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ABC Cultural

El 'criptobro': Jesús Gil con abdominales

Vaya Fauna (I)

Llados y los suyos han entendido que el éxito no es un medio ni un fin sino un modo de vida, una ética, una estética, un cuñadismo ilustrado

Infiltrado en los cursos de Llados: la «secta destructiva», al descubierto

Amadeo Llados, en una imagen en sus redes sociales ABC
Bruno Pardo Porto

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El hombre viene del mono, a dónde va es otra cuestión: hay quien quiere ser reptil y se corta la lengua, al fin bífida, y hubo quien en busca de la inmortalidad se puso a beber sangre joven, de vírgenes preferiblemente. Ahora se la inyectan, ... refinando el rito: ya ven, siempre animales. La fe en los líquidos ha seguido su curso, de la ayahuasca a la combucha o el agua con gas, y ha llevado al hombre, por lo que sea, a devocionar el sudor más allá de los estadios, los podios, la salud y el sexo. El sudor se ha convertido en elixir, ya no es condena sino purgatorio, y así, en estos momentos (no tengo pruebas pero tampoco dudas), hay alguien en algún lugar del mapa haciendo 'burpees' con la entrega de un náufrago cansado que nada hacia la orilla. Creen, en la soledad de su habitación, que un estricto régimen de ejercicio, privaciones y motivación les llevará a conseguir su primer millón y un buen 'six pack' (la tableta de chocolate, antes de Instagram) para confirmar su masculinidad. Se empieza invirtiendo en criptodivisas y se termina leyendo a Marco Aurelio. «Si no es bueno, no lo hagas; si no es verdad, no lo digas», repiten, entre jadeo y jadeo, como si fuera un salmo.

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