Chillida y Balenciaga: cuando el escultor del aire encontró al arquitecto del tejido
El Museo Balenciaga de Guetaria relaciona en una muestra esculturas y grabados con piezas de alta costura
En la luz de Rothko
![Abrigo amplio de noche en raso negro forrado en raso marfil (1966), de Cristóbal Balenciaga. 'Estudio Homenaje a Balenciaga. Hierro' (1990), 'Homenaje a Balenciaga en papel y cuerda' (1987) y 'Homenaje a Balenciaga en papel, tinta y cuerda' (1990), de Eduardo Chillida](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/04/06/1.-kuzB-U601891038663K0F-1200x840@diario_abc.jpg)
Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924- 2002) se encontró con Cristóbal Balenciaga (Guetaria, 1895-Valencia, 1972) en el tiempo, el espacio y la creación. Aunque les separan 30 años, la admiración de uno por el otro es histórica y la envergadura de su conexión es tan ... gigantesca como la escultura de acero que erigió el artista en homenaje al 'couturier'. La obra, de dos metros y medio de altura y cuatro toneladas y media de peso, fue realizada en 1990 y ahora ha viajado desde el Museo Chillida Leku hasta Guetaria para ser el eje central de una exposición en la que el legado de estos dos gigantes guipuzcoanos se encuentra para dar testimonio de la complicidad artística y vital de ambos.
Una filosofía común bajo el título 'Chillida/Balenciaga. Plegar la forma' que se manifiesta a través de cuarenta obras firmadas por ambos creadores: 27 del artista y 15 del 'couturier': «Queríamos rendir homenaje a Eduardo Chillida en el centenario de su nacimiento, porque no sólo hizo el logo de la Fundación Cristóbal Balenciaga, sino que también fue uno de sus patronos, representado por su hijo; protagonizó la portada del catálogo del año 87, hizo la escultura…», cuenta a ABC Igor Uria, comisario de la muestra, director de colecciones del Museo Balenciaga y de la Fundación Cristóbal Balenciaga.
![Conjunto de piqué en algodón con estampado lineal negro (1966), de Cristóbal Balenciaga. ¡Cemento incrustación plomo' (1956) y 'Papel tinta' (1958), de Eduardo Chillida](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/04/06/2.-kuzB--760x427@diario_abc.jpg)
'Homenajear a quien homenajeó'. Esa es la máxima del Museo Balenciaga de Guetaria que se manifiesta a través de las obras como uno de los encuentros artísticos más sorprendentes y emotivos entre el que fuera escultor del aire y el del tejido. «Uno de los nexos imprescindibles entre ambos es la construcción y también la poesía, la forma de hacer y el material a emplear», explica Igor.
El título de la muestra hace alusión a este escrito de Eduardo Chillida: «¿Qué son los pliegues? Quizá la forma en que un tejido manifiesta sus cualidades. La forma en que acoge la luz y la gravedad, la forma en que se adapta a aquello que cubre. Si cubre un brazo produce pliegues que son consecuencia de los movimientos de la estructura del brazo. Esos pliegues no son nunca iguales porque los movimientos de la vida tampoco lo son. Esta riqueza de respuestas pudiera ser uno de los atractivos que los pliegues tienen para un artista».
Los vestidos y accesorios de alta costura de Cristóbal Balenciaga se fusionan de manera asombrosa con las esculturas y grabados de Eduardo Chillida. Una sinfonía de piezas en claroscuro, construidas con materiales nobles, aires brutalistas y de factura refinada y rigurosa. La exhibición destila una orgullosa sobriedad vasca, pero también honestidad, discreción, armonía, proporción y una búsqueda de la belleza incansable, cualidades que marcaron la vida y el trabajo de ambos artistas.
Viaje de ida y vuelta
La conexión personal entre los dos la establecieron en la década de los 50 y 60 Juana Eguren, abuela materna de Eduardo Chillida y mecenas de Balenciaga; Pilar Belzunce, esposa del artista y clienta del 'couturier', y los Maeght, matrimonio de galeristas parisinos con los que ambos entablaron amistad.
Pero es alucinante también la idéntica carga ética; era tan fuerte que, según cuenta Uria y gracias al testimonio de Pilar Belzunce, el de Guetaria nunca adquirió una obra del de San Sebastián: «Por pudor, porque en los años 60, Eduardo estaba haciendo esculturas de gran formato, como las puertas de la Basílica de Aránzazu, por ejemplo, y Cristóbal las consideraba piezas gigantes y públicas, no aptas para tener en su casa».
Merece una mención especial el tratamiento del volumen de los dos artistas: el 'couturier' esculpía diseños que se alejaban de la silueta y Chillida tallaba el vacío en el espacio. «Sin embargo, también lo llenaba y mientras Balenciaga pensaba en una escultura textil, tenía en cuenta que se fundamentaba sobre un soporte: el cuerpo de la mujer, gravitaciones y siluetas abstractas que tienen muchos reflejos en la obra de Chillida», reflexiona Uria. Lo que desde Chillida Leku han denominado 'casas-vestidos versus esculturas-lugares'.
![Imagen principal - Arriba, Tocado de seda marfil con cintas de organza negra (1962), de Cristóbal Balenciaga. 'Mármol incrustación plomo' (1965) y 'Gravitación en papel, tinta y cuerda' (1991), de Eduardo Chillida. Debajo, los dos artistas](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/04/06/4.-kuzB--758x470@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - Arriba, Tocado de seda marfil con cintas de organza negra (1962), de Cristóbal Balenciaga. 'Mármol incrustación plomo' (1965) y 'Gravitación en papel, tinta y cuerda' (1991), de Eduardo Chillida. Debajo, los dos artistas](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/04/06/5.-kuzB--464x329@diario_abc.jpg)
La obra más antigua de Chillida, en relación con este homenaje, corresponde a las obras gravitación y serigrafía de 1987, realizadas con motivo de la exposición retrospectiva dedicada al 'couturier' aquel año, en el Palacio de Miramar de San Sebastián. La de acero, forjada en los hornos de Patricio Echeverría en Legazpi, llegaría tres años después y tres décadas más tarde, es decir, hoy, visita el Museo Balenciaga al abrigo de la mejor alta costura firmada por el más grande de la aguja, o como Christian Dior expresó: «Balenciaga es el maestro de todos nosotros».
Desde fuera puede parecer que la mayor dificultad para organizar esta exposición era poner de acuerdo a la Fundación Eduardo Chillida Pilar Belzunce, Chillida Leku, la Sucesión Eduardo Chillida, e incluso conseguir la cesión de obras de colecciones privadas o seleccionar y relacionar la alta costura con ellas, pero «ha sido maravilloso», admite Uria, quien entre risas confiesa que «lo más complicado ha sido introducir en el museo la escultura 'Homenaje a Balenciaga', de cuatro toneladas y medio de peso».
La exposición cosechará mucho éxito entre el público experto y profano, pero ya ha tenido muy buena respuesta por parte de los implicados. «Se ha conseguido una nueva mirada a la obra de Chillida, reforzada por la unión y la amistad de los dos, incluso la familia nos dio la enhorabuena y nos trasladó su agradecimiento. El resto de cuestiones son fruto del estudio y la investigación», concluye Uria: «Bueno, que nos dejen la escultura desde Chillida Leku hasta enero de 2025 es también todo un logro».
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