Crónicas herrerianas (I)
Un caldero en Casa Rico y la luna de Benidorm
Venza usted sus prejuicios absurdos y dese un baño en su playa, atúsese en su turismo de salud o coma y beba en sus rincones secretos
![Carlos Herrera, con una camiseta que reza en su pecho 'I love Benidorm'](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/08/03/ilovebenidorm-Rz5NBRfjHRhEyYAKJu1IxoI-1200x1040@diario_abc.jpg)
Casa Rico está en Santa Pola, Alicante, y su 'alma mater', Ángel, después de perder cincuenta kilos de peso, sigue manteniendo el nivel que dio a su casa un halo de excelencia ampliamente reconocida. Tras el cierre de las puertas de Cantinflas, del que ... ya hablamos el año pasado, haciendo pública la intención de jubilarse sí o sí, nos quedaba a algunos un cierto sabor de orfandad que me lo solventó Casa Joaquín con unos muy intensos sepionets. No hay ningún Joaquín en esa casa –el dueño se llama Paco– y es el típico caso de nuevo propietario que prefiere seguir con el rastro del anterior nombre, pero elevando el sabor.
![Caldero alicantino, que es seco](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/08/03/lowres-U64803644254Ghd-760x627@diario_abc.jpg)
Ángel Rico me preparó un caldero alicantino, que existe y es algo diferente al murciano, que es el que aparenta tener la exclusiva del nombre, pero no. El caldero de esa parte de la costa de levante es seco, no meloso como el de sus vecinos del sur, y saca por delante el pescado con el que se confecciona el caldo, la auténtica sangre del arroz. A este humilde catador de cocina popular, el pescado de los arroces le parece un producto cansado después de una extracción de sabor. Me pasa lo mismo que con los arroces a banda: donde está la esencia de ese pescado es en los granos del arroz, no en las rodajas de morena o de gallineta, que se sirven con patatas y alioli mezclado con su propio caldo, al estilo de los calderos de la isla de Tabarca, muchos de ellos deliciosos.
![Carlos Herrera, con Ángel, alma mater de Casa Rico en Santa Pola](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/08/03/benidorm3_20240731132603-U45377820724jmD-760x1027@diario_abc.jpg)
Los murcianos tiran más de mújol y de ñora, y, además lo confeccionan en olla, no en paella. El arroz de la foto atestigua su categoría. Si usted deja Santa Pola y su mercado de salazones a media tarde, en la lonja de pescadores, cuando vuelven las tabarqueras –barcazas que llevan los visitantes a la isla–, y puede acercarse a Elche, hágalo: al igual que ocurre con el bar del Mercado de Castellón –uno de mis favoritos–, el del temporal mercado ilicitano junto al río Vinalopó brinda un producto mimosamente presentado. Aun así la barra por excelencia es la del Mesón El Granaíno: lograr un asiento en primera fila es una heroicidad que en ocasiones pone a prueba la paciencia del que espera probar cualquiera de sus primorosas manufacturas, sean productos de la mar o de la tierra.
Oiga usted, ¿y Benidorm?: a 70 kilómetros de Elche se dibuja el asombroso perfil de lo que fue un viejo pueblo de pescadores que en los años cincuenta no contaba más que con una pequeña colección de casas sencillas, donde sigue brillando la luna a la que cantaban las adorables Hermanas Serrano, que en gloria estén. Existe la errónea convicción de que Benidorm es un templo hortera atiborrado de individuos de serie B que inundan las dos playas, levante y poniente, hasta el punto de no encontrar un solo metro cuadrado disponible para colocar una mísera toalla. No es cierto.
![Benidorm ha ido creciendo hacia arriba de manera vertiginosa](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/07/31/benidorm1.jpg)
Servidor, que dejó de pisar las playas a medida que fue encontrando el agua cada vez más fría y la sal cada vez más incómoda, no pudo vencer la tentación y se dio un suculento baño en las aguas cálidas de la playa de levante con un traje de baño naranja que combinó después con una camiseta del mismo color que rezaba en su pecho 'I love Benidorm'. Me acompañó, al poco, una elegantísima fideuá de ibérico y setas en Las Dunas, en la misma frontal de la playa, confeccionada por Miguel y sus hijos. En la playa de Benidorm hay sitio y en la variadísima oferta culinaria uno puede encontrar la consabida comida rápida, pero también lugares con pellizco donde la sorpresa y la exquisitez son posibles. Benidorm se inventó en los sesenta como un carrusel inacabable y ha ido creciendo hacia arriba de manera vertiginosa. Corre la suerte de que se les ha ido de las manos, pero es un foco de atracción internacional impagable y si uno sabe a lo que va –y lo que se va a encontrar– no caben demasiadas sorpresas. Es, guste más o menos, una marca internacional que debe ser considerada en la medida de lo que vale. Venza usted sus prejuicios absurdos y dese un baño en su playa, atúsese en su turismo de salud o coma y beba en sus rincones secretos.
Dicho esto, me voy a Valencia, que me dicen que cierra el Maipi, uno de mis templos irrenunciables. Agosto es muy largo y este tipo de sorpresas te lo hacen interminable. Les escribo de eso la próxima semana.
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