LIBROS
Elizabeth Geoghegan, en busca de sí mismas
En estos relatos, la escritora norteamericana convierte fragmentos de las vidas de sus protagonistas en pequeñas postales

Las protagonistas de estos relatos son mujeres desubicadas. Mujeres insatisfechas. Mujeres que viajan solas esperando reunirse con hombres que nunca están . Mujeres que buscan algo que no saben qué es, sólo saben que no lo encuentran. Mujeres, en fin, decepcionadas. En los relatos ... que componen ‘Bola ocho’, Elizabeth Geoghegan convierte fragmentos de las vidas de estas mujeres en pequeñas fotografías. La autora entra en esas vidas ‘in medias res’, daría igual que hubiera empezado a relatar sus historias un poco antes o un poco después, y a pesar de no detenerse en descripciones de sentimientos ni en reflexiones existencialistas, viendo cómo actúan estas mujeres percibimos su confusión y sus conflictos, sabemos que están desorientadas y también sabemos que ellas no lo saben.
Son instantáneas que no capturan un momento preciso, sino un estado de ánimo , y que explican cómo se sienten sus protagonistas mientras son retratadas, un símbolo de cómo se sienten en su vida en general.

Sexo fallido
Algunos cuentos relatan historias de mujeres jóvenes que esperaban más de sus parejas, tanto en lo emocional -hombres que acarician «como si yo fuera un trozo de madera y él me inspeccionase en busca de alguna tara», hombres que desaparecen sin dejar rastro…-como en lo sexual -hay mucho sexo fallido y decepcionante en estas historias-. En otros, como el estupendo ‘La hora violeta’, una mujer hace un viaje al otro lado del mundo para encontrarse con su novio, pero él no se presenta en el aeropuerto y ella, que en realidad no quería hacer ese viaje, decide continuar por su cuenta sin saber que el mismo día de su llegada un tsunami ha arrasado la costa provocando una tragedia; en ‘Pura Goa Lawah’, la autora hace una sátira de quienes viajan a países remotos para vivir experiencias «auténticas» que les permitan reconectar y reencontrarse con su yo interior; en el soberbio y perturbador ‘Una historia romana’, un hombre que pasea al perro una gélida noche ve caer al río Tíber un bebé que otro hombre llevaba en brazos.
Sordidez áspera
Y el último relato, ‘Bola ocho’, alterna dos planos temporales para contar la historia de una joven que va en busca de su hermano, que no parece demasiado interesado en verla. Este cuento, el más largo del volumen -una ‘nouvelle’ de setenta páginas-, reúne elementos que han aparecido antes en el resto de historias (la profesión de la protagonista, fotógrafa; el escenario, Boulder; la droga; el sexo frustrado; los perros, los murciélagos…).
La decepción, la pérdida y la insatisfacción son los grandes temas de estas historias que, a pesar de ser diferentes, tienen una sólida unidad interna. También atraviesa el libro la sensación de no pertenencia a ningún lugar de sus protagonistas. No es exilio ni desarraigo lo que sienten, sino más bien la conciencia de no encajar en ningún sitio.
La autora norteamericana creció profesionalmente bajo la tutela de Lucia Berlin , con quien comparte el estilo afilado y realista que impregna sus relatos. Pero Geoghegan tiene su propia voz, poderosa y envolvente, que logra que el lector quede fascinado por una sordidez áspera y un tono descarnado que raspa.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete