Adela Cortina: «Yuval Noah Harari se equivoca cuando dice que no tenemos libertad con la IA»
La catedrática de Filosofía Política publica el ensayo '¿Ética o ideología de la inteligencia artificial?'
'Nexus', de Yuval Noah Harari: ¿la IA otro ser diferente al humano?
![Adela Cortina es también autora de 'Aporofobia, el rechazo al pobre'](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/10/11/adela-cortina-kE3B-U6031831908236cH-1200x840@diario_abc.jpg)
La inteligencia artificial (IA) está transformando nuestro mundo a una velocidad exponencial. A pesar de que numerosos expertos han advertido sobre la necesidad de frenar su desarrollo para evitar daños a la humanidad, su avance parece imparable. El desafío está servido. En su ... nuevo libro, '¿Ética o ideología de la inteligencia artificial? El eclipse de la razón comunicativa en una sociedad tecnologizada' (Paidós), la filósofa Adela Cortina advierte sobre el riesgo de que la IA sea utilizada con fines ideológicos que puedan eclipsar el diálogo democrático y la razón comunicativa.
-En el libro afirma que hemos creado un mito sobre que las máquinas nos destruirán que condiciona nuestra sensación de alarma, pero tampoco es que tranquilice mucho que el Nobel de Física de este año (Geoffrey Hinton por 'machine learning') haya alertado de que es una «amenaza para la humanidad».
-Es una lástima perder los beneficios que podemos ganar por estar asustados, cuando lo que hay que hacer es ser prudentes y responsables. Pero, precisamente, si Hinton está trabajando en todos esos temas es porque le parece que aportan beneficios, porque si no sería un señor muy contradictorio. Ha recibido una gran cantidad de reconocimientos muy relevantes, tanto el Nobel como el de Fronteras del Conocimiento. Esos premios se dan a la gente cuando hace el bien, no cuando hace el mal, obviamente. Entonces, si estas personas investigan en ese sentido es porque están convencidas de que pueden reportar un beneficio a la humanidad si se utiliza bien, como todo en este mundo. Ya lo decía Aristóteles con el veneno, el que lo usa para matar es un asesino; el que lo usa para sanar, un médico. Hay que ir con mucho cuidado de no difundir estos mitos de 'frankenfobia'. La humanidad siempre ha querido progresar, lo cual me parece muy inteligente. Lo que hay que intentar es que siga progresando lo más que pueda y que lo haga para bien.
-Entonces no está de acuerdo con Harari, que en 'Nexus' alerta de su potencial totalitario.
-Yo le tengo mucho cariño a un capítulo de mi libro, el de la libertad, porque creo que es un bien precioso. Harari, a mi juicio, se equivoca radicalmente cuando dice que, como se recaban tantos datos de nosotros, nos mandan unos mensajes de qué es lo que tenemos que elegir. Me asombra cuando la gente dice: «Es que, claro, estamos tan presionados con la propaganda...». Es tan sencillo como no comprarlo, es que es de sentido común, no hay que ser premio Nobel. Cuando escribió Harari que no había libertad y que estábamos determinados, pues yo escribí este capítulo. Los seres humanos estamos muy condicionados por cómo nacemos, pero nos queda siempre una pizca de libertad con la que podemos elegir decir sí o no. Y luego dice que la IA tiene posibilidad de convertirse en dictatorial porque tiene información de todo el mundo. Pues digo lo mismo. La información puede ser para ser el dictador o para poder ayudar a la gente. Y también hay una gran cantidad de dictadores por el mundo que no utilizan para nada la inteligencia artificial.
-¿Y qué riesgos encuentra en que la IA se esté desarrollando con una democracia tan deteriorada?
-Estamos perdiendo cotas por cómo se está manipulando la palabra. No estamos en tiempos de posverdad, sino de posveracidad. La posverdad es una mentira emotiva para llegar a los sentimientos y así incidir en la opinión pública. Eso se ha intentado con todos los bulos de la historia. Lo contrario de la verdad es el error. Lo contrario de la veracidad es la mentira. Con el error, nos podemos equivocar y corregir. Pero si estoy viendo que alguien dice unas mentiras totales y eso no tiene ninguna consecuencia en la vida pública, evidentemente es que a nadie le importa ni la mentira ni la veracidad.
-En ese punto relaciona la hipnopedia de Huxley con el «hacer pedagogía» tan enarbolado por los partidos políticos españoles de hoy.
-Es que ahora, si a la gente no le convence algo, dicen: «Bueno, bueno, ya intentaremos hacer pedagogía y ya se lo aprenderán». La pedagogía no es eso, Dios mío, eso es hipnopedia, eso es intentar convencerles con esos argumentarios que se repiten hasta la saciedad. Me parece que es muy mal asunto y que encima la gente diga: «Bueno, sí, ¿y qué?». Creo que le estamos quitando importancia a las mentiras, a cambiar de opinión continuamente... Y ahí hay una cosa que dijo Toqueville que me parece genial: «Los hombres temen más al aislamiento que al error».
-Muy relacionada con la parte del libro en la que apunta que la ideología 'woke' está en el origen de la cultura de la cancelación.
-Eso sí que es muy peligroso porque todos queremos ser bien acogidos. ¿Cómo no? La autoestima es una de las necesidades básicas de los seres humanos. Cuando te practican la cultura de la cancelación, te hacen el vacío, no te dejan hablar en una universidad, no te dejan escribir, no te dejan expresarte y, además, borran todo lo bueno que hayas podido hacer, sea lo que sea. A mí eso me parece verdaderamente inmoral y también criminal.
-¿Y cómo cree que podemos, si podemos, revertir este proceso de perversión del lenguaje? Porque también están los algoritmos que solo nos envían contenido que apela a la emoción.
-La emoción se instaló en el cerebro primero que la razón. Entonces, se trabaja para transmitir mensajes que convenzan a través de la emoción, no a través de los argumentos. Así llega un momento en el que decimos: «¿Y por qué estamos tan polarizados?». Claro, es que además la IA puede potenciar esto hacia el máximo. Por eso creo que es lo que hay que revertir y hay que cuidar la palabra, porque está absolutamente prostituida. Siempre dedico un capítulo a la educación porque creo que, efectivamente, hay que intentar educar una ciudadanía madura, responsable, autónoma, y eso hay que empezarlo desde la escuela y desde la familia, y que no se dejen embaucar.
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