ARTE
Luz al final del túnel con Anthony McCall
El creador británico es el primer invitado del Pozo Santa Bárbara, en Mieres, antiguo complejo minero reconvertido en espacio para intervenciones artísticas en un entorno natural envidiable
![El artista británico junto a su pieza 'Face to face II'](https://s1.abcstatics.com/media/cultura/2021/11/13/call_2-kCuH--1248x698@abc.jpg)
Lo han comparado con la Sala de Turbinas de la Tate y, guardando las distancias (literalmente, los 1.600 kilómetros que separan Asturias de Londres), no van muy desencaminados. Y es que el Pozo Santa Bárbara , en la cuenca del río Turón, ... a unos diez kilómetros de Mieres y con una historia minera de más de 80 años a sus espaldas, se reconvierte ahora en centro de arte. Declarado Bien de Interés Cultural desde 2008 (la primera instalación de su naturaleza en conseguirlo en España), y tras una inversión de un millón de euros para su rehabilitación (llevada a cabo en una primera fase por José Ramón Fernández Molina ), atiende a su pasado sin convertirse en preso del mismo.
Intangibles nada despreciables
Como la Sala de Turbinas, el Pozo de Santa Bárbara es un ámbito generoso en tamaño , antiguo espacio industrial que también lo es de memoria, en un entorno natural espectacular, donde la calidad humana de sus gentes es un intangible nada despreciable. Además, es prácticamente imposible encontrar a alguien en la comarca que no haya tenido vinculación con su mina, alcalde de Mieres incluido, que trabajó en la misma hasta su jubilación y que es sobrino de uno de los cuatro mineros fallecidos en 1992 consecuencia de un desprendimiento en sus entrañas, uno de los episodios más trágicos allí acaecidos y que presagió su cierre en 1995 .
Hasta ese momento, el que llegó a ser el primer pozo abierto en el valle de Turón se convirtió en uno de los más prósperos en España : el complejo empresarial al que pertenecía, el de Hulleras de Turón (que pasa a empresa pública en 1968 como Hunosa) , y que lo abre a principios del siglo XX, contó con su propio ferrocarril y puerto para distribuir la producción extraida de una mina en la que, en sus mejores momentos, trabajaron hasta 800 hombres de media a relevo.
![Detalle del exterior actual del Pozo Santa Bárbara](https://s2.abcstatics.com/media/cultura/2021/11/13/call_3-kCuH--510x349@abc.jpg)
«Lo sencillo, hoy, abría sido convertir este espacio en un centro de la memoria minera, pero eso se agota enseguida . Habría venido una vez la gente del pueblo para recordar a los suyos y luego se habría abandonado. Además, la experiencia de bajar a la mina ya existe en otros lugares. Aquí había que proteger la memoria del lugar, tenerla presente, pero pensar en futuro » Y no entender este ejercicio como «gasto en cultura», sino como inversión en conocimiento. El que así habla es el actual concejal del ramo de Mieres, Juan Antonio Ponte , un hiperactivo profesor de filosofía, político de proximidad, que ha asumido la segunda vida del Pozo como algo personal.
Para ello, ha contado con la colaboración de Gloria Moure como comisaria, a la que desde que le llegó la propuesta para dotar de contenido al nuevo centro pensó en la necesidad de artistas que implicasen al espectador desde lo experiencial y no desde lo conceptual. Y Moure no tuvo dudas de que la carta de la baraja que había que levantar era la de Anthony McCall , un autor con el que ya ha trabajado con anterioridad, para el que su labor con la luz podría ser muy interesante para el lugar.
Sin luz, como en la mina
McCall introduce en lo que fue sala de compresores del complejo del pozo ‘Face to Face II’ , una pieza que no ha sido concebida para el espacio (de hecho, se ha tenido que crear para ella una cámara que asegurarse la ausencia de luz en su interior, como sucede en una mina), pero sí la más compleja realizada hasta la fecha por su autor –cuenta con una doble pantalla enfrentada– de lo que se denominan sus ‘Solid Light Works’ , es decir, haces lumínicos que, proyectados, generan dibujos en tiempo real, pero que por su naturaleza parecen tener ‘entidad’, ‘cuerpo’, lo que hace inevitable que el espectador intente atraparlos o, cuanto menos, atravesarlos con su cuerpo. Eso determina dos cosas: que cada visitante tenga una experiencia genuina de la pieza y que su creador le dé una vuelta a los conceptos de escultura y ‘performance’.
!['Landscape for Fire' (1972)](https://s1.abcstatics.com/media/cultura/2021/11/13/call_4-kCuH--510x349@abc.jpg)
Porque precisamente en este último ámbito es el que McCall se terminó involucrando, interesado por el arte y el cine experimental, tras graduarse en diseño gráfico en el Ravensbourne College . Es en los setenta cuando comienza a ‘dibujar’ en el entorno con humo y fuego, generando cuadrículas que creaban figuras en el espacio al ser activadas y que eran registradas en vídeo por el autor. Es el caso de piezas como ‘Landscape for Fire II’ (1972) o, en la misma línea, ‘Circulation Figures’ (1972) o ‘Five minute Drawing’ (1974), con el propio McCall grabado mientras realiza un dibujo.
Las tres se incluyen en una segunda muestra, complemento a lo que sucede en el Pozo, en el Mieres Centru Cultural , en un deseo de explicar cómo llega el británico a unos resultados como los de ‘Face to Face II’. Y es que, será un viaje a EE.UU. el que le hará virar hacia los ‘Solid Light’ (el primero, 'Line Describing a Cone', data de 1973) en los que la experiencia de la ‘performance’ tiene lugar en el tiempo y en el espacio del espectador, algo que el cine niega, mientras se expande el concepto de escultura y se revisa lo asumido como performantico. La mejora de las tecnologías permitió, con el cambio de siglo, contener los 'solid light films' en espacios cerrados como en Mieres. La entrada en 2001 del inglés en el Whitney Museum marca un punto de inflexión en su carrera.
Es posible que ni el mismo McCall se diera cuenta cuando eligió ‘Face to Face II’ para la presentación del Pozo Santa Bárbara de la idioneidad de la propuesta. Ni responsables del espacio, ni comisaria buscan que los artistas invitados a intervenir este lugar lo hagan con la memoria de su pasado minero en mente . Pero es evidente que esta es una obra que se disfruta en la oscuridad, a la que la vista se tiene que acostumbrar al entrar en la sala, en la que la luz marca el camino (como las bombillas de los cascos de los mineros) y en la se ha de ser consciente del lugar que un cuerpo ocupa en un espacio.
Tras el británico llegarán otros autores. No hay prisa por fijar una programación estable. Como tampoco la hay por seguir recuperando otros contextos de este complejo, como su subplanta o su antiguo economato, que en el futuro se transformará en centro culinario de experimentación. Lo importante es dar pasos cortos, pero seguros. Cualquier minero nos daría este consejo.
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