El Vaticano expone el Cristo de Dalí junto al dibujo de San Juan de la Cruz que lo inspiró
Por primera vez se muestran juntas dos obras que rompieron con la representación tradicional de la Crucifixión
«Quiero que sea el cuadro que contenga más belleza y más alegría de cuanto se haya pintado hasta hoy», se propuso Dalí
![El Cristo de Dalí, expuesto por primera vez junto al dibujo pintado por san Juan de la Cruz en torno a 1575](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/05/26/dali-RvZGN8eHkUSDZd8fBBazZRP-1200x840@diario_abc.jpg)
«Apabullante», musita una turista argentina mientras contempla dos imágenes completamente distintas de Cristo crucificado expuestas por el Vaticano en una iglesia de Roma. Una es un dibujo pintado por san Juan de la Cruz en torno a 1575; la otra, una de las obras más icónicas de Salvador Dalí, ... hecha casi cuatro siglos más tarde. Los organizadores del próximo Jubileo han conseguido exponerlas juntas por primera vez, para recordar que están emparentadas por una historia fascinante.
El dibujo, de 5,2 por 4,7 mm, está dentro de un relicario y procede del Monasterio de la Encarnación de Ávila, que lo ha prestado al Vaticano sólo para esta ocasión. Su autor es nada menos que san Juan de la Cruz, quien lo habría realizado en algún momento entre 1572 y 1575 para reproducir la imagen de Cristo tal y como le fue mostrada durante una experiencia mística. El rostro del Crucificado es apenas visible en este dibujo, y la escena no se sitúa en ningún lugar específico. Pero lo más original es que lo muestra desde una perspectiva oblicua, para reproducir el punto de vista de Dios Padre que mira hacia su propia derecha.
Unos 375 años más tarde, en el frío diciembre de 1948, Salvador Dalí visitó por casualidad el monasterio de la Encarnación de Ávila y nada más ver esta reliquia, se sintió atrapado dentro de la perspectiva cenital que dotaba a la escena de un misticismo y una fuerza inusitadas. Le impresionó sobre todo la distancia entre este dibujo de líneas toscas y otras representaciones contemporáneas de Jesús.
Dalí se marchó inquieto de Ávila. El encuentro coincidió con su periodo místico y por eso, más de una vez soñó con este dibujo del santo. Necesitaba saber más y por eso buscó en París al carmelita Bruno de Jésus-Marie, biógrafo de san Juan de la Cruz, quien le introdujo en su espiritualidad y le explicó la búsqueda de Dios que se describe en sus poemas.
«Una imagen de la eternidad»
Fruto de esos encuentros y reflexiones es el «Cristo de San Juan de la Cruz», que pintó entre verano y noviembre de 1951 para mostrar «la belleza metafísica del Cristo-Dios». «Quiero que sea el cuadro que contenga más belleza y más alegría de cuanto se haya pintado hasta hoy. Que sea lo contrario del Cristo materialista y salvajemente antimístico de Matthias Grünewald», explicó él mismo. Según los organizadores de la exposición romana, el resultado es «una imagen de la eternidad», una reproducción «del mundo tal y como lo ve Dios, no vencido por las tinieblas, sino con la serenidad del primer día de la Creación». La tranquilidad luminosa de las aguas del mar, que es una escena de pescadores de Port Lligat, contrasta con la oscuridad en la que está ambientada la Crucifixión.
La obra es la joya de la corona del Kelvingrove Art Gallery and Museum de Glasgow. El año pasado estuvo en Figueras, y ahora hasta el 23 de junio podrá verse en Roma, tal y como Salvador Dalí pidió que fuera expuesta en 1951 en la «Lefevre Gallery» de Londres: colgada en una pared forrada en terciopelo de color rojo oscuro. E igual que entonces, sigue fascinando y desconcertando.
«No se sabe si está vivo o muerto», comenta una anciana turista argentina tras contemplarlo durante varios minutos en silencio. «No tiene rostro, así cada uno le puede poner la cara que quiera», completa su compañera. No hay clavos, ni tampoco corona de espinas ni sangre, pero no hay dudas de que es Jesucristo. «Cada uno lo percibe como quiere y puede», sugiere su amiga. Luego apunta que «hay otro detalle particular: Una de las islas del paisaje parece una montaña, pero es un perfil del rostro del pintor, y pienso que significa que para entenderlo hay que ponerse en la mente de Dalí», añade. Su compañera no conseguía verlo y hacen una foto con el móvil para poder mirar el perfil de cerca. «Ah, sí… Lo veo». «Pero ahora me molesta eso del perfil de Dalí, era más bonito verlo como paisaje», confiesa. «Es sobre todo un cuadro sobre la libertad», añade, y el corresponsal se acerca para pedir explicaciones. «El Cristo no está clavado en la cruz, porque la idea es que se está entregando libremente. Es una entrega libre, por amor, no porque haya sido obligado o condenado», aclara. «Es precioso, inagotable, una maravilla. Es extraordinario. Este es Jesús en la Cruz», comenta su compañera antes de marcharse.
La muestra organizada por el Vaticano no es el primer «encuentro» entre Salvador Dalí y la Santa Sede, pues hay nada menos que tres obras suyas en sus museos. Además, en noviembre de 1949 el artista visitó a Pío XII para mostrarle una versión de La Virgen de Portlligat, y al Papa le habría gustado mucho. El diario vaticano, «L'Osservatore Romano» dio cuenta del encuentro con unas declaraciones de Dalí que manifestó su deseo de «fusionar la pintura moderna con la gran tradición artística de la Edad Media y del Renacimiento».
El artista regresó al Vaticano en 1954, cuando Italia le había retirado el encargo de pintar la Divina Comedia de Dante, por no ser italiano. Entonces, el apoyo de Pío XII fue fundamental para la difusión de los dibujos que ya había realizado sobre esta obra. Su último encuentro con un papa fue el 2 de mayo de 1959, cuando visitó a Juan XXIII esta vez acompañado por su esposa Gala, con quien se había casado por la Iglesia unos meses antes.
Como la exposición «El Cristo de Dalí en Roma - El Cielo abierto» ha sido organizada por el Vaticano para preparar el inminente Jubileo 2025 dedicado a la esperanza, no se puede descartar que el Papa Francisco se escape un día a esta iglesia para ver la obra.
Desde que se inauguró el pasado 13 de mayo, unas 70.000 personas han entrado en la iglesia de San Marcello al Corso para verla. La iglesia elegida es particular, pues allí se conserva un crucifijo del siglo XIV al que los romanos atribuyen el fin de la peste en la Ciudad Eterna, y que el Papa Francisco trasladó al Vaticano en 2020 para rezar por el fin de la pandemia. Dalí frecuentó esta zona durante sus temporadas en Roma, por lo que, aunque no consta, no puede descartarse que también él visitara este lugar.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete