Ladrón de fuego
La voz como primicia
Pepe Domingo era la radio de su propio entusiasmo, y la voz llegaba siempre antes de lo que estaba contando, o celebrando
Pepe Domingo Castaño: nunca se te acabarán las palabras
Muere Pepe Domingo Castaño, leyenda de la radio española, a los 80 años
![Pepe Domingo Castaño](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/09/17/pepedomingo-R3XJiCPljNQLU5lNcMmvzgP-1200x840@abc.jpg)
Pepe Domingo Castaño viajó una Nochevieja, desde Galicia, a la conquista de Madrid. De aquella crucial noche inaugural cuidaba el recuerdo del hatillo de ilusión de su juventud, el recreo navideño de la Puerta del Sol, y acaso la despreocupada melopea que pilló, porque ... al día siguiente recordaba poco o nada de las primeras horas de recién llegado que dormía en pensión. Pero el recién llegado iba a tocar la gloria, con el tiempo, porque venía dopado del tesón de los aventureros, más el don de una voz donde navegaban la nitidez y el entusiasmo. Es sobradamente conocido su oficio de éxito en la SER, y luego el triunfo clamoroso en la COPE, hasta anteayer mismo, donde aupaba esa voz soleada que él tenía, una voz que vivía siempre en día festivo. Es sobradamente conocido, pero procede que conste.
Hizo también itinerarios de cantante, y algunos buenos programas en la tele remota, o no tanto. De él me emocionó siempre la voz, insisto, una voz que retransmitía fútbol, mayormente, pero que en rigor retransmitía el optimismo de Pepe Domingo, que anunciaba un detergente como quien acaba de ganar la lotería, o montaba alrededor de un gol un desastre de algarabías. La mañana, en un tiempo, tuvo dentro la voz de Luis del Olmo, y la tarde, en otro tiempo, llevaba dentro la voz de Pepe Domingo Castaño, que gastaba una voz de buena lámina y mejor pelo. Más allá de las crónicas, o los programas, Pepe Domingo era la radio de su propio entusiasmo, y la voz llegaba siempre antes de lo que estaba contando, o celebrando.
Ahí ancló su estilo propio, una huella digital, pero en voz, que nos trae el medio escogido, y no al contrario, porque en él ocurre lo que sólo ocurre en los grandes: la radio o la tele no les traen, sino que son ellos los que traen la radio, o la tele. La última vez que le vi fue en el programa de Carlos Alsina, y allí estaba Pepe Domingo dando la entrevista de los que no caben en una entrevista. Ni en un obituario, ni en un artículo, ni en un programa. De tanto no caber en nada, le sobró el apellido, incluso, porque Castaño era Pepe Domingo. Se fue sin dar un susto, porque su clima era la alegría. Sostuvo durante décadas la voz de optimismo como primicia.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete