MÁS QUE PALABRAS
Pablo Lara, inquietudes del hombre post covid
La pandemia ha traído una «nueva fascinación» por los libros. El director del Área de Educación del Grupo Planeta apela por consolidar la vuelta a la lectura

Su abuelo , emigrante sevillano en Barcelona después de la guerra incivil, inventó un premio literario que hoy es el mejor dotado del mundo. Su padre sumó al interés del abuelo por la cultura la inmersión en el mundo de la información, ... consolidando uno de los grandes grupos editoriales de Europa. Y él, con su propia visión del ocio y del negocio, ha terminado dedicándose a lo que cree que es lo más importante de todo: la educación y la formación de las personas. Para Pablo Lara (Barcelona, 1982), lectura, información y formación son tres ejes claves sobre los que construir una sociedad con futuro. Una sociedad capaz de superar los retos que se le pongan por delante.
¿Somos lo que leemos? Sin duda. Pero somos también lo que estudiamos. Por eso en España hay tanto camino por recorrer. En los índices de lectura tanto como en la inversión en educación. Por lo menos, desde el inicio de la pandemia parece que los españoles leemos más. Y que leemos más en papel. Al cierre de 2021, el libro electrónico bajará por primera vez del 5 por ciento. «No hay libro tan malo que no tenga algo bueno», le decía el bachiller Sansón Carrasco a Don Quijote. Y es verdad: lo que debe hacer cada libro que se edita, dice Pablo Lara, es buscar al lector que le interpela. Ahora de lo que se trata es de no dejar caer esta «nueva fascinación» por los libros. Consolidar la vuelta a la lectura como una de las características del ‘homo post’ pandémico. ¿Será así?
Lectura, información y formación son tres ejes claves sobre los que construir una sociedad con futuro
Pablo Lara, que nació y creció entre los libros de su padre y los de su abuelo, sigue teniendo hacia este objeto misterioso una devoción especial. Después de leer ‘Momo’ a los 13 años, tropezó con Delibes en ‘El camino’, y entre los dieciséis y los dieciocho años afianzó su vocación lectora con ‘Los hermanos Karamazov’, de Dostoievski ; ‘Los Borgia’, de Mario Puzo, o ‘La conjura de los necios’, de Kennedy Tool. Más tarde llegaron los gustos personales: la «buena» novela histórica, con ‘León el Africano’ y Amin Maalou f a la cabeza, o los ensayos de Eric Hobsbawm. Y todo lo de Eduardo Mendoza . Ahora, ‘Los vencejos’, de Fernando Aramburu , o las biografías de Obama y Jeff Bezos. Toda aquella lectura que nos ayuda a aprender. Y a comprender.
Al igual que con los libros, desde que era niño Pablo Lara ha estado familiarizado con los escritores. Fueron muchos los que vio desfilar por su casa, y con los que compartió la mesa y el mantel de sus padres. Pero en su imaginario sobre el brillo y el genio del gran escritor hay uno que se quedó grabado para siempre. Se llamaba Terenci Moix y representaba un modo completo de vivir en la literatura. Y también un tiempo literario muy concreto. Un tiempo que, justo es reconocerlo, ya no es el mismo. No es el mismo porque ni el modelo de escritor es el mismo ni es el igual el modelo de lector.
Figuras casi míticas
La relación del escritor con la sociedad, dice Pablo Lara, ha cambiado mucho en veinte años. Antes, el escritor tenía el monopolio de la escritura, es decir, de los libros. Representaba la alta cultura y el gran pensamiento, y en consecuencia era el espejo en el que se quería mirar la sociedad para encontrar su propio camino y evolucionar. Hoy (las cifras de ventas de los libros lo demuestran) cualquiera puede ser escritor : un médico con sus consejos de salud o un profesor con sus métodos de enseñanza; pero también un político, un psicólogo, un futbolista, un famoso… Puestos a leer, se puede hacer una lectura positiva, concluyendo que el mundo de los libros se ha democratizado.
Pero también se puede echar de menos el deslumbramiento de aquellas figuras casi míticas que eran los escritores de entonces. Un cambio acorde con el gusto de los lectores. A principios de los 2000, por ejemplo, el modelo que se impuso con claridad fue el ‘best-seller’ . Hoy, sin embargo, resultaría muy difícil reeditar un éxito como el de ‘El código Da Vinci’, que llegó a vender dos millones y medio de ejemplares. La fórmula que prima es la de «más fondo y menos novedad».
Nada que se parezca a un libro, pero sí, con éstas y otras muchas reflexiones, Pablo Lara escribe de continuo sobre sus hallazgos, sus aprendizajes y sus pensamientos. No sabe si con literatura, pero sí con «un aspecto de cierta calidad, dentro de mis limitaciones». Reflexiones sobre el necesario equilibrio entre la tecnología y las humanidades . Sobre la complementariedad de la formación y de la información. Sobre el mundo en el que estamos y sobre el mundo al que vamos. La tercera generación de los Lara, que no descansa.
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