LIBROS
Pilar Adón, metamorfosis y libertad
Múltiples significados nutren «Eterno amor», una luminosa novela sobre el vuelo por encima de murallas físicas y mentales
![La novelista, poeta y traductora madrileña Pilar Adón (1971)](https://s1.abcstatics.com/media/cultura/2021/05/21/adon-kxrF--1248x698@abc.jpg)
El lugar literario de alta calidad conseguido por Pilar Adón no se gana fácilmente. Hay que atreverse a ser distinta y en cierto modo inexplicable. Porque lo primero que cabe decir de esta ‘nouvelle’ es lo difícil que resulta explicarla, como si ... el juego de su alegoría, dependiese de unas claves que no serán las mismas seguramente para cada lector. Como ocurría con las de Ovidio , muy diferente a la contemporánea de Kafka, las metamorfosis impelen a que el lector dé un salto que permita huir de los mecanismos de la racionalidad, que serían importantes si esta novela tuviera algo que ver con el realismo. Pero está en sus antípodas. Aunque Pilar Adón se sirve de referencias concretas que pudieran explicar los códigos de conducta de los personajes y la situación.
Por un lado, la existencia real de las veguerías, comunidades femeninas de aislamiento voluntario, cuyos vestigios arquitectónicos pueden hoy visitarse en ciudades belgas como Malinas, aunque también existieron en Cataluña. Una indefinida comunidad religiosa, presidida por la Madre, quien ostenta la autoridad sobre las otras mujeres. El otro elemento histórico de anclaje es el reformatorio para niños difíciles o directamente delincuentes.
!['Eterno amor ’](https://s3.abcstatics.com/media/cultura/2021/05/21/adon2-kYYB-U402412317890GOB-230x300@abc.jpg)
Ilustraciones
Esos dos anclajes sirven de marco para una trama que no tiene otros, salvo extraños comportamientos de reclusión extrema para Emuel, que supuestamente ha asesinado a su hermano gemelo , y del que la narradora, una especie de novicia contratada para su cuidado, esta secretamente enamorada. Pero todo se va en indicios, en un aleteo constante del estilo hacia simbologías nutridas las de las flores, de la lluvia, el agua, la Naturaleza, sometidos todos por la reclusión en unos espacios conventuales que parecen carcelarios, y que las ilustraciones de Kike de la Rubia han enriquecido.
Como ocurrió en algunos de los cuentos del formidable libro ‘El mes más cruel’ y después en su novela ‘Las efímeras’, Pilar Adón crea una distopía como forma de simbolizar el aislamiento, la incomunicación, pero también el Poder y dominio de unos humanos sobre otros. Para que haya el conflicto mínimo que la novela necesita introduce al hermano Evans, con superioridad jerárquica sobre la comunidad de mujeres.
Imágenes poderosas
Aunque me haya parecido mejorable el tratamiento dado a los diálogos de confrontación entre la Madre y Evans, lo importante no radica en la plausibilidad de cuanto acontece sino en el desafío hermenéutico que impone al lector , quien va aceptando sin rechistar la falta de anclajes de comprensión, para unas imágenes que sin embargo poseen portentosa fuerza. Para que funcionen y su vigor semántico se vea enriquecido, ha sido preciso que los elementos de la trama fueran servidos en una prosa cuajada de una fertilidad y densidad poética realmente asombrosa. Adón ofrece la singularidad de que su literatura consigue fuerza a través de una poderosa simbología, como la libertad entendida como vuelo, por encima de toda valla y muralla, metonimia de las cárceles , tanto de la voluntad y el entendimiento, como de los cuerpos. Múltiples significados nutren esta luminosa novela.
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