TEATRO
Las mujeres de Lope de Vega
Llega al Festival de Almagro la pieza 'Lope y sus Doroteas', de Ignacio Amestoy, en un montaje dirigido por Ainhoa Amestoy. Un logrado acercamiento a la senectud del 'Fénix de los Ingenios', quien repasa su ajetreada vida

En 1632 apareció 'La Dorotea'. La muerte ya rondaba a su autor, Lope de Vega , quien tras una vida azarosa en la que innovó el teatro español y se convirtió en uno de los más celebrados escritores de nuestro Siglo de Oro -rebosante de ... extraordinarias figuras-, murió en Madrid en 1635. Sobre 'La Dorotea' comenta el dramaturgo Ignacio Amestoy: «Sin duda, es una de sus grandes propuestas. En 'La Dorotea', Lope verificó su eslogan: 'Cuando Lope quiere, quiere ', haciendo al tiempo una de las obras en prosa -también con versos excelsos-, enteramente dialogada, más sobresalientes de la literatura no solo española sino mundial». Precisamente esta pieza es el punto de partida de 'Lope y sus Doroteas', de Ignacio Amestoy , que llega al Festival de Almagro , en cuyo Corral de Comedias podrá disfrutarse el 14 y el 15 de julio, y después, el 29, como uno de los platos fuertes de las actividades culturales de los cursos de verano de la Universidad Menéndez Pelayo en Santander. El texto lo publica la editorial Oportet , que presenta el libro en el marco del festival almagreño, cita imprescindible del estío escénico.
El montaje nos llega de la mano de Estival Producciones y lo dirige Ainhoa Amestoy en una fructífera colaboración entre padre e hija, ambos seducidos por el arte de Talía: «Ainhoa ha sido el motor de esta obra, como guía y 'dramaturgista'. Tras hacer 'Amor, amor, catástrofe' sobre los amores de Pedro Salinas, y 'Desengaños amorosos' , basado en las novelas de María de Zayas -premiada por la Asociación de Directores de Escena en 2019-, se interesó por indagar teatralmente en 'La Dorotea' lopesca. Y, a partir de ahí, nos apasionó a los dos escudriñar en el Lope de Vega de senectud, preterido por Felipe IV en beneficio del talento deslumbrante de Calderón y los jóvenes talentos de una Corte artística renovada por el conde duque de Olivares. Ainhoa siempre ha sido una buena colaboradora mía. Estrenó como actriz, con Beatriz Carvajal, Cierra bien la puerta, por la que me dieron el Nacional de Literatura Dramática. Su primera dirección fue con mi obra De Jerusalán a Jericó. Y ha dirigido e interpretado El chófer del teniente coronel Von Richthofen toma decisiones. Me conoce perfectamente y yo a ella. Tuvimos un mismo maestro Miguel Narros, que la dirigió en el papel de Doña Paquita, de 'El sí de las niñas', de Moratín, por el que a ella le dieron el premio Ercilla Revelación». Y Ainhoa Amestoy recalca: «El teatro es un trabajo en equipo, y con mi padre, naturalmente, tengo una especial sintonía. Su ejemplo está en cada paso que doy».
La propuesta bucea en un momento de volver la vista atrás.«Tuvo el inmenso valor de revisar su vida y su obra, y nos ofrece una reflexión sobre su existencia», señala su autor
En efecto, la pieza bucea en el Lope de senectud, un momento de volver la vista atrás. Señala Ignacio Amestoy: «Lope, en su senectud, ante la presión de 'los jóvenes pájaros', hace un repaso de su ayer. Es consciente de que ha dedicado su talento a un teatro cercano al público. Y tiene dos obsesiones: retar al emergente Calderón con una obra muy especial, que será 'El castigo sin venganza', y, por otra parte, superar el talento de Fernando de Rojas y su 'Celestina', obra que admiraba absolutamente. En su 'Dorotea' parte de la rememoración dramática de sus primeros e intensos amores con Elena Osorio . Lope tuvo el inmenso valor de revisar su vida y su obra, y nos ofrece una reflexión sobre su existencia. Se ordena sacerdote, aunque llega a vivir sus últimos amores con Marta de Nevares, a la que cuidará en su infortunada decadencia. La hija de Marta de Nevares, Antonia Clara, será su estímulo para la creación tanto de 'El castigo sin venganza' como de 'La Dorotea'. A través de Antonia Clara, a la que tiene como su hija, que tal vez lo fuera, Lope busca una purificación moral y estética. Ocurrirá que un cortesano, Cristóbal Tenorio se enamorará de la joven y la raptará, lo que será para Lope su gran tragedia vital. Esa purificación se frustrará. Le quedarán en su final el recuerdo de los muchos amores, las muchas Doroteas, que llegó a vivir, no sin generosidad».
Ímpetu hasta el final
Ignacio Amestoy nos brinda un excepcional acercamiento al Fénix de los Ingenios, trasladado con acierto a las tablas por Ainhoa Amestoy, en el que se entrecruzan humor, ironía, y melancolía: «En Lope, 'monstruo de naturaleza' y soberano de 'la monarquía cómica' hay de todo. Mi obra es un 'Lope in love', un 'Lope enamorado', que intenta desenredar la comedia de enredo que fue, y sigue siendo, hasta sus últimos compases, su vida . Un fiel reflejo del ímpetu de este genio hasta en su final. Un final esperanzado y lleno de vida. Lope era consciente de que su revolución teatral, fructificando, a su pesar, en Calderón, daría lugar a uno de los hitos de la literatura universal. También pretendo componer un fresco de la época. La muerte de un Felipe III, todavía joven, y la llegada de Felipe IV, con Olivares y sus jóvenes sevillanos como Velázquez, o no sevillanos como Calderón, produce una renovación generacional, de la que es protagonista el nuevo rey, que, por ejemplo, aparece en la obra, en Palacio, asistiendo al estreno de 'El castigo sin venganza'».
Por su parte, Ainhoa Amestoy afirma: «Los seres humanos de todas las edades y generaciones son siempre incautos en el juego del amor. Lo fue Lope de Vega, Fénix de los Ingenios, enloquecido a sus diecisiete años por Elena Osorio, y lo será tiempo después su hija más joven y más querida, Antonia Clara, seducida por un tal Tenorio. En la obra, Lope, que revive con humor sus correrías, mientras redacta en su madurez 'La Dorotea', siente una vez más las idas y venidas del juguetón, enredador y cruel Cupido . Hijas, esposas, amantes, actrices, criadas y otros personajes femeninos subirán al tiovivo de la vida de Lope para conformar a todas sus Doroteas. La obra propone dos planos de acción : el real, que cuenta sus últimos años, y el imaginario, que relata el argumento de 'La Dorotea', y las peripecias de un joven Lope tras el primer amor o desamor. Dos niveles que plantean un reto para la puesta en escena, que he asumido con ilusión».
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