LIBROS
Eugenio Montejo, poesía de la contemplación
Se publica por primera vez la obra completa de uno de los poetas más fascinantes de nuestro periodo entre siglos

Se publica ahora por primera vez la obra completa de Eugenio Montejo, uno de los poetas más fascinantes de este tránsito entre el siglo XX y XXI, también uno de los más lúcidos. Nacido en Caracas en 1938 y muerto en Valencia (Venezuela) en ... 2008, director literario de la editorial Monte Ávila, Montejo supo preguntarse qué lugar ocupa la poesía en el mundo de hoy , en medio de esta sociedad de continuas transformaciones y nuevos imaginarios.
Mesurado, reflexivo, a veces irónico, era un hombre volcado en la contemplación de las cosas, en la contemplación emocional y simbólica de lo cotidiano, en descubrir mediante el poema qué hay detrás de ese espectáculo doméstico del mundo. Por eso para él el lugar de la poesía es continuar restituyendo la condición humana.
Signos de utopía
Clásico e íntimo, buscó siempre el temblor de lo esencial, la transparencia como una manera de hacer de la poesía un enigma, la palabra no como fotografía de la realidad, sino donde la realidad está siempre ocurriendo, siempre creándose y llenándose de múltiples significados. El árbol, los pájaros, las nubes que pasan, esa vieja silla olvidada en el jardín, el clamor de una cigarra las amparó por eso bajo el término ‘terredad’, una forma de vivir la experiencia del mundo donde lo material es una experiencia existencial, una forma de vida y una moral que busca la piedad, la misericordia y finalmente la celebración de estar acompañados de seres y de cosas, de paisajes y de sueños.

Tenía la mirada humilde del paseante que va buscando los signos de una utopía, una Ítaca que él simbolizó en Manoa, una utopía que sintetizó en esta frase: busco estar siempre naciendo. Miró las cosas desde el asombro y la incertidumbre, de ahí que supiera que es en el poema y solo en el poema donde esa utopía se podía manifestar, es decir, donde las cosas ampliaban su significado y su transcendencia. Lo crucial en él fue hacer del poema el mayor ámbito de una tentativa existencial, de una búsqueda a través del tiempo de aquello que fuimos, que somos y de aquello que es el mundo. Lo hizo mediante ese equilibrio entre lenguaje y visión, palabra y contenido, porque en él la forma y el fondo se potenciaban mutuamente.
Buscó la palabra como el lugar donde la realidad ocurre y se llena de significados
Lírico siempre, pero dejando que lo narrativo se intuya en el texto , en Montejo la sencillez siempre se vuelve misterio, la imagen es una red de significados, la vida un milagro entre unas cuantas nadas, la de nacer, la de morir y la de nombrar. En el tiempo, para nuestro poeta, hay un pasado que no deja de palpitar, una herencia de la que somos consecuencia, pero sobre todo hay un presente lleno de perplejidades y de enigmas, un presente que se extiende por las presencias y por las ausencias, por los viajes, por los espacios.
Aspecto ensoñado
El espacio es, por lo mismo, el otro gran paradigma de su poesía, el espacio múltiple de los territorios o de las ciudades vividas o simplemente soñadas. Fue el nómada que no se movió nunca de un lugar, aunque ese lugar tuviera distintos nombres: Caracas, Valencia, Londres, París, Islandia, Trieste... Con sus gafas y su bigote, con su aspecto siempre pulcro y ensoñado había algo en él que nos recordaba a Pessoa . De hecho Lisboa fue una de las ciudades en las que no solo vivió sino una de las que más amó. En ella encontró lo que ya llevaba encima hacía tiempo: la extrañeza, la analogía o la correspondencia entre las cosas, la mirada hacia lo otro.
En su obra, la sencillez se vuelve misterio, la vida es un milagro entre unas cuantas nadas
Tenía ese sentido cósmico de la poesía romántica en el que lo cotidiano está unido al ritmo del universo y tenía también ese sentido cósmico de ver el interior del hombre como una confederación de vidas y de almas. De ahí su deriva hacia la heteronimia no solo por la creación de nuevos poetas, sino por su querencia al desdoblamiento , por su constante visión de aquello que llamó Machado «la heterogeneidad del ser» y que su amigo Ramos Rosa llamó «la interrogación de lo real».
‘Terredad’, ‘Alfabeto del mundo’, ‘Adiós al siglo XX’, ‘Partitura de la cigarra’ quedarán ya como los libros ineludibles de este poeta cuya presencia no deja de crecer, cuya importancia se va imponiendo paso a paso. La iniciativa de Pre-Textos no puede ser más feliz: después de reunir aquí toda su poesía, el siguiente volumen estará dedicado a su labor ensayística y a su puñado de heterónimos. Un Montejo absoluto.
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