Los bustos españoles de Bernini brillan en el Vaticano
La Obra Pía presta dos piezas del maestro del Barroco que apenas habían salido de la Embajada española, desde donde permanecen custodiadas desde la Segunda Guerra Mundial
El Vaticano abre el gigantesco relicario de Bernini para exponer la 'cátedra de Pedro'
!['Ánima bienaventurada' y 'Ánima condenada'](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/11/21/animas-kdYG-U603377035953xtH-1200x840@diario_abc.jpg)
Los dos bustos 'españoles' de Gian Lorenzo Bernini, el 'Ánima bienaventurada' y el 'Ánima condenada', han salido de la Embajada de España ante la Santa Sede, donde son custodiados, para ser expuestos por primera vez en los Museos Vaticanos. Son dos de las primeras ... obras del artista, -una de ellas un autorretrato-, y el genio del Barroco las esculpió cuando tenía solo 21 años para reflejar el misterio del bien y del mal.
Bernini era un niño cuando lo presentaron como un prodigio de la naturaleza al Papa Pablo V y el pontífice le pidió que lo demostrara haciéndole sobre la marcha un dibujo de San Pablo. En pocos segundos, el chaval esbozó un retrato que le dejó maravillado y le hizo profetizar: «Este niño va a ser el Miguel Ángel de nuestro tiempo».
«Tenía razón, porque sin Bernini el Vaticano no sería lo que es hoy», constata Barbara Jatta, directora de los Museos Vaticanos. Pero para conseguirlo, desde aquel encuentro y a lo largo de tres años, el adolescente Gian Lorenzo Bernini (Nápoles, 1598-Roma, 1680), visitó todos los días las galerías del pontífice para dibujar las grandes obras de su colección, desde el Laocoonte hasta el Apolo y el Torso del Belvedere.
Estos dos bustos de 1619 son también la prueba de los vínculos de Bernini con la comunidad española de Roma. Fueron uno de los primeros grandes encargos que recibió. Se los solicitó un español, quizá el eclesiástico sevillano Pedro Foix de Montoya, jurista y humanista, para cerciorarse de la maestría del artista antes de encargarle el retrato que le haría en 1622. Otros opinan que el mecenas fue otro sacerdote, Fernando Botinete y Acevedo, quien años más tarde los legó en testamento a la parroquia española de Roma.
«Son dos obras de gran audacia para su momento y marcan el inicio de la creación de la leyenda del artista»
«No se conservan ni el contrato ni los términos del encargo, pero suponemos que le solicitó dos esculturas de carácter devocional», apunta la comisaria de la exposición, Helena Pérez Gallardo, de la Universidad Complutense de Madrid. Como Foix de Montoya era de la 'Archicofradía de la Santa Resurrección', una de las hipótesis es que estos bustos invitaran a meditar sobre la vida eterna. En un antiguo registro fueron descritos como el «fauno» y la «ninfa».
Bernini, entonces considerado «muy presuntuoso», se volcó y el resultado es impactante. «Son dos obras de gran audacia para su momento y marcan el inicio de la creación de la leyenda del artista», asegura Pérez Gallardo. No se entienden una sin la otra. El busto 'Ánima condenada' que grita de dolor y parece tener los cabellos encendidos en llamas, es un autorretrato. «Cuenta la leyenda que para hacerlo se ponía ante un espejo y se acercaba una vela al brazo hasta sentir mucho dolor. Luego rápidamente hacía un boceto de la expresión que veía y lo plasmaba primero en terracota y después en mármol». El resultado es el opuesto a la serenidad que transmite el 'Ánima bienaventurada', un rostro dulce de mujer casi en éxtasis, con un elegante tocado de flores.
«Prestar estos dos tesoros que nunca se ven es una ocasión única. Solo han salido hace diez años para una exposición en el Museo del Prado, hace siete para una exposición en la Galleria Borghese, y ahora para los Museos Vaticanos», subraya la comisaria. También fueron expuestas en torno al año 2000 en la iglesia del Monserrato de Roma. Antes, sufrieron muchas peripecias.
En torno a 1820 las iglesias de los españoles se unificaron y las 'ánimas' y el busto de Foix de Montoya fueron trasladados a la sacristía de la iglesia del Monserrato de la Ciudad Eterna. Cuando en 1862, tras la caída del Estado Pontificio, el Gobierno italiano se movilizó para nacionalizar las propiedades de la Iglesia, el Gobierno español intervino para proteger las propiedades de las instituciones religiosas españolas y quedaron «bajo el amparo» de la Embajada de España ante la Santa Sede. Quizá las propiedades más delicadas que había que proteger eran estas esculturas de Bernini, a las que muchos en Italia habían echado el ojo.
«En la embajada española están uno frente al otro. Aquí los hemos puesto uno al lado del otro, aunque no crucen la mirada, porque ella mira al Cielo y él mira al infierno»
En 1905, el entonces embajador trasladó estos dos bustos de Bernini a Madrid, pero el Parlamento italiano envió una protesta oficial, pues por ley se impedía la exportación permanente de obras de arte. Sin embargo, las piezas no regresaron a la iglesia del Monserrato hasta cinco años más tarde. En 1943, cuando los nazis ocuparon Roma, se vieron de nuevo amenazadas y el embajador Domingo de Bárcenas aceptó en depósito los bustos por seguridad. Desde entonces, sólo han salido de la embajada en cuatro ocasiones. Esta es la última.
«Se custodian en una institución importante y gracias a eso se pueden exponer. ¡Cuántas obras se han perdido por estar en casas privadas!», explica Isabel Celaá, embajadora ante la Santa Sede y gobernadora de la Obra Pía. «Con esta iniciativa hemos querido tender otro puente entre España y la Santa Sede. Tenemos constancia de una primera institución en la que se colabora ya desde el siglo XI», añade.
El préstamo se ha fraguado con motivo del Jubileo 2025 que el Papa inaugurará el 24 de diciembre y que está dedicado a la esperanza. «Me gusta ver el 'Ánima bienaventurada' como la esperanza que a veces cuesta mantener, frente al 'Ánima condenada', que es el grito contra la guerra, que recuerda al de Laocoonte, el grito del sacerdote al que no le hacían caso, y que se repite en el arte con la cabeza de Holofernes de Caravaggio, 'El grito' de Munch y el 'Guernica' de Picasso», añade Celaá.
También la directora de los Museos Vaticanos estaba visiblemente satisfecha. «Me encanta el contraste entre los dos bustos. En la embajada española están uno frente al otro. Aquí los hemos puesto uno al lado del otro, aunque no crucen la mirada, porque ella mira al Cielo y él mira al infierno», dice Barbara Jatta.
La exposición, abierta hasta el 31 de enero, tendrá también valor solidario porque Celaá ha propuesto que lo que se recaude con el catálogo vaya a las a las víctimas de la Dana de Valencia. «Es un catálogo precioso y lo vamos a vender a un precio muy asequible para llegar a muchas personas», asegura.
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