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Caravaggio, Rembrandt y Brueghel, activos en la bancarrota de Detroit

A pesar de los desmentidos, la sombra de la venta de algunas de las obras maestras de la colección del Instituto de Arte de la ciudad para pagar a sus acreedores no se ha desvanecido

Caravaggio, Rembrandt y Brueghel, activos en la bancarrota de Detroit Instituto de arte de detroit

abc.es

El pasado mes de mayo el director del Instituto de Arte de Detroit , Graham W. J. Beal, lo dejó muy claro en declaraciones a una publicación de la ciudad estadounidense : «La colección no puede ser vendida para ayudar a pagar la deuda millonaria de la ciudad, y espero que el gerente de emergencia -Kevyn Orr, contratado para asesorar sobre el valor de las obras- y su oficina lleguen a la misma conclusión».

Sin embargo, la sombra de una posible venta no ha desparecido como tampoco la deuda de 18.000 millones de dólares (13.500 millones de euros) que arrastra Detroit y le han llevado a la bancarrota. Una situación de emergencia que para a algunos necesita de una solución también de emergencia que podría llevarse por delante una de las colecciones de arte más importantes del país, a pesar de que un portavoz del propio Orr negó la intención de llegar hasta ese extremo: «Nosotros no hemos propuesto vender ningún activo», declaró a The New York Times.

Las conversaciones con la casa de subastas Christie's hace unas semanas para una posible tasacación y posterior venta puso aún más nervioso al mundo del arte que ve esta medida como un error irrevocable una vez que se dispersen algunas de la piezas maestras de esta colección, que habrían tasado en unos 2.500 millones de dólares (unos 1.900 millones de euros), y que contiene, entre otros, piezas de Brueghel, Caravaggio, Rembrandt, Van Gogh y Matisse, además de una docena de murales de Diego Rivera .

Calificados como «activos» para la ciudad de Detroit por el propio Orr, en algunos casos su salida del Instituto supondría un paso extraordinario, como para el cuadro «Marta y María Magdalena», pintado por Caravaggio en 1598, y cuyo valor en la calle podría alcanzar los 75 millones de euros, una alta tasación debida a que tan solo habría dos o tres cuadros del pintor italiano en manos privadas.

Si bien la venta de algunas de estas piezas supondrían rebajar ligeramente la presión de los acreedores (nunca resolverían el verdadero problema), los expertos consideran que esta medida podría alejar de los museos a mecenas o donantes de obras de arte por miedo a que estas un día sirvieran de moneda de cambio tan prosaica (en algunos casos algunas obras se venden para adquirir otras de mayor interes para las instituciones de arte).

Afortunadamente, la fórmula que supuestamente barajaría el Instituto de Arte de Detroit no se ciñe a los planteamientos de otros centros. El director del Museo Metropolitano de Nueva York , Thomas P. Campbell, reconocía en esa misma publicación , que la ciudad había atravesado momentos económicos muy difíciles en las últimas décadas pero bajo ninguna circunstancia se planteó poner sobre la mesa de la negociación con los acreedores las obras de las institución.

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