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«Apaciguar a Hitler», el reto imposible

El historiador Tim Bouverie analiza el desastre que supuso la política de apaciguamiento después de la Gran Guerra

Hitler y Chamberlain en 1938, en Múnich
Manuel P. Villatoro

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A finales de septiembre de 1938 Europa se asomaba con peligrosidad al abismo de la guerra. Tras jaques a las grandes potencias como la remilitarización de Renania o la anexión de Austria, Adolf Hitler había invadido los Sudetes y amenazaba con iniciar un nuevo ... conflicto a gran escala si el viejo continente no cumplía sus exigencias. Pero, a pesar de que era la enésima vez que el Reich ponía a prueba la paciencia de la Sociedad de Naciones, Neville Chamberlain , primer ministro británico, todavía creía que podía evitar el descalabro. Cándido, el 28 de ese mismo mes, en el Führerbau (el cuartel muniqués germano), aceptó entregar un quinto de Checoslovaquia al Führer a cambio de que abandonara sus ideas expansionistas y abogara por la paz.

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