Isabel Quintanilla: la intimidad donde habita la emoción
El Thyssen reivindica a esta «pintora de la realidad vivida» con una gran retrospectiva que revisa toda su carrera. Es la primera vez que el museo dedica una monográfica a una artista española
Artistas, amigos, familiares y residentes en Madrid
![Isabel Quintanilla. 'Homenaje a mi madre' (1971). Pinacoteca Moderna de Múnich](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/02/26/homenaje_0_papel_xoptimizadax-RkX4qHBZpItUN1iidZr2iZN-1200x840@diario_abc.jpg)
En 2016, el Museo Thyssen revisaba en una exposición el trabajo de los realistas de Madrid, un grupo más generacional y afectivo que artístico: Antonio López, los hermanos Julio y Francisco López Hernández, María Moreno, Isabel Quintanilla, Amalia Avia y Esperanza ... Parada. Jóvenes pintores y escultores que coincidieron en los años cincuenta en Madrid, fueron compañeros de estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, se hicieron amigos e incluso se casaron entre ellos (Avia lo hizo con Lucio Muñoz, amigo de todos ellos, pero el único informalista del grupo). Por entonces seguían vivos los hermanos López Hernández, Isabel Quintanilla y Antonio López, con quienes un grupo de periodistas pudimos disfrutar de una amena charla.
El director artístico del Thyssen, Guillermo Solana, comisario de aquella exposición junto con María López, le expresó entonces a Isabel su deseo de dedicarle una monográfica. Dice de ella que es «una de las grandes figuras de la pintura española de la segunda mitad del siglo XX». Pero el destino se cruzó: ella fallecía a los 79 años, en octubre de 2017, solo nueve meses después que su marido, Paco López Hernández. Un año después moría el hermano de éste, Julio. Hoy solo sobrevive Antonio López, «Antoñito», como le llamaban, el 'cabecilla' del grupo. Pero la antológica de Isabel Quintanilla, aun sin ella viva, es una hermosa realidad.
Quizás su nombre sea desconocido para el gran público en España. No así en Alemania, donde obtuvo un gran éxito en los años 70 y 80, gracias al coleccionista Ernest Wuthenow, socio fundador de la galería Juana Mordó, que promocionaba a los artistas en el extranjero. La introdujeron en el mercado alemán los galeristas Hans Brockstedt y Herbert Meyer-Ellinger. Llegó a exponer en la Documenta 6 de Kassel, en 1977. Pero a buen seguro el nombre de Isabel Quintanilla y su trabajo serán mucho más conocidos a raíz de esta estupenda muestra. En ella descubrirán a una excelente pintora, a una deslumbrante dibujante, a través de 90 obras (la mitad procede de Alemania y una veintena no se ha visto nunca en España), que revisan toda su carrera. Seguro que además ayudará a subir su cotización. Hoy, cuadros importantes de tamaño, época y temática oscilan entre 30.000 y 60.000 euros. Obras de menor formato se pueden encontrar a partir de 12.000 y los dibujos en torno a 3.000.
![Imagen principal - Arriba, 'La lamparilla' (1956), su obra más temprana conocida (colección privada). Sobre estas líneas, a la izquierda, 'La mesa azul' (1993, colección privada); a la derecha, 'Pensamientos sobre la nevera' (1972) (colección privada, cortesía galería Leandro Navarro)](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/02/26/lamparilla_0_papel_xoptimizadax-U88185677247wJi-758x470@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - Arriba, 'La lamparilla' (1956), su obra más temprana conocida (colección privada). Sobre estas líneas, a la izquierda, 'La mesa azul' (1993, colección privada); a la derecha, 'Pensamientos sobre la nevera' (1972) (colección privada, cortesía galería Leandro Navarro)](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/02/26/mesa_0_papel_xoptimizadax-U18036485671wHX-464x329@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - Arriba, 'La lamparilla' (1956), su obra más temprana conocida (colección privada). Sobre estas líneas, a la izquierda, 'La mesa azul' (1993, colección privada); a la derecha, 'Pensamientos sobre la nevera' (1972) (colección privada, cortesía galería Leandro Navarro)](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/02/26/pensamientos_0_papel_xoptimizadax-U15402515837cuc-278x329@diario_abc.jpg)
En 2022, la Sala Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid reivindicaba la figura de Amalia Avia en una retrospectiva. Ese mismo año, el estand de la galería Leandro Navarro en ARCO reivindicaba a un grupo de pintoras realistas, entre las que estaban María Moreno, Isabel Quintanilla, Amalia Avia y Carmen Laffón, a quien en un futuro veremos también en el Thyssen. Antes, este verano, lo hará otra gran pintora, muy poco conocida, Rosario de Velasco. Una apuesta fuerte del Thyssen por defender y poner en valor a un puñado de mujeres artistas, que al fin son reconocidas. En 1996, el Centro Cultural Conde Duque le dedicó a Isabel Quintanilla una antológica y en 2007 fue invitada a exponer su obra, junto con otros once artistas, en el Prado. Los dos grabados que hizo para aquel proyecto son las dos únicas obras de la artista presentes en la colección del Reina Sofía, según consta en la web del museo. Y ni siquiera los compró la pinacoteca. Resulta incomprensible tal ninguneo. El próximo 15 de marzo, se inaugura en Almería el Museo del Realismo, donde Quintanilla sí estará presente. Nacida en Madrid en 1938, en plena Guerra Civil, perdió en ella a su padre, que luchó a favor de la República. Murió en 1941 en un campo de concentración de Burgos.
Recorremos 'El realismo íntimo de Isabel Quintanilla' –permanecerá abierta del 27 de febrero al 2 de junio y en ella ha colaborado estrechamente Francesco, hijo de la artista–, junto con la comisaria, Leticia de Cos. Ha dividido la muestra en seis secciones temáticas y cronológicas. Se abre con un precioso autorretrato a lápiz, de 1962, cuando ella y su marido, que se habían casado dos años antes, vivían en Roma, gracias a una beca que había obtenido Paco López Hernández. Estuvieron cuatro años en Italia. Junto al autorretrato, dos bodegones pintados en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Hizo las pruebas de ingreso a los 15 años, edad mínima permitida. 'La lamparilla' es el más antiguo conservado de la artista, de 1956. A su lado, 'Bodegón ante la ventana', de 1959. Ya en ellos se aprecia el amor por el detalle y los objetos cotidianos, marca de la casa, así como su virtuosismo. Pero su técnica «no ahoga la emoción», apunta De Cos.
![Imagen principal - Arriba, 'Jardín' (1966), colección privada. Sobre estas líneas, a la izquierda, 'Ventana con lluvia' (1970, colección privada); a la derecha, 'Lavabo del Colegio de Santa María' (1968, colección privada)](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/02/26/jardin_1_papel_xoptimizadax-U71200670643gtq-758x470@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - Arriba, 'Jardín' (1966), colección privada. Sobre estas líneas, a la izquierda, 'Ventana con lluvia' (1970, colección privada); a la derecha, 'Lavabo del Colegio de Santa María' (1968, colección privada)](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/02/26/ventana_0_papel_xoptimizadax-U10182325786hoX-464x329@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - Arriba, 'Jardín' (1966), colección privada. Sobre estas líneas, a la izquierda, 'Ventana con lluvia' (1970, colección privada); a la derecha, 'Lavabo del Colegio de Santa María' (1968, colección privada)](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/02/26/lavabo_0_papel_xoptimizadax-U11161284712kaa-278x329@diario_abc.jpg)
«En la realidad está todo. El artista lo que hace es transformar esa realidad en otra que es arte». Son palabras de Isabel, quien siempre pintaba del natural. Nunca usó la fotografía, pero su forma de acercarse a la realidad es como si usara un zum. «Pinto lo que veo, es más, lo que conozco», decía. Pinta su intimidad, su mundo. Sus objetos personales, heredados, queridos, usados, con los que convive a diario en casa, son los protagonistas de sus óleos y dibujos. Los visitantes de generaciones atrás reconocerán los teléfonos de la época, las marcas de productos de limpieza o de higiene, que evocarán recuerdos nostálgicos: Ajax, Vicks VapoRub... «La realidad que atrapa es siempre autobiográfica. En lo sencillo, en lo próximo, en lo cotidiano, habita la emoción», comenta Leticia de Cos. Y el trabajo de Isabel Quintanilla siempre apela a las emociones. Su trabajo, como el de Antonio López, está muy alejado del frío hiperrealismo americano, que copia de la fotografía. Ellos, en cambio, tienen un vínculo con lo que pintan.
Tras su regreso de Italia, la obra de Quintanilla se torna más luminosa: pinta en 1966 un bodegón de fruta, muy similar a 'Bodegón Siena', de 2017, el último que Isabel entregó a la galería Leandro Navarro antes de morir. «Sus bodegones combinan unas hechuras clásicas con objetos muy contemporáneos», advierte el director del Thyssen. Están próximos a la tradición española de maestros como Zurbarán.
Si hay un objeto que aparece obsesivamente una y otra vez en su trabajo es el famoso vaso de duralex que no faltaba en ninguna casa de este país en los 60. Hay una docena en la exposición, pero llegó a pintarlo en medio centenar de obras a lo largo de su carrera. Vasos solo con agua, con flores, sobre una mesa, sobre la nevera... Lo que le interesaba, explica la comisaria, es el reflejo de la luz y cómo ésta moldea el vaso: «El vaso es siempre el mismo, pero cambia la luz. La luz lo acaricia, lo atraviesa, deja de parecer algo inerte». La suya es una pintura de proximidad, habitada por alimentos (frutas, verduras, carnes, embutidos, pescados), medicamentos, pero también por sus objetos personales: sus llaves, unos guantes, el monedero, unas sandalias... «Isabel entra más en la anécdota que Antonio López», advierte De Cos. Una acuarela con un besugo es propiedad de Pedro Almodóvar.
También hay homenajes a su madre, que era modista. Como un espléndido óleo sobre tabla de 1971, préstamo de la Pinacoteca Moderna de Múnich. En primer plano, una máquina de coser Alfa, que al igual que la Singer, no faltaba en ninguna casa española. Un tiempo entre costuras, donde dedales y tijeras se cuelan en sus trabajos. A mediodía del viernes 'Homenaje a mi madre' era el último cuadro que faltaba por colgar en las salas del Thyssen, junto con 'Cuarto de baño' (1968), que luce a su lado. Fue vendido en el estand de Leandro Navarro en ARCO'22. Su precio, en torno a 40.000-50.000 euros.
En una sección denominada 'La emoción de la ausencia' cuelgan interiores domésticos, vacíos, de día y de noche, con luz natural y artificial. La artista nos abre de par en par la intimidad de sus casas y estudios (el taller de la calle Urola, que compartía con Rafael Moneo; el piso de la calle Menorca, la casa en la calle Primera en la Colonia Alfonso XIII): el salón, la cocina, el dormitorio, el cuarto de baño –que recuerda mucho a los de Antonio López–... También pinta los lavabos del Colegio de Santa María, en el parque del Conde de Orgaz de Madrid, donde ella y su marido dieron clase al volver de Italia. «Quintanilla es una pintora de la realidad vivida», comenta Guillermo Solana. Apenas aparecen en sus obras figuras humanas: en un cuadro retrata a su marido; en otro, aparece éste pintando a Antonio López. «Aunque casi siempre vacíos de figuras, en esos interiores late la presencia de los personajes de su vida. Todo respira intimidad», apunta Solana.
![Imagen principal - Arriba, Isabel Quintanilla pintando 'Gran interior' (1973). Sobre estas líneas, a la izquierda, los miembros del grupo de realistas de Madrid (de izquierda a derecha y de abajo arriba, Antonio López, Amalia Avia, Esperanza Moreno, Francisco López Hernández, María Moreno, Isabel Quintanilla y Julio López Hernández); a la derecha, 'Autorretrato' (1962), de Isabel Quintanilla (Colección privada)](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/02/26/quintanilla_pintando_2_papel_xoptimizadax-U24637528072mnz-758x470@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - Arriba, Isabel Quintanilla pintando 'Gran interior' (1973). Sobre estas líneas, a la izquierda, los miembros del grupo de realistas de Madrid (de izquierda a derecha y de abajo arriba, Antonio López, Amalia Avia, Esperanza Moreno, Francisco López Hernández, María Moreno, Isabel Quintanilla y Julio López Hernández); a la derecha, 'Autorretrato' (1962), de Isabel Quintanilla (Colección privada)](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/02/26/realistas2_papel_xoptimizadax-U50310641270eYU-464x329@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - Arriba, Isabel Quintanilla pintando 'Gran interior' (1973). Sobre estas líneas, a la izquierda, los miembros del grupo de realistas de Madrid (de izquierda a derecha y de abajo arriba, Antonio López, Amalia Avia, Esperanza Moreno, Francisco López Hernández, María Moreno, Isabel Quintanilla y Julio López Hernández); a la derecha, 'Autorretrato' (1962), de Isabel Quintanilla (Colección privada)](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/02/26/autorretrato_0_papel_xoptimizadax-U02822835272rCR-278x329@diario_abc.jpg)
El repaso por la producción de Isabel Quintanilla queda interrumpido en una sala dedicada a sus colegas, amigas e incluso familiares. Hay cuatro obras de Esperanza Parada (casada con Julio López Hernández, y por tanto cuñada de Isabel, abandonó la pintura durante décadas) y otras tantas de María Moreno (esposa de Antonio López, era compañera de curso de Quintanilla) y de Amalia Avia ('pintora consorte' de Lucio Muñoz, como ella misma se definía).
Las dos salas siguientes vuelven a estar centradas en el trabajo de Isabel Quintanilla: sus paisajes y vistas urbanas (Castilla, Extremadura, la sierra madrileña, San Sebastián y Roma, pero también un par de marinas) y sus naturalezas domésticas. En Roma, pinta los jardines de la Academia de España, en la colina del Gianicolo, cuyo rojo evoca las pinturas pompeyanas. En Madrid, retrata los patios y jardines de sus casas y sus estudios: limones, alhelíes, pensamientos, cipreses, uvas, higueras...
La exposición se cierra con un espacio donde se proyecta un documental con material inédito grabado en su estudio por el artista Tomás Bañuelos. Nos despide, como si hubiésemos visitado su casa, la anfitriona, Isabel Quintanilla, modelada por su marido en una escultura en madera policromada. De cuerpo entero, lleva un abrigo. Parece dispuesta a salir con nosotros.
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