CRÍTICA DE:
'Los alemanes', de Sergio del Molino: herederos y culpa
Narrativa
Tras cultivar la autoficción, publica una novela pura, con sucesos inventados ocurridos a personajes que sostienen una intensa trama con fondo histórico, con la que ha conseguido el Premio Alfaguara 2024
Otras críticas del autor
Sostenía Ortega y Gasset que mientras los animales tienen descendientes los humanos tenemos herederos. Se heredan los bienes y también las deudas y las culpas. Sergio del Molino que ha desarrollado su anterior producción literaria no ensayística dentro del dominio de la conocida como ... autoficción, metamorfoseando su figura e historia personal, se atreve a dar un paso adelante que me ha parecido magnífico, y publica una novela pura, con sucesos inventados ocurridos a personajes que sostienen una intensa trama con fondo histórico.
En los planos de esta novela importa la familia, pues dominan las relaciones entre padres y hermanos, importa tanto el nazismo como la cuestión judía prendida a él, y como tercer plano hay una intriga por intento de corrupción política municipal centrada en Eva Schuster, concejala de Zaragoza con aspiraciones y futuro político, que se ve sometida a un chantaje, quiciado sobre su procedencia familiar, llena de puntos oscuros que la novela va revelando.
NOVELA
'Los alemanes'
![Imagen - 'Los alemanes'](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/04/08/1612portapozuelo-U20715756483tyW-224x330@diario_abc.jpg)
- Autor Sergio del Molino
- Editorial Alfaguara
- Año 2024
- Páginas 336
- Precio 20,90 euros
Sergio del Molino idea su novela como una sucesión de perspectivas de personajes que van alternando el punto de vista y la voz. Importan los tres hermanos, junto a Eva, estuvo Gabi, cantante que triunfó, en cuyo entierro ocurre el origen a la novela, está Fede, su hermano menor, y está Berta Klein, enamorada que fue de Gabi que pertenece a esos otros alemanes instalados en Zaragoza que nada tuvieron que ver con el nazismo.
La obra no sería tan buena si no estuviera muy prendida a una cultura y una lengua, la alemana, que constantemente se homenajea, en especial la música de Schubert, pero también la herencia que para Alemania ha supuesto su pasado nazi. Por último está Ziv, el judío de origen sefardí, que viene a trastocar los planes políticos de Eva. Ese personaje le sirve a Sergio del Molino como palanca de otro tema, el de la diáspora judía, la fundación del Estado de Israel y referencias a debates como el promovido por Hannah Arent o George Steiner sobre la banalidad del mal.
La prosa fluye, y sabe combinar muy bien el plano reflexivo y las acciones
Es una novela culta que ha documentado muy bien, en la que sobresalen las reflexiones de los propios personajes, también de dos excelentes secundarios como son Alfonso, el alcalde de Zaragoza, viejo zorro que está de vuelta, y que conoce como ninguno el alma del aragonés burgués, y también al final la callada madre de los Schuster, espejo mudo en el que se ve representada la figura maternal desplazada a un lugar secundario.
He recorrido con cierto pormenor los personajes porque da gusto encontrar que un joven novelista vuelve a saber que una novela histórica se sostiene no sobre ideas sino sobre vidas creíbles. Tanto la ejecución del pasado histórico que tiene un fondo real pero de cuyos detalles abusa un poco hacia la mitad de la novela, como el presente universitario de Fede y Berta en universidades de Hannover y Ratisbona provocan excelentes reflexiones sobre la hipocresía, la asunción o no del pasado y sobre todo la idea matriz de toda la novela que es la culpa de los hijos de quienes han tenido un pasado oscuro y violento.
Pliegues inesperados
Ha tomado Sergio del Molino la buena decisión de no revelar el partido político al que pertenecen Eva y Alfonso, dado que su comportamiento igual podría valer para la derecha que para la izquierda. Es una novela que tiene momentos brillantísimos donde lo lírico y elegíaco (en la figura de Berta) se puede ver en contraste con lo sarcástico de personajes como el periodista o el jefe del Departamento de Fede, o el cobarde Peter, su maestro.
La prosa fluye en distintos tonos y está muy bien escrita, sobre todo porque no se deja simplificar en la facilona exaltación o simple condena, sabe combinar muy bien el plano reflexivo y las acciones. Me ha gustado especialmente que aporte pliegues inesperados, no todo resulta previsible, y mantiene al lector en creciente expectativa, sostenida en un elenco de personajes a cuál mejor.
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