«Retrato del general Ricardos» de Goya se instala temporalmente en la Academia de San Fernando
El lienzo, un retrato del general Ricardos, ha sido cedido durante un año por por la Marquesa viuda de la Motilla y sus hijos

La Academia de Bellas Artes de San Fernando tiene un nuevo inquilino. Se trata del «Retrato del general Ricardos» de Goya, pintado en 1794, que durante un año -prorrogable- colgará en una de las dos salas que esta instución dedica al pintor de Fuendetodos: «la sala de los encargos oficiales», matiza Mercedes González de Amezua, conservadora jefe de la Academia. Con esta son trece las obras realizada por el artista que se pueden ver en la Academia.
La obra, que tiene unas dimensiones de 225 x 150 centímetros, ha sido cedida por un coleccionista particular, la Marquesa viuda de la Motilla y sus hijos, con residencia en Sevilla. Familia a la que el lienzo ha pertenecido «por herencia», pasando de «generación en generación»
Aunque el cuadro se ha podido ver en alguna muestra temporal, como la organizada en 1992 bajo el nombre «Goya y los españoles», y, más recientemente, en una muestra que viajó a Berlín y Viena, es la primera vez que se podrá disfrutar de ella «de una manera continuada», indica González de Amezúa, fuera de los muros familiares.
De pie y acodado sobre un cañón, viste uniforme de capitán general con las grandes cruces de Carlos III y de Santiago. En palabras de su viuda, Goya supo reflejar no sólo sus rasgos, sino la expresión de su alma. El artista de Fuendetodos pintó otro retrato del general, sentado y hasta las rodillas, que se encuentra actualmente en el Museo del Prado y del cual hay sendas copias en la Fundación Selgas-Fagalde (Cudillero, Asturias) y en el Museo Walters (Baltimore, EE.UU.).
Brillante carrera militar
Nacido en Barbastro (Huesca) en 1727, Antonio Ricardos hizo una brillante carrera militar, cultivando además la poesía y la música. Perteneció a la Sociedad Matritense de Amigos del País y a la Compañía de Filipinas. Impulsó reformas en el ejército; esto le valió ser interrogado por la Inquisición en 1778 y alejado de la corte.
Durante la Revolución francesa se le encomienda el control militar de la frontera. Con la muerte de Luis XVI en la guillotina (enero de 1793) estalla la guerra del Rosellón, y Ricardos, capitán general de Cataluña, derrota a las tropas francesas en Masdeu y Truillás. Regresa a Madrid a comienzos de 1794, fechándose en ese tiempo el retrato; pero fallece de pulmonía en marzo.
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