Arte
¿El agua es sexy? La respuesta la tiene Roni Horn
IDENTIDADES EN EL CENTRO BOTÍN
La artista neoyorquina propone 'Me paraliza la esperanza' en el Centro Botín de Santander. Una muestra fluida e identitaria
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![En la pieza que da a la Bahía de Santander, la composición escultórica 'Untitled'](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/04/04/r2-RAP5PQurrQwwqqvF0b3BagP-1200x840@abc.jpg)
No se gana si no se asumen riesgos, y esta máxima parece que la tienen bien asimilada en el Centro Botín de Santander. Al menos, por ahora le está funcionando a la perfección la táctica de ser audaz y no amilanarse ni tener complejos ... de inferioridad por estar sita en una 'pequeña' ciudad del norte español, ni tampoco de superioridad por habitar el edificio diseñado por uno de los arquitectos más significativos de nuestro tiempo, Renzo Piano, y cuya silueta, conforme pasan los años, más inseparable se hace de la línea del horizonte costero de la bahía santanderina. Cada nueva muestra que allí abre sus puertas suele cambiar el tercio, girar 360 grados sobre su propio eje para en nada parecerse a lo que habíamos contemplado unos días antes en sus salas. Haciendo memoria 'grosso modo', tras enredar con Picasso y los íberos, se fueron a buscar en los ámbitos más desconocidos de Juan Muñoz (sus oscuros dibujos) para recalar en la penúltima espectacularidad de Damián Ortega con sus maravillosas piezas escultóricas desbaratadas por los aires.
Ahora, en las antípodas, la exposición de la neoyorquina Roni Horn, que deambula por parámetros diametralmente diferentes; de la que si se sale con la boca abierta es porque toca otras fibras de plena actualidad en los discursos contemporáneos aunque nada fáciles de asumir si no levantamos el culo de la silla y no salimos de la llamada 'zona de confort' mental y social. Por ende, alabo el riesgo por la elección de esta artista de trayectoria intachable, cuya identidad creativa fluye (como el agua que ella define como «el reflejo de la luz») entre la naturaleza propia y la ajena. En la obra de Roni Horn prevalecen lo líquido y lo sólido que, al final, se licúa delante de nuestras narices. Lo espectacular reposa en la intimidad sublime de la propuesta.
Desde el conceptualismo más absoluto, recoge fotografía, escultura y 'performance'
Para empezar, el título de la exposición, 'Me paraliza la esperanza', ya tiene su punto, pues no sólo se limita a que suene bonito, sugerente, también para Horn supone «un silencioso e insidioso rumor y un grito incesante». He aquí una extraña contradicción que parece decir lo que dice pero que, en realidad, apunta a todo lo contrario. Entre lo positivo y lo negativo, el optimismo y el pesimismo. Las líneas difusas del pensamiento de Roni Horn, del diario de a bordo de una creadora conceptual que reúne en los espacios del Centro Botín lo mejor de sus últimos años de trabajo. Sólo un inciso en este punto para referir que el origen de este título viene de una frase tomada de un 'sketch' de la humorista estadounidense María Bamford que parece hace de las suyas en Youtube (juro que hasta la fecha no había oído hablar de ella, pero me pondré al día en cuanto a sus humoradas).
![Imagen principal - En la parte superior, Roni Horn delante de una sus piezas, 'LOG' compuesta por 406 láminas dibujadas por ella misma y que funcionan como un registro diario de observaciones y sucesos. Arriba, de izquierda a derecha, detalle de 'a.k.a', un panel de 15 pares de retratos de la artista, extraídos de archivos personales, y fragmento de otra de sus obras expuestas](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/04/04/r1-U72308874132mao-758x470@abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - En la parte superior, Roni Horn delante de una sus piezas, 'LOG' compuesta por 406 láminas dibujadas por ella misma y que funcionan como un registro diario de observaciones y sucesos. Arriba, de izquierda a derecha, detalle de 'a.k.a', un panel de 15 pares de retratos de la artista, extraídos de archivos personales, y fragmento de otra de sus obras expuestas](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/04/04/r5-U26087773231EUV-464x329@abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - En la parte superior, Roni Horn delante de una sus piezas, 'LOG' compuesta por 406 láminas dibujadas por ella misma y que funcionan como un registro diario de observaciones y sucesos. Arriba, de izquierda a derecha, detalle de 'a.k.a', un panel de 15 pares de retratos de la artista, extraídos de archivos personales, y fragmento de otra de sus obras expuestas](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/04/04/r6_20230404142414-U55334053006hKv-278x329@abc.jpg)
Contado y cantado el título ya pueden ustedes, público asistente, jugar a darle forma según recorren las distintas salas y las distintas obras de Roni Horn (Nueva York, 1955), que desde el conceptualismo más absoluto recoge fotografía, escultura y 'performance'. Nada más entrar, 'a.k.a' (2008-2009), un frontal de quince pares de imágenes de la propia artista extraídas de su archivo y del familiar. En ellas, distintos retratos de distintas épocas de Roni Horn, de la infancia a casi nuestros días en las que apreciamos su evolución. 'A.k.a' hace referencia, precisamente, al acrónimo de «also known as», que equivale a «también conocido como...» o alias. Está claro: las identidades cambiantes de Horn que la construyen y deconstruyen a lo largo de su vida. En la siguiente sala, cuyos ventanales van a dar a los jardines de Pereda, conviven dos obras. Por un lado, echadas en el suelo y casi a punto de volar, un par de finísimas láminas de oro puro, una encima de la otra, que simbolizan y rinden homenaje a Felix Gonzalez-Torres y a su amante Ros Laycock. 'Gold Mats, Paired-for Ross and Felix' se titula: «Una pareja, uno encima del otro, reflejando y emanando luz». Una hermosa y evidente poesía visual que echa un pulso a la otra pieza que compone la sala, 'Still Water': quince fotolitografías que centran el foco en una parte del río Támesis, cuyas aguas, a lo largo de los días, dibujan diferentes formas y reflejan variadas tonalidades. Debajo, anotaciones de la propia Roni Horn como la que titula este artículo: «¿El agua es sexy? El agua es sexy». Ciertamente. Así, en un ejercicio que les recomiendo, conviene saltar directamente a la sala cuyos ventanales dan al mar, a la bahía de Santander, para circular entre unas esculturas cilíndricas de vidrio, que transforman sus texturas y colores conforme cambia la luz del día (les aseguro que en Santander se puede pasar de un sol radiante a una lluvia persistente en milésimas de segundo). En un espacio aledaño, 'Saying Water', un monólogo de cuarenta minutos, en el que se escucha a Roni Horn enumerando sus pensamientos al respecto. Agua por todas partes pero sin ahogarnos en las intenciones de la artista, que van y vienen como las mareas.
Horn se nos escapa de las manos en miles de detalles... Una e infinita en esta valiente propuesta
En este punto conviene recalcar que Horn tiene una estrecha relación con Islandia. Allí, vive y trabaja largas temporadas. Nada más cambiante que el clima y las identidades. Ambas cuestiones, que pueden interpretarse como la misma, basculan en el resto de las obras expuestas, como 'This Is Me, This Is You', cuarenta y ocho fotografías de la sobrina de Horn tomadas durante tres años. Como dos gotas de agua.
También en 'Portrait of an Image', un centenar de retratos de la actriz francesa Isabelle Huppert en diferentes roles o papeles. En la pieza conceptual de 48 dibujos basada en el verso de Gertrude Stein, «una rosa es una rosa» o en 'LOG' panel de láminas, de infinitas anotaciones en las que Horn se nos escapa de las manos en miles de detalles, de palabras... Una e infinita en esta valiente propuesta.
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