LA DOLCE VITA
La basura como índice de bienestar
En un brillante ensayo, el historiador Óscar Calavia analiza cómo en nuestra sociedad el desperdicio se ha convertido en un elemento vertebrador

Parece, eso dicen, que los índices de bienestar de una sociedad se podrían medir por la acumulación de basura que registra. Una civilización que desperdicia en cantidades atorrantes no es, precisamente, una sociedad que consume. Consumir es acabar, y aquí se tira lo suyo. ‘ ... Basura. Ensayo sobre la civilización del desecho’ del historiador Óscar Calavia (Logroño, 1959) advierte de cómo la basura, algo tan cotidiano y familiar, se presenta cómo el fenómeno que define y vertebra la sociedad actual. Acumulación y consumo no es lo mismo. De la vieja inmundicia a la búsqueda de una sociedad sin márgenes, pero como señala Calavia: «La sociedad sin márgenes no pasa de ser un sueño de utopías desinfectantes».
Dos metáforas. Porque, sí, todo puede convertirse en basura: «En el siglo XIX, siglo del progresismo, se inventaron dos metáforas de gran calibre. Una, el tren de la historia. Otra, un poco menos popular, el basurero de la historia , que era adonde iba a parar todo aquello que perdía el tren de la historia». Genial. Porque no hay problema en reconocer que la ecuación basura=sociedad de consumo es irrebatible. Los ejemplos de sociedades que consumen cuanto producen que presenta Calavia son formidables y enreda aún más el laberinto paradójico en el que se mueve la sociedad del bienestar, o lo que quede de ella. De tales ejemplos, que uno deja al lector que los descubra y los saboree, una perla: «Eso sí que es una sociedad de consumo: una sociedad que se pasa el tiempo consumiendo, no produciendo; consumiendo poco o mucho, pero en cualquier caso consumiendo de verdad, consumiendo hasta que se acabe, porque lo que se tiene debe gastarse». La fórmula que encontramos cada día es diáfana: «El exceso podía usarse para producir más exceso» . Y ruede la bola. De la basura, claro. Menudo panorama.
Contratos basura, comida basura, hablar basura, dinero basura, tiempo de la basura, telebasura, hipotecas basura . Sí, «tirar la basura a la basura es el secreto del bienestar, y el de la competitividad es disminuir mis números rojos haciendo que los paguen otros, un arte que ha alcanzado altísimas cimas». Calavia escribe con ritmo, sentido, no se pierde en la hojarasca académica. Un ensayo para tener muy en cuenta, por lo que pueda venir.

Estética de lo sórdido
La sordidez también posee una estética, vaya uno a saber si una ética. Lo oscuro atrae y la degradación seduce. ‘El diablo entre las piernas’ , de Arturo Ripstein , con un soberano guion de Paz Alicia Garcíadiego , es un descenso a los márgenes fatales del tiempo. La historia de un matrimonio, ya en el tercer acto de su vida y su empeño sexual, sus fatuos emblemas de lujuria doméstica, el goce desasosegador de la humillación, componen, en un blanco y negro deslumbrante, una galería sin límites de la pasión en la vejez, el fantasma buñueliano de los celos y el deseo como destino y ocaso. En la más firme tradición del gran melodrama mexicano.
Bodegas El Maño
Clásico: lo que permanece y dura. Bodegas El Maño, en el 64 de la muy madrileña calle de la Palma. El tiempo pasa, pero hay lugares en que ni se nota . Los torreznos, las gildas, el pincho de tortilla con callos, los huevos rotos, aquí con zamburiñas, con los vinos y demás, para que la fiesta ni decaiga. Que nunca falten estas discretas atenciones que uno se da modestamente ante el deshecho monumental de ahí afuera.
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