Una obra reaparecida de Kirchner supera los 7 millones en una subasta
Su ubicación no estuvo clara durante décadas, hasta la reaparición del lienzo el pasado mes de marzo
La misteriosa desaparición de un Kirchner durante un siglo dispara las pujas en su subasta
!['Tanz im Varieté', de Ernst Ludwig Kirchner](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/06/07/kirchner.jpg)
Durante más de 80 años, el cuadro permaneció oculto en una colección privada en Baden-Württemberg, en el sur de Alemania. Ahora ha vuelto a ver luz para ser subastado por Ketterer Kunst el cuadro que Ernst Ludwig Kirchner (1880-1938) pintó en 1911, ... titulado 'Tanz im Varieté'. Su ubicación no estuvo clara durante décadas, hasta la reaparición del lienzo el pasado mes de marzo. Incluso renombrados expertos en el Expresionismo alemán aseguraban desconocer la obra, de la que se conservaban solamente escasas fotografías granuladas en blanco y negro. Su prolongada desaparición de los circuitos comerciales no ha hecho sino elevar las pujas y finalmente se han pagado por ella casi 7 millones de euros. Y aun así no fue el cuadro que alcanzó la puja más alta en la subasta: ese puesto fue para el cuadro del expresionista Alexej von Jawlensky, del grupo de artistas Blauer Reiter, titulado 'Bailarina española' y que fue subastado por más de 8,3 millones de euros.
'Tanz im Varieté' fue pintado en 1911 y un año después se exhibió en el Salón de Arte de Berlín, la única presentación colectiva del grupo 'Die Brücke'. En 1923 fue vuelta a ver en el salón de arte berlinés del galerista Fritz Gurlitt. Después se perdió la pista del cuadro. La casa de subastas de Múnich, que ha llevado a cabo una exhaustiva investigación de este cuadro de 120 x 145 centímetros, ha establecido que a finales de los años 20 acabó en la colección del concejal de Comercio Max Glaeser de Eselsfürth (Kaiserslautern). Cuando éste murió, en 1931, muchas de sus obras de arte se vendieron, pero la 'Danza en la variedad' permaneció en la familia y fue heredada en 1944. De ahí pasó a formar parte en una colección privada.
Los investigadores aseguran que han trabajado intensamente en la historia del cuadro para descartar completamente la posibilidad de que en algún momento fuera objeto de una trasacción ilegal. Especialmente durante la era nazi, más de 600 obras de Kirchner fueron destruidas y muchas otras calificadas de 'degeneradas', por lo que a menudo jerarcas nazis se apoderaron de ellas para sus colecciones privadas. «El propietario lo tuvo en su casa durante 80 años y lo disfrutó personalmente», informa un portavoz de Ketterer Kunst. «Sí, los propietarios conocían perfectamente el valor de esta rara obra, pero prefirieron no contar nunca a nadie sobre su tesoro y ahora quieren desprenderse de él y seguir permaneciendo en el anonimato».
Los responsables de la subasta deslizan que, debido a la importancia de la obra, lo ideal sería que fuese a parar a un museo, «para que otros puedan ver la obra de Kirchner perdida hace tanto tiempo». La Kirchnerhaus de Aschaffenburg habla de un «hallazgo sensacional». «El cuadro proviene de una época en la que Kirchner pintaba motivos similares. Pero algunos de ellos tampoco se encuentran ya, porque se perdieron o fueron destruidos durante el Tercer Reich y la Guerra Mundial. Esta primera época de Kirchner fue la mejor del artista», explica su directora, Brigitte Schad, que sin embargo lamenta carecer del músculo financiero para hacerse con esta obra para el museo de la casa natal del artista.
La llegad de Kirchner a la metrópoli de Berlín, una ciudad cosmopolita de dos millones de habitantes, dio pie a un extraordinariamente fructífero tiempo creativo para el pintor. Las obras de Kirchner de esta época, y hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial, apenas han llegado exclusivamente a museos y a muy pocas colecciones importantes. Están raramente presentes en el mercado. De esta época proceden las famosas pinturas callejeras de Kirchner y las imágenes circenses, todas expresión reveladora de la gran ciudad. La agitación social y cultural es en tangible en sus motivos y composiciones, en medio de una dureza provocativa y convincente. La aspiración de Kirchner era reproducir el elemento fuerte y enérgico del movimiento , verter en el cuadro un momento. Como prueba de lo que hizo Kirchner esos años en Berlín, una fotografía del cuadro fue incluida en el catálogo razonado de Donald E. Gordon en 1968, junto con una antigua fotografía en blanco y negro y bajo la nota «Ubicación desconocida». Ni las autoridades de Patrimonio, ni peritos o archiveros la habían visto anteriormente en color.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete