinos Assens? «Madrid está en él mejor que en Cela, que es cruel. Cansinos es piadoso, se compadece de todos, empezando por él mismo. Es ejemplar», reflexiona. Quién sabe si en un futuro alguien lo incluirá a él en esta lista. Empeño, desde luego, le está poniendo.
Estos últimos años los ha dedicado a estudiar la capital, algo que de alguna manera ya empezó a hacer con 'Las armas y las letras', un ensayo que va camino de ser un clásico. 'El Rastro', 'Madrid' y 'Madrid 1945' han sido sus últimas aproximaciones, y también le han servido para tantear el terreno de su nueva novela, 'Me piden que regrese', en la que vuelve al Madrid de la postguerra. Benjamin Smith, el protagonista, navega por una ciudad en la que conviven los ganadores de la guerra -los que celebran puestas de largo en el Palace o toman el té en el Embassy- con los que se las ven y se las desean para salir adelante. Trapiello se encuentra en el campo, en una pequeña pedanía de Trujillo, casi sin cobertura, y pide responder a las preguntas por escrito.
'Me piden que regrese'
![Imagen - 'Me piden que regrese'](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/11/06/portada_me-piden-que-regrese_andres-trapiello_202408051634-kHuF--224x330@diario_abc.jpg)
- Autor Andrés Trapiello
- Editorial Destino
- Número de páginas 400
- Precio 22,90 euros
—¿Cómo se ve la capital desde el campo?
—Como todos los españoles, aplanado por las noticias de la DANA valenciana. Con la naturaleza «no sirve querer», dicen en Extremadura, sólo esperar a que escampe, a aquel cervantino «amanecerá Dios y medraremos». Estas tragedias cuando estás tan aislado y expuesto, como nosotros ahora, se viven con mayor pesadumbre. Te vienen a la memoria de continuo esos ancianos que han desaparecido de su residencia, la madre con su bebé en brazos, la pareja de jóvenes recién casados...
—Han pasado diez años desde su última novela. ¿Cuánto ha rumiado este libro?
—¿Veinte, treinta? Muchos. Los escritores son ovíparos o vivíparos, de poner el huevo o de gestar la cría. Este es un libro gestado. La mayor parte de las novelas de la república, la guerra y la posguerra que yo he leído son de parte, o de unos o de otros. Esta es la de unos personajes, principalmente sus protagonistas, él y ella. Una historia de amor. Y el amor es lo único en lo que nos ponemos de acuerdo todos. Por tanto, sí, esta es una novela para todos los públicos, que se decía antes. Y la llevaba en la cabeza desde hacía mucho tiempo, como una ilusión, quiero decir que no sabía si sería capaz de escribirla.
—¿Eso de las dos Españas es un mito?
—En cierto modo sí. Es sabido que comunistas y falangistas combatieron con más encono a los 'tibios' o 'equidistantes', como les llamaban con desprecio, que a sus propios enemigos. Y esa tercera España era la inmensa mayoría, sometida a dos minorías. Al final, se queda uno sólo con las víctimas y los decentes, sabiendo que no es raro que algunas víctimas tampoco fueron decentes.
—¿Cuántas Españas caben en Madrid?
—Todas y cada una de las provincias españolas y todas las repúblicas hispanoamericanas. El idioma es un vínculo a menudo más fuerte que el de la sangre. No es raro que podamos entendernos mejor con alguien extraño que habla nuestro idioma que con algunos parientes, por la misma razón que estos pueden sernos más extraños que algunos personajes de ficción, como el príncipe Andrei o Fabrizio del Dongo. Madrid es de todo el que quiera ser madrileño, incluso por horas. Este es el milagro de Madrid.
—¿Cuántas novelas, cuántos libros, caben en Madrid?
—Millones, tantos como gentes viven aquí. Lo decía Galdós mejor que nadie en 'Fortunata y Jacinta': «Por doquiera el hombre vaya, lleva consigo su novela».
—¿Desde la ficción se llega a más lugares que desde la crónica?
—Sin duda. La crónica, la historia, es divisiva, nunca acaba de poner de acuerdo a todos. Son hechos, y no todos los juzgan de la misma manera. La ficción en cambio pone de acuerdo a todos. La ficción no se discute, se acepta como realidad desde el principio. Otra realidad a menudo mejor y más duradera que la real. El Quijote es más real y duradero que Felipe IV o que Cervantes. Al leer una novela dejamos fuera nuestra condición social, sexual, ideológica, la edad, y nos ponemos en manos del autor, quien nos da toda la libertad para que juzguemos el relato como queramos.
—¿Sirve la novela histórica para contar con rigor los hechos? ¿Diría que 'Me piden que regrese' tiene algo de novela histórica?
—En la medida en que sucede en un tiempo y lugar reales, en Madrid y en 1945, sí. Pero toda ficción crea una historia nueva, en la medida que da vida a personajes que antes no existían. Y ellos, si están vivos, hacen de ese tiempo y de esa ciudad algo diferente de lo que eran hasta entonces. Hablamos por ejemplo del Madrid de Fortunata o de la España de don Quijote. José Luis Cuerda quiso hacer una película de 'La noche de los Cuatro Caminos', germen de esta novela. Fue a Canal +, a TVE, a algunos productores. Todos se la echaron atrás por siniestra y sombría. Y llevaban razón. Pero así era la crónica, la historia. En la novela, sin embargo, he podido hacer que el relato sea luminoso y jovial. En cierto modo ese es el Madrid de Benjamin Smith y Sol Neville.
—¿Madrid es una ciudad más propicia al misterio o al espionaje?
—El espía de mi novela, un inclusero hijo de una gitana, es un espía sobrevenido, que tampoco se toma muy en serio el espionaje. Un hombre valiente que no se da importancia.
—Ha dicho que esta es la novela con la que más conforme está. ¿Por qué?
—Por aquello que decía Don Quijote: «Yo más no puedo», aunque en realidad él dijo: «Yo no puedo más». Cuando terminas un libro te sucede como con un recién nacido, no valoras si es más guapo o más feo, sino si está sano y respira.
—Cuando un escritor dice que no sabe si va a escribir más novelas... ¿Es un acto de coquetería?
—Hombre, si tienes cincuenta años, puede. Si tienes más de setenta, menos.
—¿A qué materiales ha recurrido para documentarse?
—Esa parte ya estaba hecha para los libros de Madrid que he tenido que escribir, hemerotecas, libros de historia, ensayos, películas. Y la relectura de las novelas importantes del periodo, claro, y sobre todo las malas. Para mí, estas han sido más útiles. Al no tener tantas ínfulas literarias, la realidad parece que en ellas está más cerca.
—Los diarios nos los deja de escribir, ¿no?
—Forman parte de mi vida, como respirar, pasear o estar solo. Ha estado uno bastante solo, literariamente hablando, la mayor parte de su vida. Y así quiero que siga siendo. De modo que seguirá uno escribiéndolos y novelizándose a poco que pueda.
—Usted sostiene que la memoria histórica está en manos de comisarios políticos.
—No les importa ni la historia ni la memoria. Quieren imponer una memoria colectiva y reescribir la historia. Lo estamos viendo.
—¿Por qué este empeño en reescribir la historia de esta izquierda?
—A corto plazo, para dividir y levantar muros, y a medio o largo plazo para ir preparando el camino de la Tercera República y ganar de una vez aquella guerra que ya solo les interesa a ellos.
—El Gobierno ha anunciado que va a reconocer a Aleixandre como víctima del franquismo. ¿Qué le parece?
—Con todo el respeto hacia Aleixandre, ¿y por qué no Unamuno, la primera víctima notoria del franquismo? Lo del 'exilio interior' no deja de ser en muchos casos una mala comparación con los que sufrieron el exilio de veras, sin nada, sin academias, sin periódicos ni café Gijón. A este paso harán víctima del franquismo a Gento y a Lucero Tena.
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