'Los Ángeles de Charles Manson', una guía turística por la ciudad de la revolución y el delirio
El libro propone un lisérgico recorrido por el caldo de cultivo en el que se cocinaron los macabros asesinatos de Cielo Drive
Charles Manson, el «profeta de Satán» que asesinó a siete personas con su secta de niñas pijas
![Charles Manson en 1969](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/06/19/manson2-R2P7TFm6HkFiwMRQzAiiZ9L-1200x840@abc.jpg)
¿Qué hubiera sido de Charles Manson de haber nacido en otra época, en otro lugar, o ambas cosas? Una singularidad como la suya hubiera encontrado la forma de hacerse notar en cualquier contexto espacio-temporal, pero seguro que lo haría de una forma muy distinta a cómo lo hizo en Los Ángeles en 1969. El caldo de cultivo donde se cocinaron los macabros asesinatos de Cielo Drive, con aquella mezcla de mesianismo hippie, seducción contracultural y jolgorio químico, convirtió su revolución en un delirio que a día de hoy sigue fascinando por igual a los amantes de la cultura pop y la criminología.
El libro 'Los Ángeles de Charles Manson' de Julio Tovar (ed Akal) utiliza los sangrientos sucesos de aquel verano como excusa para trazar una suerte de guía turística de la ciudad, en la que sus personajes y lugares emblemáticos se van sucediendo con el ritmo de la road-movie más desquiciada. Pasar cada página es como hacer chas y aparecer al lado del músico David Crosby en una fiesta en su casa de Laurel Canyon, del gurú del LSD Timothy Leary en una conferencia en la Universidad de Berkeley, del 'primer hippie' eden ahbez, que vivía bajo el letrero de Hollywood, o de la groupie Pamela des Barres en los camerinos de alguna estrella del rock.
«En la calle principal te encontrabas chavalas de Kansas haciendo auto-stop que te decían: «¡Hola músico folk-rock! Te limpiaré la casa y te follaré, y soy vegetariana y puedo cocinar cosas macrobióticas mientras te chutas heroína»», describe Kim Fowley, otro de los personajes esenciales de un momento y un lugar que según el autor del libro, eran «el marco perfecto para que un hipnotista esquizoide como Manson pudiera formar «su familia»».
Con una escritura tan caótica como magnética, Tovar presenta al lector a Ken Kesey, Abbie Hoffman, Philip K. Dick o Hunter S. Thompson, lo lleva de juerga al Whiskey A Gogo y al Trovadour, o a las mansiones de Frank Zappa, Mama Cass, Love o los Beach Boys, cuyo baterista, Dennis Wilson, conoció a dos autoestopistas de nombre Patricia Krenwinkel y Ella Jo Bailey que le hablaron de un nuevo gurú en la ciudad llamado Charles Manson. No tardaría en caer él mismo bajo su hechizo: en cuanto le conoció personalmente empezó a llamarle 'el mago'.
Y es que según cuenta Tovar, uno de los personajes esenciales en la historia de Manson es Dale Carnegie, que escribió un libro llamado 'Cómo ganar amigos e influir sobre las personas' que se convirtió en un manual de manipulación y control mental para un joven de familia disfuncional que no paraba de entrar y salir de la cárcel y que necesitaba un propósito en la vida, aunque fuera por el camino más perversamente ególatra. «El gran truco de Charlie era hacer creer a otros que la idea que les metía en la cabeza no era suya», cuenta Philip Kaufman, que compartió celda con él antes de convertirse en un afamado productor musical. «Él decidía quién haría lo que pretendía y, entonces, hablaba a una chica o cualquiera haciéndoles creer que era una idea de ellos. Lo hacía todo el tiempo, era constante. De esa manera, obtenía el poder sobre gente inocente».
Kaufman fue quien le consiguió a Manson el contacto que buscaba para cumplir su sueño de convertirse en estrella de la música. Era Gary Stromberg, de Universal, con el cual realizó una grabación sin éxito. Y ahí, en esa frustración está, muy probablemente, el ingrediente definitivo del plan homicida que acabó con la orgía de sangre del 8 de agosto.
![Portada del libro 'Los Angeles de Charles Manson'](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/06/19/cover-52576-U20125108660yGr-624x700@abc.jpeg)
Dennis Wilson, que llegó a acoger a 'la Familia' Manson en su casa de Pacific Palisades durante meses gastándose miles de dólares al mes en su manutención, le brindó su segunda y última oportunidad de fortuna y gloria ya que fue su enlace con Terry Melcher, otro productor con el que, esta vez sí, tenía que alcanzar el éxito sin excusas. Melcher llegó a visitar a la secta cuando ésta se mudó al rancho Spahn -un viejo caserón utilizado en series como 'Bonanza' o 'El Llanero Solitario', cuyo octogenario propietario se cobraba el alquiler en sexo- para buscar un posible éxito «y se sorprendió por cómo el ambiente de paz, amor y sexo estaba embriagado por una violencia latente en cualquier momento», escribe Tovar. «No volvería después del verano de ese año 1969. Cerradas sus puertas a la industria del pop, haciéndole luz de gas todos sus viejos amigos psicodélicos, Manson vio perder la poca razón que le quedaba inventándose conspiraciones y marabuntas raciales».
De ahí la elección de la casa de Cielo Drive para la ejecución de su plan de venganza. Se suponía que allí estaría Melcher, representante de los 'cerdos' que dominaban el negocio, pero en su lugar los acólitos de Manson se encontraron a la actriz Sharon Tate y otras seis personas, sobre las que descargaron toda la furia inoculada por su líder.
Pero esta historia es, hay que insistir en ello, una mera coartada para contar algo mucho más amplio. Tal como dice Timothy Leary sobre 'Los Ángeles de Charles Manson', esta obra «es un mapa a tu interior a través de la contracultura de la ciudad, cuyo propósito es permitir a una persona entender la realidad de la conciencia ilimitada y servir de cartografía para nuevos territorios interiores». Así que antes de empezar a leer abróchense los cinturones.
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