Un viaje a través del trabajo de Manuel Estrada

El diseñador gráfico madrileño inaugura en Nueva York una exposición antológica que explora la historia de sus creaciones a través de una amplia selección de sus diseños y bocetos

Un viaje a través del trabajo de Manuel Estrada efe

maría picatoste

Manuel Estrada lleva siempre consigo un cuaderno, una herramienta de trabajo única para capturar cada breve instante de inspiración antes de que se extinga. En estos libretos de hojas inmaculadas, Estrada aboceta la realidad que percibe a través de su genuina mirada, creando un universo en el que los niños tienen ojos de pez, las jóvenes de gran belleza entran en combustión espontánea y el hombre está condenado a portar sobre los hombros su pesada cabeza de piedra.

Ahora, una exposición antológica e itinerante que explora la carrera y el proceso creativo del diseñador madrileño desembarca en Nueva York. La muestra, bautizada «Estrada: Sailing Through Design» («Estrada: Navegando a través del diseño» en castellano), fue inaugurada el pasado 17 de julio en la sede neoyorkina del Instituto Americano de Artes Gráficas (AIGA), una asociación profesional de diseñadores que lleva promoviendo el trabajo de este gremio desde 1914.

Para la ocasión, el espacio central d el AIGA se ha convertido en el casco de un barco que recorre a través de las décadas el trabajo de Estrada, impulsado por el viento que sopla en unas velas que cuelgan del techo, adornadas con algunas de sus creaciones más reconocibles como los logotipos de Metrovacesa o el Museo del Traje.

A babor hay un panel de varios metros de altura tejido con los cuadernos de bocetos del diseñador, mientras que a estribor encontramos una selección de sus diseños de portadas. Frente a cada lateral se ha ubicado una hilera de mostradores en los que podemos contemplar algunos de los objetos creados por Estrada para ilustrar sus cubiertas de libros como la pareja de zapatos de distinto color que utilizó en la tapa de «101 dilemas éticos» de Martin Cohen o la máscara que aparece en su portada de «Fábulas feroces» de Ambrose Bierce.

La exposición ha sido comisariada por Sonia Díaz y Gabriel Martínez, directores del colectivo de diseñadores activistas Un Mundo Feliz y fundadores del estudio de diseño gráfico LSDspace. «Explorar las imágenes de Estrada es como dar un paseo íntimo a través de su trabajo, donde nos tropezaremos con posos dejados por diseñadores como Paul Rand, Ivan Chermayeff o Daniel Gil », comentan los comisarios en su presentación de la muestra.

Aunque Estrada confiesa que no le gusta hablar de su propio trabajo porque se considera «muy tímido» y que prefiere hablar «sobre Obama y el mundo» , durante la inauguración de la exposición tuvo que claudicar y comentar sus creaciones con los asistentes. Entre los interesados que se acercaron a la presentación había jóvenes estudiantes, curiosos por conocer el tipo de diseño gráfico que se hace en España, y grandes nombres del sector como el ya citado Chermayeff, de quien Estrada es un firme admirador.

Ivan Chermayeff fue uno de los muchos colegas profesionales que aprovecharon la ocasión para felicitar a Estrada por su trabajo. La buena recepción de sus diseños ha hecho que Estrada retome la idea de trabajar en Estados Unidos, una moción que otros miembros de su familia secundan.

Esta es la sexta parada de una exposición que nació en Gran Canaria y que ha viajado por Helsinki, Lisboa, Berlín y Miami. Estrada y su equipo esperan que la muestra viaje a otras ciudades de EE.UU. y Canada. Por ahora, ciudades como Boston y Filadelfia han mostrado interés en exhibirla cuando su singladura en Nueva York concluya el próximo 11 de octubre.

Portadas del alma

Una de las dos paredes principales de la exposición está empapelada con las portadas diseñadas por Estrada y su estudio. Son precisamente esas portadas el trabajo del que Estrada está más orgulloso, aunque confiesa que mantiene una relación ambivalente con ellas. «Les tengo mucho cariño, pero a la vez me dan muchos dolores de cabeza porque les dedico muchas horas», explica el diseñador. Ese gran consumo de tiempo se debe a que antes de diseñar una portada, Estrada se obliga a leer el libro al que acompañará. A pesar del coste en tiempo, Estrada reconoce que esta forma de trabajo «es un gran placer», porque disfruta enormemente leyendo.

De todas las editoriales con las que trabaja, Estrada le tiene un especial afecto a Alianza Editorial , una casa con la que el diseñador Daniel Gil trabajó hasta su muerte. Cuando Gil falleció, Estrada no quiso aceptar de primeras el puesto que su amigo acababa de dejar vacante porque Gil era «brillante» y pensó que a él «lo iban a crucificar». Sin embargo, cuando Alianza Editorial volvió a ofrecerle el trabajo un tiempo más tarde, Estrada no pudo negarse.

Aunque la mayoría de los diseños de portadas de su estudio son el fruto del trabajo de equipo, Estrada explica que supervisa de cerca cada una de ellas. Gran parte de este proceso de delegación se debe a que no le gusta diseñar con el ordenador , así que prefiere que su trabajo se mantenga en el mundo de las ideas, mientras que sus compañeros las ejecutan. «En el ordenador todos utilizamos los mismos recursos. Alejarse del ordenador y de internet beneficia mi creatividad», añade.

Un viaje a través del trabajo de Manuel Estrada

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