Los agentes secretos del Vaticano
Contraespionaje informático, antiterrorismo, mediación internacional... La Santa Sede tiene una red de 'espías' por todo el mundo, como el padre Quart de 'La piel del tambor'

El protagonista de 'La piel del tambor', la novela de Arturo Pérez-Reverte que el colombiano Sergio Dow acaba de llevar al cine, encarna la versión vaticana de 007. Igual que el mítico agente secreto británico, también el padre Quart deberá desenmascarar ... poderes ocultos y resolver un asesinato en una iglesia sevillana, moviéndose entre los corredores vaticanos y casas de la alta sociedad hispalense. En su caso, no dispara a las órdenes de su Majestad, sino con el permiso del Papa. Lo mejor de todo es que la realidad de lo que ocurre en el Vaticano es aún más apasionante. Leyendas aparte, los pontífices disponen sin duda del mejor servicio de información del mundo, gracias a una red de contactos que les mantiene al tanto de lo que ocurre y un equipo de nuncios que le posibilita intervenir cuando hace falta. Todas las ventajas del espionaje y ninguno de sus inconvenientes.
Por un lado, las decenas de miles de parroquias en todo el mundo son un observatorio perfecto de lo que ocurre en la realidad. A éste se suma la información que pueden enviar misioneros, misioneras y miembros de órdenes religiosas, presentes en lugares del globo 'fuera de radar', como zonas abandonadas de África y Asia, o rincones de Alaska y el Amazonas. Por otro lado, el Vaticano mantiene relaciones oficiales con 183 de los 193 estados que reconoce la ONU, y tiene embajadas permanentes en 107 de ellos. Los 'nuncios' representan a la Santa Sede ante el Estado y ante la Iglesia, y a diferencia de los demás embajadores no abandonan la sede diplomática ni siquiera en caso de guerra. Esto les convierte en un 'soft power' que actúa con la fuerza de la credibilidad.
Los 'nuncios' representan a la Santa Sede ante el Estado y ante la Iglesia y nunca abandonan la sede diplomática
En 2003, cuando estalló la guerra en Irak, el nuncio Fernando Filoni no cerró la nunciatura a pesar de los bombardeos sobre Bagdad. Tampoco ha echado el cerrojo el actual nuncio en Ucrania, Visvaldas Kulbokas, quien se quedó en Kiev cuando casi todo el cuerpo diplomático había abandonado la capital. Como resultado, los gobiernos y la población civil se fían de ellos, y los consideran buenos confidentes. En las embajadas del Vaticano, mientras que el nuncio ejerce un papel representativo, el número 2 o 3 suele ser un sacerdote muy inteligente, al que no se le escapa ningún detalle. La presencia de diplomáticos vaticanos es especialmente útil en tareas de mediación. Precisamente, hace unos días, durante la ola de protestas en Teherán, la policía iraní arrestó a la italiana Alessia Piperno, de 30 años, que llevaba desde julio en el país. Además de las gestiones del Ministerio de Exteriores italiano, el nuncio del Papa en Teherán está siguiendo de cerca su situación y se está moviendo discretamente entre los ayatolás, para que regrese lo antes posible.

En el Vaticano hay dos cuerpos de seguridad: la Guardia Suiza, que se ocupa de la protección del Papa y depende de la Secretaría de Estado, y la Gendarmería Vaticana, que en 2008 entró en la Interpol y vigila el territorio del Estado Ciudad del Vaticano, y da cuentas a su gobernador, actualmente el cardenal español Fernando Vérgez. Sus respectivos responsables son los comandantes Christoph Graf y Gianluca Gauzzi Broccoletti, que se posicionan a ambos lados del Papa en sus salidas públicas. Los agentes de la Gendarmería tienen formación en antidisturbios, y algunos han recibido adiestramiento en la academia del FBI en Quantico, Virginia.
Unidad antiterrorista
Teóricamente, las tareas de espionaje son competencia de la Gendarmería. De hecho, Domenico Giani, su comandante general hasta 2019, procedía de los servicios secretos italianos. Famoso por resolver las dos grandes operaciones de fuga de documentos reservados del Vaticano en 2012 y 2015, los llamados 'Vatileaks', pocos conocen la operación especial que acometió en República Centroafricana en 2015. Cuando el Papa Francisco anunció que visitaría su capital, Bangui, el gobierno francés se llevó las manos a la cabeza, avisó del enorme peligro que correría el pontífice, pidió que cancelara la visita y dijo que, si iba, sus soldados no estarían disponibles para protegerle. Entonces, el jefe de seguridad del Papa, ayudado por la Comunidad de San Egidio, viajó a Bangui y consiguió sentar en la misma mesa a representantes de los dos grupos armados enfrentados, los 'ex-Seleka' musulmanes y los 'anti-Balaka' cristianos. Allí mismo, les convenció para que firmaran un 'pacto de no agresión', en vigor al menos durante el viaje del pontífice. Y cumplieron su palabra.
La Gendarmería Vaticana se ocupa de las cuestiones delicadas. Dispone de una unidad antiterrorista, a petición del fiscal ha realizado en ocasiones escuchas telefónicas y colabora con fuerzas de policía extranjeras. El hecho de que el Papa sustituyese en 2019 a Domenico Giani por Gianluca Gauzzi Broccoletti, uno de los principales expertos italianos en ciberseguridad, da una idea de cuáles son las amenazas que hoy preocupan al Vaticano. Ya en octubre de 2015 fue «violada la seguridad» del ordenador del revisor general de la Santa Sede, en aquel entonces Libero Milone. Un sábado por la mañana detectó la 'intromisión': alguien encendió su PC durante 7 u 8 minutos e instaló un 'malware' para fotografiar los documentos y transferirlos a otro ordenador.
MÁS INFORMACIÓN
También en 'La piel del tambor' un 'hacker' consigue entrar en el ordenador del Papa y le deja un misterioso mensaje. Quizá la ficción está más cerca de lo que parece de la realidad.
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