LIBROS
Emma Cline y la caricatura de Harvey Weinstein
La autora, en 'Harvey', se introduce en la mente del productor de Hollywood para recrear las horas previas a su condena

Vaya por delante que suelo desconfiar de la recreación novelesca de sucesos reales, sobre todo cuando se trata de hechos que tenemos recientes en el tiempo. Siempre pienso que su lugar es el periodismo, que una buena investigación escrita con esa voluntad narrativa que tan ... bien se ha cultivado desde el terreno del largo aliento no tiene rival.
Tiendo a creer que, en estos casos, la ficción es una opción perezosa: el periodismo exige un compromiso absoluto con cada frase que se escribe, nada debe publicarse sin antes haberlo contrastado. Desde la ficción, cuando hay lagunas, el autor puede ahorrarse un buen puñado de llamadas y sus correspondientes dolores de cabeza echándole imaginación al asunto.
Claro que la novela es a menudo mucho más poderosa que la realidad, pero en estos casos siempre me pongo del lado del periodismo. A Harvey Weinstein , el productor de cine condenado hace ahora un año por violación después de décadas abusando de mujeres desde su posición de capo de Hollywood, lo descubrieron gracias a ese trabajo de investigación al que sigue comprometida la prensa.
Entre 'The New York Times' y 'The New Yorker' destaparon el denigrante 'casting de sofá' que muchas mujeres del mundo del cine han venido sufriendo todos estos años y se encendió así el omnipresente movimiento del MeToo. El caso nació en las páginas de información diaria y luego saltó a los libros.
Son dos los títulos más destacados: ' Depredadores ', donde Ronan Farrow cuenta con más pompa que acierto sus aventuras para desenmascarar a Weinstein, y ' She said ', de Jodi Kantor y Megan Twohey , reporteras del 'Times', un libro mucho más riguroso.
Que la historia pasara al terreno de la ficción era una consecuencia natural, sobre todo si tenemos en cuenta la hiperinflación de novedades editoriales relacionadas con el feminismo. Y la encargada ha sido Emma Cline (Sonoma, 1989), la prometedora escritora californiana que asaltó el circuito literario con 'Las chicas', donde exploró la feminidad adolescente en el contexto de los crímenes de la familia Manson.
En ' Harvey ', una nouvelle que apenas supera las cien páginas, ha intentando retratar al todopoderoso productor de cine en las horas previas a la sentencia del juicio. Cline escribe desde su trinchera, y así el perfil psicológico que pretende trazar se queda en una burda caricatura.
Harvey (Harvey a secas, sin el apellido) es en el relato un pobre diablo que se despierta sudando en su cama y que se saca los mocos, tiene dolores por todo el cuerpo y se niega a aceptar que ahora es un apestado. No hay matices: todo en 'Harvey' es una bufonada: desde su empeño en volver a rodar adaptando una novela de Don DeLillo hasta su convicción de que, feo y barrigudo, sigue gustando a las mujeres.
Cuando se escribe convencido de ocupar el lado correcto de la historia, las sutilezas, y por tanto cualquier atisbo de encanto literario, desaparecen. Lo nuevo de Emma Cline es decepcionante.
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