Hazte premium Hazte premium

José Luis Garci - TELEGRAMAS CINÉFILOS

‘A Movie House’

George Cukor era puro ‘Hollywood Style’. No solo por su filmografía, sino por su mansión, la más admirada y con mayor prestigio que hubo nunca en La la land

Casa de George Cukor sobre el Strip, tramo más chic de Sunset Boulevard

José Luis Garci

George Cukor es de los cineastas de Hollywood que atesoran una filmografía más interesante y ‘glamourosa’. Cukor es puro ‘Hollywood Style’ . Son incontestablemente buenas (y, algunas, verdaderas obras maestras), ‘David Copperfield’, ‘La dama de las camelias’, ‘Vivir para gozar’, ‘Historias de ... Filadelfia’, ‘Luz de gas’, ‘Las Girls’, ‘My Fair Lady’, ‘Amor entre ruinas’ [filmada para televisión] o ‘Ricas y famosas’, la última que filmó, y que parece la obra de un chaval de veinte años. En ‘Movie Town’, había unanimidad en que George era, ‘undisputed’, el mejor «Women’s Director» . Kate Hepburn fue su gran descubrimiento; Greta estaba sublime como Margarita Gautier, igual que Joan Bennett en ‘Nuestros superiores’, o Ingrid en ‘Luz de gas’ y Deborah en ‘Mi hijo Edward’; y qué decir de las dos Judys, Holliday (‘Nacida ayer’) y Garland (‘Ha nacido una estrella’), o de Ava en ‘Cruce de destinos’ y Sophia en ‘El pistolero de Cheyenne’… En su formidable trilogía femenina -‘Mujercitas’, ‘Mujeres’ y ‘Las Girls’- no encontrarás un plano equivocado de ninguna de las actrices, desde la Hepburn o Frances Dee a Norma Shearer y Joan Crawford , o desde Rosalind Russell y Mitzi Gaynor a Paulette Goddard y Kay Kendall . Aún así, mi «hipótesis de trabajo» para este telegrama, es que la labor de Cukor con los hombres es tan buena como la que hizo con las chicas. Recordemos que James Stewart, Ronald Colman y Rex Harrison ganaron el Oscar bajo su dirección, y que también lo hubieran merecido W.C. Fields en ‘David Copperfield’, Cary en ‘Vivir para gozar’, Tracy en ‘La costilla de Adán’ o, sobre todo, James Mason en ‘Ha nacido una estrella’. Cukor, tanto para ellas como para ellos, fue un director elegante, sofisticado, sencillo, meticuloso, culto, que iría mejorando su puesta en escena película a película, como otros colegas suyos, igualmente virtuosos del encuadre, los decorados y el vestuario, como Minnelli o Leisen o Clarence Brown , creadores que se sentían cómodos filmando en los Estudios, donde los exteriores día eran interior noche. También querría señalar que hay una «película» de Cukor, única e irrepetible, como la vida, que destaca con luz propia en el ‘corpus’ de su filmografía. Me refiero a su casa, la mansión más admirada y con mayor prestigio que hubo nunca en La la land . Estaba sobre el Strip, el tramo más chic de Sunset Boulevard , en Cordell Drive, una calle despejada serpenteando entre palmeras. Había sido reedificada por el arquitecto Michael Deline , a finales de los 30s, en terrenos de un viejo pajar. La embellecieron, amueblaron y tapizaron entre Cukor y Bill Haines , gran decorador y, antes, oscuro actor de Metro y amante ocasional de George (también de un Gable que, recién llegado a Oropel City, se movía en el circuito gay buscando trabajo). Altos muros de piedra, cristal y madera en las dos plantas, un cuidadísimo jardín rodeado de auténticas estatuas griegas y romanas y otras no menos estupendas de Rodin y Henry Moore . Y, desde luego, una piscina fantástica, climatizada, con los azulejos en ese tono azul de las joyas de los faraones, todo un precedente de los cuadros de Hockney . Dos pabellones de invitados. Uno, lo ocupaban los Tracy, «Pat y Mike», y el otro, se lo turnaban Somerset Maugham y Noël Coward . Un único dormitorio arriba y seis ‘living-rooms’, además del amplio comedor, la cocina y el ‘office’. Allí hizo Mary Newton , por encargo de Charles Champlin , la famosa foto de los directores de Hollywood homenajeando a Buñuel y que salió encabezando la página del ‘Calendar’ de ‘Los Angeles Times’. La pared izquierda de la escalera está llena de fotografías de George con sus amigos, Vivien Leigh, Marilyn, Cole Porter, Aldous Huxley, Rubinstein, Irving Thalberg, David Selznick, la Garbo, las Bennett, los Barrymore, los Kanin… En los salones, de madera color siena, hay colgados un Juan Gris , un Matisse , tres Picassos , un Goya , cuatro Toulouse Lautrec , un Braque , un Dalí , un Rouault , y un Renoir … La hermosa vivienda recuerda un poco los albergues de la Toscana, porque, al atardecer, también la ilumina el sol de Cicerón y Marco Aurelio . La disfrutaban sus amigos especialmente en el ‘brunch’ dominical, sobre la hierba del jardín, para veinte personas, nunca más, a las once. (Para la cena, Cukor solo invitaba a seis u ocho de sus amistades.) A lo largo de la semana, George estudiaba minuciosamente el ‘casting’ de los elegidos, al contrario que en Metro-Goldwyn-Mayer, donde jamás contaron con él para los repartos. El servicio es exquisito, la casa está llena de flores, la comida la sirve Chasen , aunque los vinos son un desastre. Cukor selecciona los peores. No quiere que sus invitados beban mucho porque, opina, con el alcohol la charla se devalúa. George solo bebe una copa de Dubonnet antes de cenar. Gil Parrondo , que rodó a su lado ‘Viajes con mi tía’, decía que Cukor era Hollywood, el Hollywood de la edad de oro, además de una buena persona. Aquella residencia, colgada sobre el Strip, bañada, créelo, por el fulgor del Mediterráneo, era una prolongación de la personalidad de George, de su gusto y de su talento ; más todavía, su casa era como una de sus películas, igual de amistosa y acogedora, esta sí, totalmente de «autor»: ‘A House by George Cukor’.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación