LIBROS
Blake Crouch (des)hace memoria
El autor estadounidense publica «Recursión», una de esas historias pensadas para ser llevada a serie televisiva, como así será
![Blake Crouch](https://s1.abcstatics.com/media/cultura/2021/01/13/blake-kceC--1248x698@abc.jpg)
Hubo un tiempo en que se hablaba y teorizaba mucho acerca de la «Novela HBO» (guiones originales para TV pero con aliento casi decimonónico como los de The Wire , Los Soprano y A dos metros bajo tierra , ... entre otras). Ahora, lo que se usa más y se consume mejor es la más liviana «Novela Netflix» (que surge de novelas que parecen escritas para su casi inmediata traducción a pantallas panorámicas pero, también, cada vez más pequeñas). Algo que empiece y termine pronto y produzca la inmediata satisfacción de un Big Mac en el momento justo y sitio exacto y sin complicaciones o rarezas extremas y posturas vanguardistas. Nada nuevo pero con otra etiqueta y el show debe seguir.
![«Recursión». Blake Crouch. Traducción: Laura Naranjo. Nocturna, 2020. 400 páginas. 18 euros](https://s3.abcstatics.com/media/cultura/2021/01/13/recursion-kfII-U401806623211w0B-220x320@abc.jpg)
Recursión de Blake Crouch (EE.UU., 1978) es una de esas novelas y su confirmada y futura encarnación en Netflix (película primero y posible serie después) ya está en camino y no está mal que así sea. Crouch llamó primero la atención con su trilogía Wayward Pines (que saltó a la televisión volviendo a demostrar que Twin Peaks hay uno solo y que intentar imitar a David Lynch es absurdo) y acabó de consagrarse con su anterior libro: Materia oscura . Y tanto en aquel como en éste, la receta es la misma: el efecto especial de una prosa visual y funcional sin rasgo/riesgo de estilo (nada de J. G. Ballard o de William Gibson por aquí), tramas de vértigo con cruces multidimensionales, conspiranoias surtidas y héroes persiguiendo y siendo perseguidos por una realidad cada vez más irreal a un ritmo endiablado. Es decir: nada que Philip K. Dick -uno de los autores más influyentes y visionarios de los tiempos que vivimos y padecemos bajo la muy transparente máscara de la ciencia-ficción - no haya hecho mucho antes y mejor que nadie hasta la fecha.
Androides
Lo que no implica el desmerecer al talento de Crouch -a quien ya están considerando el heredero de Michael Crichton y llamando a ocupar el trono del techno-thriller súper-ventas- para enganchar con una trama original pero que a la vez recuerda a tantas otras. Lo que -si se lo piensa un poco- no deja de ser sensación más que apropiada. Porque en Recursión lo que mueve todo es la idea del implante de memorias falsas y la posibilidad del recuerdo absoluto y preciso y del adiós al déjà vu .
De acuerdo: ya estuvieron por allí aquellos androides/replicantes y aquel astronauta enganchado al loop de un momento inolvidable en ese relato del ya mencionado Dick, el Falsa memoria de Dean Koontz y el Dan Simmons de Flashback , uno de los mejores episodios de la primera temporada de Black Mirror y las espirales centrífugo-argumentales de Christopher Nolan .
Postales del pasado
Pero lo de Crouch -todo muy medido y calculado- funciona bien por las suyas con trasfondo epidémico de Síndrome de Falsa Memoria enloqueciendo con postales desde un pasado que jamás vivieron. Allí y entonces convergen Barry Sutton (policía curtido y torturado por la muerte accidental de su hija) y la brillante neurocientífica Helena Smith (quien busca cura/venganza por el Alzheimer de su madre) y sumar a ellos (nota: incluir romance) la figura de Marcus Slade: billonario que se supone filántropo desinteresado pero resulta que no. Así, lo que primero se ofrece como adictivo producto perfecto pronto comienza a rasgar las costuras del tiempo con modales de «Día de la Marmota» y los acontecimientos no sólo se precipitan sino que, además, ascienden marcha atrás (de pronto se puede visitar el pasado pero hay una pequeña y definitiva cláusula del contrato para conseguirlo y que no mencionaré aquí) y se repiten una y otra vez hasta, literalmente, el fin del mundo.
En resumen: se entra en Recursión y se pasa bien . Y, al salir de allí, casi en el acto -lo que es justo, y de eso se trata teniendo en cuenta de lo que trata- se comienza a olvidar ya pensando en qué será lo próximo para leer viendo o ver leyendo.
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