LIBROS
Esclavos, en las entrañas del corazón de las tinieblas
El historiador norteamericano Marcus Rediker se ocupa con solvencia del comercio negrero de británicos y estadounidenses

Una de las grandes historias de la globalización es la que atañe al traslado forzoso de seres humanos de unos a otros continentes. Como todas las que exigen para ser comprendidas la integración de efectos múltiples e impredecibles, la trata esclavista constituye un rompecabezas. ... Sin embargo, la corrección política tiende a simplificarla y convertirla en una ficción de «malos y buenos», en vez de explicar lo que fue. Un horrible drama, en el que algunos participaron porque quisieron. Otros porque los obligaron y muchos porque fue un gran negocio. En torno al 40% del gigantesco drama humano que acarreó, se vincula con ‘La trata a través del Atlántico’, subtítulo añadido en la magnífica traducción al español de Esther Pérez y Alex Borucki.
En el original, en inglés, de 2008, publicado en el bicentenario del final de la trata, constaba «una historia humana». Para completarla, falta el otro 60%, que -el dato es relevante- estuvo compuesto por la esclavitud intraafricana, mas la dedicada a «cubrir la demanda» de países del Medio Oriente musulmán y de Asia . Esta despierta mucho menos interés académico y de divulgación. Cabe pensar, quizás de manera ingenua, que parte de la explicación de este sospechoso olvido reside en la accesibilidad a las fuentes históricas. La trata está en el origen del primer capitalismo global. De todo quedó registro.

Diarios de marinos
El libro de Rediker, muy bien escrito, conmovedor, lleno de perspectivas, historiografía de alto bordo, e xcepto al final, en el que se apunta a un presentismo oportunista , hace excelente uso de diarios de marinos; actas parlamentarias británicas; juicios y pleitos; cartas de particulares y, sobre todo, el increíble censo de la trata atlántica entre 1451 y 1870, conservado en la Universidad estadounidense de Emory y otras instituciones. Allí aparecen unas 35.000 expediciones esclavistas , que transportaron algo más de once millones de africanos cautivos a «otras orillas». El trabajo de Rediker se ocupa de manera primordial del comercio negrero de británicos y estadounidenses, con alusiones ocasionales a otras potencias de la trata, como Holanda y Portugal.
En el XIX, fue negocio muy explotado por capitales mercantiles catalanes y vascos
El enfoque permite distinguir bien estos cuatro imperios esclavistas , Francia constituye caso aparte, de los imperios «con esclavitud»: el resto, incluida España. Esta nunca tuvo el tráfico humano durante la edad moderna como motor de sus finanzas públicas y privadas. Es bien sabido que, por voluntad o necesidad, realizó una externalización de la trata negrera. En el siglo XIX, fue, en cambio, negocio muy explotado por capitales mercantiles catalanes y vascos.
Carcelero y amo
El libro se compone de diez capítulos. En el primero, se define el barco negrero como combinación de máquina de guerra, prisión móvil y fábrica. Las crudas historias posteriores hablan de amputaciones; naufragios ; tiburones; violaciones; desgarros; asesinatos; compras y ventas. En aquellas naves infernales, «la hez de la marinería» era gobernada por capitanes que debían ser, indica el autor, artesanos de su oficio. Jefe, guardián, carcelero y amo, «trabajaban como comerciantes multiculturales en mercados lejanos». Una definición difícil de mejorar.
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