Adiós a los sujetadores: móviles, cenizas de muertos, consoladores... los objetos más bizarros que se han tirado al escenario de un concierto
Los recientes episodios vividos por Pink o Lil Nas X demuestran que ahora son los fans los que quieren dar la nota... y artistas como Adele han dicho basta
La respuesta viral de Rosalía tras ser golpeada con un ramo de flores durante un concierto: «Si sois tan motomamis...»
![Lil Nas X, tras recoger el consolador entre el asombro y las risas de sus bailarines](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/07/03/lilnas-Rh855ntCweyn1jljKpo5KUO-1200x840@abc.jpg)
Durante muchos años, décadas o incluso siglos, los únicos objetos que se lanzaban desde el público de un concierto hasta el escenario eran las flores (o los tomates, si la noche se daba mal), ya fuera de una en una o en forma de ramos. Pero el frenesí sexual del rock'n'roll introdujo un cambio revolucionario en este singular deporte, ya que desde los años cincuenta también empezaron a volar bragas y sujetadores.
Desde entonces se han arrojado todo tipo de cosas a las estrellas de turno, pero a ahora, en los nuevos años veinte, se está llegando al paroxismo con casos como el de Bebe Rexha, impactada por un teléfono móvil en plena frente, o el de Pink, a quien le tiraron las cenizas de una muerta, o el más reciente, de Lil Nas X, que tuvo que recoger del suelo el consolador que le habían lanzado mientras sus coristas se partían de risa.
¿Y cómo hemos llegado hasta aquí? La evolución del lanzamiento de objetos a los ídolos de la música popular es realmente fascinante.
El rock, como decíamos antes, es el género que desató esta locura. Conocidos son los episodios de lanzamientos de butacas en los conciertos de artistas que no dan la talla, pero no lo es tanto el de la lluvia de zapatos que cayó sobre los Rolling Stones el 24 de julio de 1978 en Anaheim (California). La banda no tuvo su mejor noche y la respuesta de un grupito de fans fue tirarles su calzado. Mick Jagger se cabreó, la banda dejó de tocar y él se plantó al frente del escenario y dijo: «¡Hijos de puta! ¡Si vais a tirar zapatos, los quiero todos!». Lo siguiente fue un diluvio de zapatos que hizo que los artistas tuvieran que abandonar las tablas para ponerse a salvo. Tras una pausa, salió un equipo de limpieza con grandes escobas para barrer los cientos de zapatos el escenario y los Stones volvieron para seguir tocando como si nada.
Durante un tiempo fue un clásico tirar animales vivos como los pollitos que lanzaron a Alice Cooper en el Toronto Rock 'n' Roll Revival de 1969, o el famoso murciélago que Ozzy Osbourne decapitó de un mordisco pensando que era de plástico, en enero de 1982 en el Veterans Memorial Auditorium de Des Moines, Iowa (ahora Community Choice Credit Union Convention Center). «Hay mucha gente rara en mis conciertos, es rock'n'roll», le dijo Ozzy a David Letterman ese mismo año. «Alguien arrojó un murciélago al escenario y pensé que era uno de estos de juguete, así que lo recogí. Mordí la cabeza de la cosa y de repente todo el mundo se volvió loco... Puedo asegurarles que las vacunas contra la rabia que me pusieron después no fueron nada divertidas».
Ha habido lanzamientos de objetos que directamente fueron intentos de agresión -imposible no recordar aquellos ladrillos que le tiraron a Ramoncín en un Viña Rock-, pero en el caso de One Direction, lo que le arrojaron durante una actuación en Nottingham en 2012 era blandito: un tampón.
Esta misma semana ha habido otra víctima de esta peligrosa moda. Se trata de la artista de country Kelsea Ballerini, a quien tiraron una pulsera que le impactó en la cara. Tuvo que suspender el concierto.
Lo que le ocurrió a la estadounidense Pink hace unos días en el British Summertime Festival Hyde Park de Londres se lleva la palma. Alguien decidió que era una buena idea tirarle una bolsa de plástico con las cenizas de su madre muerta en pleno concierto. «Espera, ¿esta es tu mamá? No sé ni cómo debo reaccionar a esto», preguntó la cantante sin poder salir de su asombro. Más tarde, en esa misma actuación, otro fan le hizo llegar un queso brie gigante.
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El último episodio de esta longeva pero cambiante moda lo ha vivido Lil Nas X, a quien esta semana tiraron un consolador en pleno concierto. El cantante se lo tomó con humor entre las risas de sus bailarines, no como Adam Lambert (el actual cantante de Queen), a quien le pasó lo mismo durante una gira de American Idol y reaccionó devolviendo el juguetito sexual al público de una patada.
Lil Nas X reacts to a fan almost hitting him with an adult toy onstage:
— Pop Crave (@PopCrave) July 2, 2023
“who put they p**sy on stage?!”pic.twitter.com/ZnXNdXwxi7
Adam Lambert: “Someone threw a 12-inch dildo at me...bounced on the floor once & then flopped there for a minute like a dead salmon.I kind of stopped for a second,& I was like ‘Ok, I have a mixed feeling of like horror,like anger that someone threw this heavy thing at me”
— DILAMBERT (@dianik_bg) June 24, 2023
my edit pic.twitter.com/I0ek1m8Jvk
La cosa se está poniendo tan seria que Adele ha dicho basta. En su último concierto, esta misma semana, se dirigió al público diciendo: «Os desafío a que me tiréis algo. Atreveos a hacedlo y os mataré».
Adele talks about concertgoers throwing things at artists:
— Pop Crave (@PopCrave) July 4, 2023
“I fucking dare you. Dare you to throw something at me and I'll fucking kill you.” pic.twitter.com/vy680y8ekm
Algunos incluso han llegado a perder los nervios, respondiendo violentamente al lanzamiento de objetos. Hace unos días, el cantante Denom recibió el impacto de un hielo y la tomó con un fan abriéndole la cabeza con el micrófono. Después pidió disculpas.
Durante el fin de semana Denom agredió un fan, abriéndole la cabeza tras golpearlo con un micrófono.
— 𝕲𝕽𝕴𝕹𝕯𝕴𝕹’ (@WhatsGRINDIN) July 3, 2023
Le acusaba de haberle lanzado un hielo. Posteriormente, el artista pidió disculpas: pic.twitter.com/oBG1Cny7KH
Por increíble que parezca, esta práctica no es exclusiva de la música popular. En 2017, un hombre de 64 años lanzó un teléfono móvil al escenario del Auditorio Nacional mientras tocaba la Orquesta de la Comunidad de Madrid. Cuando un vigilante de seguridad le invitó a abandonar la sala, el detenido respondió de manera agresiva y al final tuvo que ser detenido por la Policía Nacional. ¡Ni la música clásica está a salvo!
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